No hacía falta para que Hiroshi vaya a Leivertim, porque el rastro de caos llega a una pequeña población campesina de al menos cincuenta personas. Sus restos ahora descansan sobre el campo quemado y la sangre seca que se fundió con la tierra húmeda por la llovizna de la madrugada.
Hiroshi confronta a Kazumayo por tal terrible crimen contra la humanidad:
—No había necesidad de esto y, aun así, incluso mataste a niños inocentes. ¿Cuál es tu maldito problema, Fiesmero?
—Por fin dices las cosas por su nombre. Alguna vez me preguntaste ¿Que era yo? Pues la respuesta más sencilla es que me encuentro en el perfecto límite de ser mercenario independiente y un Fiesmero no reconocido pero que es necesitado por el culto. —explica Kazumayo.
—...—Hiroshi no se inmuta, pero cae en la cuenta de que el culto es demasiado cerrado para que alguien que no haya nacido en su seno pueda tener esas habilidades por lo que surge una pregunta—¿Qué fue lo que hiciste?
—Lo que siempre estuvo a mí alcance. —sonríe Kazumayo—Nunca estuve atado a nada ni nadie.
Bajo un velo siniestro que lo sobrevuela, Kazumayo sonríe y sigue su explicación:
—Solo tuve que asesinar a un cierto miembro para formar parte de ellos. ¿Sabías que al asesinar a un miembro del culto puedes arrebatarle sus habilidades de máscara? Bueno en realidad eso no es para todos. Si no conoces correctamente la técnica puede resultar inútil.
—Eres un enfermo. Sacrificar tantas vidas ¿Por nada? Tiene que ser una broma de mal gusto. —Hiroshi mira los restos a su lado y se llena de impotencia.
—Si te sirve de consuelo esos niños que están muertos son retrasados o con problemas físicos. No necesitamos fallas humanas. En este negocio buscamos el mejor artículo...—Kazumayo levanta la mirada y ve a un Hiroshi, cegado por la ira, saltando sobre él con la espada apuntando a su cuello.
Kazumayo lo esquiva a duras penas y retrocede hacia sus subordinados que rodean al asesino:
—Oye, oye ¿Enserio? ¿Atacando sin pensarlo y enfurecido? No es muy propio de un profe-
Hiroshi vuelve al ataque con una velocidad inmensa y le da una patada al estómago que lo mando a volar contra una de las cabañas aun enteras.
Ninguno de los Fiesmeros presentes ataca, lo cual le resulta extraño a Hiroshi. Tampoco la información sobre el culto es suficiente como para entenderlos mejora y eso es gracias a qué su base y los movimientos que constantemente hacen en los continentes siempre son sigilosos y con estrictos códigos de negociación y cumplimiento de los contratos. Al final las costumbres del culto son diferentes a las de antaño donde el contratante debe ser digno según el criterio Fiesmero.
Kazumayo resurge de entre los escombros con su máscara solo hasta la mitad debido al impacto.
Entonces Kazumayo es quien confronta ahora a Hiroshi, pero con una demostración de palabrerío poco usual en él, según lo que recuerda el mismo asesino:
—Bueno, no me esperaba que un golpe así fuera tan fuerte pero no es como si me tomase por sorpresa. Oye, tengo una pregunta para ti. ¿Crees que con lo que hagas aquí vaya a cambiar algo? Entiendo que busques información y estás descubriendo cosas interesantes si se quiere.
—Ve al grano Kazumayo. —replica Hiroshi.
—Lo que escuchas. Venir hasta aquí solo para seguir encontrando muerte y luego caer en la cuenta de que no será ni la primera no la última vez que veas algo así. Tendrías que entender que ni esos mocosos que desean educar y proteger quedar fuera de toda esta porquería. Es decir, el mundo está podrido hasta la médula y no puede ser que no lo estés viendo. —dice Kazumayo, intentando convencerlo a Hiroshi de la dura realidad.
Hiroshi baja por un momento su espada y se replantea muchas de las cosas que está diciendo Kazumayo, les cuáles resultan ser tan reales como crudas en un mundo que a su parecer no es solo blancos y negros.
Kazumayo sonríe al verlo dudoso a Hiroshi y prosigue con lo que dice:
—Vuelvo a aquella propuesta que te dije la primera vez que nos vimos. Tu talento y ahora experiencia serán más que bienvenidas. ¿Porque no te unes al culto? Tenemos un cliente bastante prometedor en el Sur de Antares y hace falta más gente como tú.
—¿Sur de Antares? ¿Te refieres a F-? —se sobresalta Hiroshi.
—Ahp, ahp. Hay un ritual o costumbre mejor dicho entre los Fiesmeros que trata de evitar decir la ubicación de los clientes. Pero si, es donde sospechas. —reconoce el Fiesmero.
—Ya veo. Entonces los rumores de que el nuevo mundo está en pleno movimiento. Jamás imaginé que ese territorio tan violento fuera a avanzar sobre aquí. —dice Hiroshi mientras levanta una vez más su espada delante de él.
—Ellos son de lo más complejo pero sus recursos son infinitamente superiores. Y viendo que no pareces tener interés sobre mí propuesta lo mejor es evitar continuar con esta conversación. —Dice Kazumayo, decepcionado e invoca su máscara entera.
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Editado: 23.10.2023