Luego de un par de días posteriores al del incidente, Kaizer despierta en su dormitorio donde duerme junto a muchos estudiantes sin padres ni familia siquiera, pero varios edificios lejos de donde viven Kamata y Megumi. El chico se cambia, lava sus dientes y desayuna como siempre dentro de la habitación individual. Parece estar tranquilo, pero por dentro lo que ocurrió con Kamata en el día anterior resonó muchísimo en él. Ya de por si es caótico pensar que los nobles se muevan con esa impunidad, amenazando, lastimando e intentando matar si es necesario.
Todo es demasiado cruel pero no es algo inusual en un momento donde los blancos y negros son a veces difíciles de marcar, dejando grises en la humanidad de muchas personas como es el caso de Doncaster, del que no se comprende su intención verdadera. Su pasividad frente a los nobles, pero también el que odie lo injusto que es, no muestra en verdad lo que realmente quiere hacer.
Desde la perspectiva de Kaizer, alguien que no sabe cuan cruel es el mundo, la actitud del director puede ser cuestionable, pero eso no lo hace malvado sino alguien que busca un equilibrio en un continente que constantemente se encuentra fragmentado en muchos poderes ya sea los cuatro grandes, las leyes vivientes, los nobles, el gobernador de ciudad central, facciones también internas como los pueblos samuráis, geishas, así como los piratas del sur o los montañeses en el norte. Antares no es un sitio homogéneo y por eso la unidad es imposible en tal era.
Después de un gran desayuno, el chico camina rumbo a la academia que queda a pocas cuadras en un día tan fresco y nublado que está más entusiasmado por acabar las clases y dormir un poco más pero no es tan sencillo ya que según el calendario toca las clases de fortalecimiento con Olympico y sabe cuan duro es con ello. Aun así, es posiblemente la asignatura que mejor se le da con su capacidad física gracias al entrenamiento que Kaizer logró en los años como aprendiz de panadero.
En el camino se encuentra con Megumi, quien lo tumba de un abrazo y gritos entusiastas como usualmente hace al verlo a él, o a Lucian o a Kamata:
—¡Kaaaaaaaiiiizzzzzzzzzzzzeeeeeerrr! ¡¿Cómo estás?!
—Auch, auch, auch. — se queja Kaizer— Buenos días. Todo bien ¿y tú? — se pone de pie y ayuda a Megumi a levantarse.
—Gracias. Estoy bien, un poco agotada pero después de un desayuno nutritivo estoy más que lista. — levanta su brazo para mostrarle con su delgado brazo sus músculos.
—Jajaja, si, eso veo. No veo a Lucian, usualmente me lo encuentro en el camino, pero es extraño que no esté por aquí. — dice Kaizer mientras ve a los alrededores y no encuentra a su amigo.
—Si, eso es extraño. ¿Le habrá pasado algo? — pregunta Megumi.
—Quizás esté enfermo. — responde el joven al recordar que previo al examen lo notó realmente extenuado y a punto de colapsar de los nervios. Ciertamente una actitud exagerada ante un simple simulacro de examen, pero Lucian no se lo tomó así y estuvo estudiando mucho tiempo incluso sin dormir.
—Si supiéramos donde vive podríamos ir a visitarlo. — dice Megumi con gran preocupación.
—Por ahora solo podemos esperar a verlo mañana. — Kaizer aferra su mochila a su hombro y sigue caminando— Ven, tenemos una clase difícil hoy. — añade.
—Haaaa. — suspira agobiada— No me lo recuerdes. Odio las clases del profesor Olympico. No es que me desagrade, pero…odio los entrenamientos físicos. — se queja Megumi.
Por detrás, una sombra les toca la cabeza, produciendo en los dos estudiantes una exaltación tan brusca que Megumi grita asustada y Kaizer se aparta a un lado y pone en guardia frente a ella para protegerla.
No muchos se pondrían en la línea de pelea para proteger a alguien, pero instintivamente Kaizer no solo reaccionó rápido, sino que se interpuso entre su amiga y quien está acechando. Sin embargo, no hay peligro alguno pues quien se encontraba detrás era Olympico con una grata sonrisa y algo avergonzado por haber cometido tan infantil gesto de tocarles la cabeza sin pleno aviso. Cualquier habría considerado eso como intento de secuestro:
—¡B-Buenos… ¿días?! — Olympico se rasca la mejilla con una sonrisa incómoda al ver las miradas hostiles de ambos estudiantes.
—Casi me da un infarto profesor. — lo regaña Megumi.
—Podrías haber sido más delicado. — agrega Kaizer a lo que su compañera dice.
—Yo…me disculpo por eso…— ante los regaños de sus estudiantes, Olympico se agacha a un costado muy deprimido. — Perdón si no soy Hiroshi ¿saben?
—Todavía sigo pensando si en verdad es nuestro profesor de fortalecimiento. — duda Megumi.
Uno de los encargados en la entrada de la academia los recibe con una actitud muy protectora pero también critica hacia los profesores que no se ven fuertes o ejerzan correctamente sus labores en la institución. Al ver llegar a Kaizer, Megumi y Olympico, les da la bienvenida a los chicos y mira al asesino con rostro deprimido e inmediatamente suelta una crítica mezclada con aliento algo disimulado en referencia a un gran logro en la juventud del profesor de fortalecimiento:
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Editado: 23.10.2023