Academia de Asesinos Volumen 1

Capítulo XIX: Fiesmeros. El culto de las mascaras

En el norte de Antares, pasando las aguas heladas y llegando hasta el continente conocido como "Midosgard" se encuentra una nación en constante guerra y levantamientos la cual perdió su nombre ante tantos cambios políticos por lo que es tan seguro que nunca se sabrá nada de la historia de su fundación o lo social.

Allí se formó un culto que también funcionaba como una antigua religión entre los primeros colonos que llegaron al territorio.

Se los conoce como el culto a las máscaras y a su alrededor existen historias místicas y misteriosas donde se dice que las máscaras que portan sus miembros y seguidores es su alma materializada en un bello artículo. Dentro de este culto existen grupos que siguen las ideas de una manera pacífica y llevan la palabra de sus enseñanzas a través de escritos sagrados a lo largo de todo Midosgard pero también los hay quienes llevan a un extremo radical y salvaje. Solo aquellos de voluntad fuerte y apatía pueden lograr llevar más allá del continente ese culto y el nombre que lleva ese grupo es de "Fiesmeros". Peligrosos hombres y mujeres llevan con salvajismo esas enseñanzas y también venden sus servicios como agentes de muertes, matando, secuestrando y hasta desestabilizando naciones pequeñas. Muchas veces son reclutados por otras naciones para no ensuciarse las manos.

De cualquier manera, hace quinientos años una acción en conjunto por parte de varias naciones optó por eliminar a la gran nación que dio origen a los Fiesmeros y todos sus miembros que se contaban de a miles. El saldo fue peligrosamente alto dejando a la población diezmada y dando origen a un nuevo país libre de ese culto, pero con conflictos internos igual de desestabilizantes que la que dio hogar los Fiesmeros.

En la actualidad el culto sobrevive gracias a supervivientes que consiguieron escapar a otros continentes, pero quienes más siguen el camino de las máscaras sin aquellos que prestan servicios de terrorismo ya sea ataques a funcionarios o personas importantes para los gobiernos, secuestro y asesinato de nobles, trata de personas, así como tratos con otros territorios en los cuales fundaron sus sedes y actualmente cuentan con varios cientos de miembros de naciones en las que escaparon. Enemigo o aliado de los mercenarios, eso es algo que no se está seguro.

 

***PARTE II***

 

Durante los siguientes días en que los alumnos disfrutan las vacaciones de invierno, Kaizer, Lucían y Megumi pasean por Pumbakar entre las calles comerciales, observando vitrina con artículos, comida y ropa, deseando poder comprar algo de eso. En particular Kaizer, quien se imagina comprando una pulsera y entregándose lo a Megumi. Ella esbozando una gran sonrisa y envolviéndolo entre sus delgados y dulces brazos. La voz de la chica lo despierta de su inocente sueño:

 

—¿Kaizer? —lo agita un poco del hombro—¿Kaizer?

—Ah, perdón es que yo pensaba. —dice Kaizer con una sonrisa vergonzosa. Mira a un lado y hacia el otro— ¿Lucían?

 

Megumi le señala dentro de una tienda de panes y tortas:

 

—Dijo que quiere comprar. —Megumi baja el dedo índice y mira las tortas con mucho interés.

—¿Huh? Bueno. —responde Kaizer.

 

Lucían sale del local con una bolsa de madera y dentro de allí saca tres pedazos de pan de queso con corteza amarilla y nueces en su interior.  Se lo entrega a cada uno:

 

—Ten Kaizer. —le es en la mano el pan. Se acerca a Megumi y le dice—Para que sepas, Kaizer me envió a comprar esto y en especial este para ti. Creo que hace tiempo querías este pan de queso así que me pidió que te trajera el más grande. —guiña el ojo a su amigo.

—¡¿Qué?! ¡¿qué?!—Megumi mira a Kaizer— M-Muchas gracias. — mueve sus ojos y su rostro queda en color rojo.

—Lucian ¿qué acabas de decir? —Kaizer se queda mirando a Lucian en un estado de confusión.

—Tranquilo amigo yo te ayudaré.

—No tengo dinero. —piensa Kaizer.

—Te dije que yo me encargo. No te preocupes por el dinero. —le sonríe y asienta con la cabeza.

 

Intercambian miradas como si estuvieran conectados telepáticamente frente a Megumi, que se queda en silencio comiendo su pan y pensando:

 

—Chicos, no los entiendo no muchas veces.

—Ahora ¿Dónde quieren ir? — pregunta Lucian.

—Hay un local nuevo que es cafetería. ¿Quieren ir? — propone Kaizer.

—¡Oye, oye! No traje tanto dinero. — lo mira Lucian en silencio.

—Ya sé, pero…—sonríe malicioso— como dijiste que ibas a invitar.

—Bastardo tramposo. — sonríe incómodamente, pero dándose por vencido al ver que sus palabras se dieron vuelta en su contra.

 

Megumi vuelve a quedarse mirándolos, confundida y tomándose la cabeza:

 

—Estos dos. — se queja en silencio.

 




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