Academia de Asesinos Volumen 2

Capítulo XV: Los Cuatro Grandes

Dos días después, Doncaster es escoltado por solo Olympico y Lucy hacia la provincia de Letelia, muy cerca de las montañas más cercanas con el territorio del Norte. Allí se concentran pequeñas actividades mineras que comercian con los vecinos del norte, no es para menos ya que usualmente se sienten más identificados con la cultura de esa zona más que del oeste.

El viaje es sencillo y fluido, la ruta que lleva a dicha provincia tarde menos de un día en llegar, sin accidentes geográficos ni problemas con aldeas o posibles asaltos. Además, la carreta avanza en el medio de grandes extensiones de campos, pastizales y granjas por lo que se pueden transitar con mucha seguridad:

—¿No te sorprende que se haya decidido una reunión tan secreta? —pregunta Lucy.

—Si, y justamente Durias fue quien lo organizó. Seguramente es por el torneo. — responde Doncaster.

—Están demasiado preocupados por el torneo anual y no por la seguridad en Antares. ¿Por qué no me sorprende? — Olympico se indigna ante lo que cree es una falta de prioridad por las urgencias en el continente.

—Te sorprenderías respecto a cuan duro es ser director de academia. Además, no nos preocupa mucho el torneo, más bien es una excusa. — dice Doncaster.

—¿Una excusa? — pregunta Lucy.

Doncaster les indica con su dedo que se acerquen con cuidado y dice en tono bajo para que el conductor no escuche:

—Si bien el torneo es un acontecimiento muy importante para las academias y las relaciones entre los territorios, también es una excusa para encontrar a organizaciones criminales. Recuerden que el torneo es un flujo constante de movimientos de seguridad que deja a la ciudad desprovista de asesinos que cuiden y eso involucra también a dinero, esclavos, criminales entre otras cosas. — explica el director.

—El torneo es un medio para capturar a peligrosos grupos. Pero ¿a quién van a capturar entonces? Una reunión entre los cuatro grandes es un acontecimiento importante y se llevará a cabo en una provincia con pocos habitantes y escasos recursos. Hay algo mas ¿verdad? — dice Olympico.

—Hay pocas certezas ya que estos últimos meses nuestras redes de inteligencia se han mostrado débiles, pero hay movimientos en el bajo mundo y por eso querer actuar cuando ellos crean que el evento del torneo de academia esté en proceso. — dice Doncaster.

El carruaje llega a una villa minera, y encapuchados se dirigen hacia una de las casas de piedra cubierta por el humo que se impregna a la superficie de la roca.

En la puerta vigilan varios guardias locales, que fueron ordenados por Dekkman para que cuiden la reunión. Olympico y Lucy se mantienen detrás del director y una vez en la puerta, este les revela su identidad como aquel que rige en el oeste:

—Puede pasar excepto sus dos acompañantes. Por favor…—indica una casa en frente— si gustan en esperar allí. Los demás acompañantes están aguardando en aquel sitio. —dice el guardia.

—Vaya, solo es una reunión. — les dice Doncaster.

Lucy empuja levemente a su compañero y ambos se cruzan a la casa de enfrente para esperar a que la reunión pase sin ningún conflicto.

***PARTE II***

Los guardias abren la puerta, y allí se encuentran sentados alrededor de una mesa de madera los asesinos más fuertes del continente y quienes, junto con las leyes vivientes, poseen el poder más grande de toda la orden. Sin ellos como eje fundamental, la seguridad se vería comprometida. Lo mismo ocurre con las leyes vivientes ya que ambos grupos mantienen el equilibrio y seguridad de no solo la orden sino la sociedad antera de Antares.

En propias palabras de Doncaster, ellos son la última línea de defensa contra lo que amenace la paz, sea mercenario, esclavista, noble o lo desconocido de otros continentes lejanos:

—Veo que no envejeciste nada, Doncaster. — dice Dekkman mientras se pone de pie y le extiende la mano— Siempre es un placer ver a un veterano de las leyes vivientes.

—Lo mismo digo Dekkman. ¿Cómo están las cosas en el Norte? — pregunta Doncaster.

—Se podría decir que bien.

Doncaster intercambia feroces miradas con Deckardson, incentivado por las malas relaciones producto de su frenética rivalidad desde los torneos de academias donde por tres años seguidos se enfrentaron en representación del oeste y el este con una victoria para cada uno y empate sin ganador:

—Dios santo ¿pueden olvidarse de esa pelea? Ambos quedaron inconscientes. Al menos asuman que están en igualdad de condiciones. Además, pasaron más de veinte años. — dice Durias.

Doncaster ignora a Deckardson y abraza a su vieja amiga, Durias, actual directora de la academia del sur. Una de las que tiene mayor lógica en el grupo, no se guía siquiera por las tonterías de sus dos compañeros y es junto con Dekkman, una de las de mayor capacidad analítica y como punto en contra, es la más débil:

—Es un gusto volver a verte ¿Cómo está todo por allá? — pregunta Doncaster.

—Muy bien, gracias. ¿Tu como has estado? Supe que sufrieron un ataque a comienzo del año. Lamento no haber preguntado cuando nos comunicamos, no lo vi necesario por ese medio. — dice Durias, refiriéndose al ataque de Alexander.

—Descuida, por suerte se pudo solucionar sin víctimas. Estoy aliviado de ello. — responde Doncaster.




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