La cafetería se cae a pedazos con el fuego devorando toda la estructura de la academia.
Kamata se pone de pie a duras penas y Kaizer hace lo mismo, pero con más dificultad. En lo que respecta al mercenario, es casi imposible que puedan ponerse de pie y dar pelea, pero frente a sus ojos incrédulos ellos dos logran tal hazaña:
—Son muy testarudos bastardos. Quizás fui demasiado endeble.
—Luchar por nuestra vida…haaa…no hay duda de que seguiremos así. —responde Kaizer. Su cuerpo se siente pesado y la respiración es intermitente.
—Hagas lo que hagas no me iré al otro mundo sin antes cortarte en pedazos. —añade Kamata.
Alexander deja de intercambiar palabras y se lanza al ataque primero contra Kamata, quien desarmado trata de defenderse de los puñetazos al interponer sus brazos de manera cruzada. Kaizer, por su parte, lo ataca al mercenario por detrás y da una débil patada al costado de la cabeza.
Antes de impactar es bloqueado por el brazo del mercenario y le devuelve el ataque con otra patada que le rompe el brazo y arrastra por el suelo hasta una de las columnas y golpea su cabeza, levemente, pero se abre una herida que derrama sangre por su rostro:
—Que molesto eres. En breve estaré contigo, ya te reunirás con tu amigo idiota. —dice Alex.
—Yo…
—¿Huh? —mira incrédulo como el chico se levanta torpemente, pero con una voluntad increíble digna de elogio.
—No voy a perder…—se marea con permanecer de pie y estando sofocado por el humo del fuego.
—Esto tiene que ser una broma. —piensa incrédulo al ver a Kaizer tan ensangrentado, pero de pie frente a él.
—¿No crees que es un error de novato ignorar a tu rival de hace momentos? —pregunta Kamata, quizás en un estado menos grave que Kaizer pero muy adolorido.
—Ah, no te preocupes por eso. Te eliminaré antes que a él. —se da media vuelta, clavando su mirada fijamente en el joven espadachín.
En un instante, Alex siente como arde tu cuerpo debido a todas las heridas recibidas a diferencia de Kaizer y Kamata, quienes no se han fijado plenamente de que, si se distraen y colapsan, no habría marcha atrás. El mercenario se tambalea gracias a los mareos que lo aquejan desde aquel golpe en la cabeza recibida por Kaizer. Ni cuando peleó contra el líder fiesmero sufrió tanto daño como para no poder continuar con su batalla.
Aquellos dolores significan para él una gran prueba de que debe olvidarse de eso y asesinar a esos dos chicos que en un futuro van a representarle muchos problemas, no solo a él sino a la orden mercenaria.
Ver que los chicos dan pelea es casi tan indignante como que no pueda aplastar a una mosca con la mano.
No puede evitar enfurecerse mientras que salta de nuevo a golpear a Kamata con ambos puños. Uno, dos, tres, cuatro, hasta diez puñetazos golpean a el escudo creado con los dos brazos cruzados al mismo tiempo que Kaizer se acerca y logra desbalancearlo de una patada a la espalda y luego otro golpe con su puño cerrado que da al costado superior de la cabeza.
Durante varios largos segundos intercambian golpes sin cuartel, todo para salvar sus vidas, de parte de los estudiantes, y bajo un sentido de venganza, por parte del mercenario.
Alex retrocede y eso permite que los aspirantes a asesinos puedan reagruparse y así planear una mejor defensa:
—Haaaa, haaa…son muy resistentes malditos. —reconoce Alex la insistencia de ambos por no dejarse matar.
—T-Tu dijiste…dijiste que eres hijo de Doncaster ¿Por qué traicionaste a la orden asesina? Se supone que protegemos y tu solo renunciaste a eso. —dice Kaizer.
—Te equivocas. Los asesinos son tan volátiles que pensar en que podrían hacer daño a inocentes de forma indirecta, resulta poco creíble ¿verdad?
—Pues claro, nunca podría pasar. —interrumpe Kamata.
—¿Cómo podrías estar tan seguro? —pregunta Alex mientras baja sus puños.
—¿Qué es lo que sabes? —indaga Kaizer para comprender las motivaciones de su enemigo y que es lo que pueden estar ocultando los profesores. La revelación de su conexión con Doncaster es la gota que rebalsó el vaso.
—¿Kaizer? — se sorprende Kamata de que tuviera interés en lo que dice el mercenario.
—Quiero escuchar que sabe.
—Pero es un maldito mercenario y quien sabe a cuantos asesinos eliminó.
—Lo se Kamata pero es nuestra única oportunidad de saber algo más de lo que nos dicen.
Kamata sigue confundido, pero al tratarse de su amigo y nunca haría algo que dañe a los suyos, entonces decide confiar plenamente en él y se queda en silencio esperando por la respuesta del traidor.
Alex no se queda atrás y mira con gran seriedad a sus rostros, y entonces frunce el ceño:
—Bien, si quieres saberlo.
—Di lo que tengas que decir.
—Como digas. Solo puedo decir que la orden asesina no es que se ha mantenido ingenua en los asuntos más retorcidos Antares, más bien las altas esferas fueron quienes han apoyado a esclavistas y nobles.
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Editado: 05.08.2024