Academia de Asesinos Volumen 3

Capítulo IX: Jóvenes en peligro

La noticia del incidente en la academia del oeste llega a todas partes de Antares en cuestión de horas. Estudiantes como profesionales son enviados a diferentes hospitales del oeste, aquellos con heridas graves o más comprometidos por el humo del incendio son enviados al centro médico de Pumbakar uno de los complejos más grandes del territorio con rápidos carruajes tirados por los caballos más adiestrados para tales casos de vida o muerte.

En ese mismo hospital es que envían a Kamata y Kaizer, mientras que Lucian, Maia y Megumi reciben un tratamiento para el humo inhalado. Gracias a que Lucian las llevó usando toda su fuerza posible pudieron escapar de las llamas y salvar sus vidas, pero la mayor preocupación se encuentra en el espadachín y Kaizer. Sus heridas son graves y Kaizer es quien se encuentra con su vida comprometida mientras que Kamata yace dormido en su habitación y con Olympico haciendo guardia en la puerta junto con varios asesinos más.

Para sorpresa de los médicos, Kamata se recupera con facilidad a pesar de que tiene varios huesos rotos y una ligera contusión. Tras un par de horas despierta y ve a Olympico a su lado:

—¡¿Kamata?! —se exalta el asesino y rápidamente corre en busca del médico.

Olympico y Doncaster hablan con el doctor Herver Riyuok sobre el estado de ambos estudiantes, destacando al espadachín y su enorme capacidad para recuperarse de tal brutal batalla:

—En verdad estoy muy sorprendido director Doncaster. Desde hace muchos años ejerzo como doctor y es la primera vez que presencio que un chico de su edad recupere la consciencia.

—¿Sus heridas como se encuentran? —pregunta Doncaster.

—Ese es otro asunto. El joven Kamata tiene dos costillas rotas, el hombro dislocado, una contusión leve contusión en la cadera y nariz rota. Sus heridas siguen ahí pero su capacidad para ignorar el dolor y despertar es lo que sorprende.

—Entonces estará un tiempo aquí. No creo que se lo tome para bien. Es un adicto a entrenar ¿sabes? —dice Olympico en tono de broma.

—Pues según parece no creo que vaya a estar mucho tiempo aquí. —responde el doctor.

—¿A qué se refiere doctor? —pregunta.

El doctor duda por un momento de contar sobre que sucede, pero tras intercambiar sinceras miradas y que merecen saber que sucede, decide entregarles los análisis tomados hace momentos.

Doncaster toma los papeles y empieza a leerlos sin éxito debido a su desconocimiento sobre términos médicos. Trata de buscar la segunda opinión y ayuda de Olympico pero este se encuentra en la misma situación, ambos no saben los términos usados en los estudios hechos a Kamata y Kaizer por lo que le devuelven los papeles y niegan con la cabeza en señal de que no comprenden nada:

—Ya veo, bueno, déjenme explicarles. —dice el doctor.

—Se lo agradecemos.

Entonces, unas voces femeninas y juveniles que retumban por los pasillos se acercan a pasos veloces. Maia y Megumi corren entre lágrimas de desesperación y Lucian las sigue por detrás.

Para darles calma, Lucy les había contado sobre el estado de Kamata y Kaizer pero cuando lo hace, Megumi rompe en llanto y entra en un estado de nervios completamente fuera de sí. Esa furia se traslada a su histeria y frenesí por autoflagelarse con las propias uñas y buscaba dañar sus brazos mientras gritaba por Kaizer y cuan inútil se siente por haber permitido que él esté en tal condición crítica.

Si no se hubiera quedado dormida no habría sido una carga para ellos, eso es lo que piensa echándose la culpa, pero nada de eso importa puesto que son horas críticas para ver cómo evoluciona el chico o decretar un coma.

Sus ojos están muy abiertos e hinchados por el llanto sin cesar:

—¡Por favor, dígannos donde están Kamata y Kaizer! ¡por favor! —suplica la joven.

—Chicas…—exclama Olympico.

—Me disculpo, pero ellas insistían en que querían saber cómo se encuentran. —dice Lucy.

—No, está bien Lucy. Son amigos y merecen saber la situación. No nos daría la cara como para ocultarles tal cosa. Sin embargo, creo que era necesario para evitarles la pena. —dice Doncaster.

—¡No me importa, quiero…quiero saber cómo está Kamata…y…! — lagrimas salen de sus ojos una vez más y con gran ímpetu— ¡quiero saber cómo está Kaizer!

Herver recibe la aprobación del director para que les cuente como se encuentra Kamata. En un principio sus reacciones son de alivio porque ya está consciente y tras haber comido fruta descansa bajo vigilancia y protección. Sin embargo, cuando explica la situación de Kaizer es cuando las cosas se ponen completamente difícil ya que el doctor cierra sus ojos y rasca su cabeza:

—Como decirlo…

—¿Doctor? —pregunta Lucy al verlo tan serio y desanimado.

—Desde hace unos minutos, de hecho, vengo de la habitación.

—Tranquilícese y díganos. —dice Doncaster.

—El estado del joven Kaizer es crítico y si no hay respuesta para unas horas decretaremos que ha entrado a un coma.

La expresión de Megumi se distorsiona como nunca antes se había visto. Las lágrimas siguen saliendo, pero su rostro es lo que preocupa a los presentes, quienes siempre la vieron con gran positividad y desbordante de buenos deseos para los demás ahora es pura amargura y tristeza, desazón y cuantos sentimientos destrozan su corazón. Maia y Lucian la socorren con un acogedor abrazo, pero no es suficiente para aplacar el dolor que la agobia por dentro.




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