Academia de Asesinos Volumen 3

Capítulo III: La Medición de fuerza

En esa semana, la sala de entrenamientos se llena de estudiantes de primer año que fueron convocados por el profesor Olympico. Cuando llegan de a poco se encuentran con una enorme máquina que está siendo colocada por varios hombres fornidos junto a un enorme escenario donde se realizan anuncios.

Esa máquina presenta un diseño ovalado con una pantalla que cubre al menos la mitad del frente y la otra mitad es una especie de estructura acolchonada que fácilmente podría soportar golpes fuertes, y eso es precisamente su función.

Kaizer, Megumi, Kamata, Lucian y Maia se acercan hasta casi el frente de todo el grupo y ven que hay estudiantes de primer año de todo tipo sin excepciones. Bueno, no es como si la presencia de Lucian junto a ellos siendo alguien sin habilidades no fuera algo excepcional.

Olympico da un paso en adelante con micrófono en mano. Apenas acercar a su boca el aparato hace que un chirrido insoportable cause dolor al escucharlo:

—Lo siento, lo siento. – se disculpa el enorme profesor mientras palpa con su mano la entrada de sonido del micrófono y repite una vez más sus disculpas— Listo. Espero que estén bien. Como podrán ver nuestros amigos del este nos trajeron este aparato que es un medidor de fuerza. Lo que tendrán que hacer es golpear esta zona acolchada color rojo. Cuando lo hagan saldrán números en esta pantalla que representaría la fuerza física que poseen. Creo que eso es todo. Hagan fila y acérquense a la máquina.

—En verdad eres pésimo con el micrófono. – le dice Lucy.

—¡C-Cállate! – le responde avergonzado.

El primero en acercarse es Leon X del curso de Kaizer. Su actitud a comparación con principio de año se había vuelto muy arrogante, esto debido a que el rendimiento durante los entrenamientos sigue muy de cerca a los mejores, Kamata y Kaizer, por lo que su ego aumentó drásticamente en meses. Se para frente al acolchado rojo con enorme confianza y da un puñetazo. Olympico se asoma a la pantalla junto con el estudiante y ven como se forma los números que representan la fuerza del chico:

—De acuerdo, Leon X sacaste 70 de fuerza. El siguiente por favor. – anuncia Lucy mientras anota en su lista de estudiantes.

A medida que los estudiantes pasan y dejan su marca en la maquina con la mayor medición de Stephan, quien estudia en el curso paralelo al de Kaizer y compañía, con al menos 120 de fuerza.

Lucian y Kamata empiezan a pelear debido a que el tirador se burla de la baja estatura y que sería difícil que saque mucho más que 100 y de parte del espadachín afirma que superará con creces y deberá meterse sus palabras por donde no da la luz. Megumi los detiene al golpearlos en la cabeza:

—Son un par de tontos escandalosos. – dice Megumi con voz claramente molesta.

—Si ¿Cuándo dejaran de pelearse? – añade Maia con expresión de repulsión hacia sus compañeros.

—Lo sentimos. – exclaman ambos y de sus cabezas sobresalen chichones casi del tamaño de una pelota de tenis.

—¿Kaizer, estas bien? Te noto preocupado. – pregunta Megumi al ver tan serio a su amigo.

—N—No, no pasa nada, tranquila. – le sonríe.

La siguiente en pasar es Maia. Ella es alguien muy familiarizada con la medicina, debido a que su interés se inclina hacia ese lado y obtuvo en todos sus exámenes de química y tratamiento de hierbas medicinal con gran éxito al punto de sorprender a los mismos profesionales en la materia, pero en demostración de habilidad como velocidad, agilidad o fuerza, ni siquiera puede afirmar que sea considerada una amenaza para el enemigo.

Mira al frente y avanza a paso lento, tímida y tragando saliva con mucha incertidumbre. No es como si le preocupase obtener poco puntaje de su fuerza sino todo lo contrario, sacar mucho más y que Lucian la véase como un fenómeno o poco femenina:

—¿Lista? — pregunta Lucy al verla muy nerviosa

—Eso creo. – responde Maia.

—No te preocupes Maia, no dejaras de ser femenina. Demuestra que el poder físico no hará que dejes de ser una dulce y delicada señorita. – le guiña Lucy.

—¡Si! Es solo que no pude dormir nada. — asienta con expresión feliz.

—Tendrías que descansar un poco más y dejar de escabullirte por las noches a entrenar. — lo regaña ella.

—¿Qué? ¿Cómo es que?

—Kamata es tu compañero de habitación y me lo dijo.

—Ah…no me extraña. – imagina a Megumi presionando a Kamata para que le cuente.

Después de decirle eso, Maia retrocede su pie derecho, así como su puño mientras cierra los ojos e inhala todo el aire que puede.

En aquel instante, una leve e invisible brisa gira alrededor del brazo de la estudiante. Un fenómeno que solo Olympico y Lucy alcanzan a notar y que lentamente se va tornando en un débil color rojo.

Maia lanza su puñetazo y mueve un poco la máquina que de por sí es cinco veces el tamaño de la estudiante. Todos los presentes, incluyendo a los profesionales, se quedan sorprendidos con tal despliegue de fuerza de la estudiante. Cuando Olympico ve la potencia de la fuerza se voltea hacia Lucy:

—¿Cuánto es la potencia de fuerza? – pregunta Lucy.

—125 puntos…




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