Academia de Asesinos Volumen 3

Capítulo XVIII: La fuerza de los novatos parte II

Ansioso y a la vez que centrado en su pelea, Kaizer mantiene la mirada sobre el rival que le toca mientras esperan por la campanada. Vizkhan, un joven curioso que está dispuesto a saber sobre sus rivales siente la necesidad de preguntar cosas para conocer a Kaizer, y a su vez busca la debilidad con la que pueda vencerlo. Los rumores que rodean a Kaizer son lo suficientemente pesados como para no moverse precipitadamente como primera opción.

La campana suena con el pequeño empuje del martillo y allí se ven las caras a una distancia considerable, pero sin hacer nada, aún al menos:

—¿Tu eres el que enfrentó al mercenario llamado Alexander? —pregunta Vizkhan, llegando a incomodar a Kaizer por saber tanto acerca del asunto.

—¿Qué? —reacciona Kaizer, aparentando no entender a qué se refiere con eso. Se supone que sería un secreto protegido por parte de los mismos adultos y profesionales.

—No hace falta que disimules. Los rumores vuelan a los diferentes confines de Antares y se convierten en noticias. ¿Tu fuiste el que enfrentó a ese criminal? —insiste con saber la verdad acerca del rumor.

—Si digo que no ¿seguirías desconfiando en mis palabras?

—Claro que sí. Ningún rumor es en vano.

—Buen punto. Si, yo lo enfrente ¿Por qué la pregunta? —le responde para ver a donde quiere llegar.

Sorprendentemente Vizkhan tiene un buen instinto y descubre que lo que Kaizer oculta muchas cosas. Entonces se propone a indagar más acerca de ese hecho trágico que dejó muchas víctimas hace poco más de un mes:

—¿Quiénes lo enfrentaron además de ti o fuiste el único?

—No entiendo tus preguntas. Además, estamos en un combate, no hay tiempo para esto.

—Tienes razón. Aun así, este examen será muy interesante. —sonríe al saber que no solo fue un rumor y no evita sentirse feliz y emocionado.

El combate da comienzo con un cuidadoso ataque preventivo por parte de Vizkhan usando su enorme cuchilla como si fuera un abanico para tratar de desbalancear a Kaizer. Los fuertes vientos que se forman empujan a Kaizer y lo obligan a cubrirse con ambos brazos.

En respuesta, Kaizer desenvaina su daga y corre a un lado para evitar de nuevo ese ataque. Se desplaza velozmente hacia su lado más débil, el que sostiene tremenda y pesada arma. Sin embargo, se defiende con suma facilidad al agitar la espada y golpea al suelo para cortar el avance del chico del oeste.

Kaizer continua con su ataque fugaz y acompañado por veloces estocadas cortas, pero sin resultado. Lentamente esos ataques disminuyen cuando empieza a sentir el cansancio:

—Haaaa…haaaa, tengo que darle de alguna manera, pero esa gran cuchilla mide casi tanto como yo, pero Vizkhan lo manipula como si fuera una extensión de su propio cuerpo. No la tendré fácil además no ha usado su habilidad especial si es que la tiene. —piensa Kaizer mientras jadea.

—¿Qué sucede? ¿no puedes contra esta baratija? — pregunta Vizkhan mientras levanta y hace girar la cuchilla que en sí mide tanto como él o un poco más si se tiene en cuenta el mango.

—Oh, no pasa nada. Solo estoy pensando en cómo salir victorioso. —responde con una sonrisa dibujada en su rostro.

—Me alegro que tengas esa actitud. Hace que vencerte pueda ser disfrutable.

Kaizer asiente, aparentemente a gusto por la batalla. Entonces, pisa con firmeza el suelo y deja con mucho cuidado y a un lado su arma. Mientras, endereza su espalda y pone en posición de combate digna de cualquier arte marcial de oriente. Como representante del club de artes marciales es su gran momento de demostrar cuanto ha crecido como un fiel seguidor.

Vizkhan no espera a que su rival ataque, entonces aprovecha para usar arma como abanico.

Kaizer ajusta su respiración y se deja impactar con la fuerza de esa feroz ventisca. Cuando el viento lo golpea lo hace con tal impacto que en su cuerpo se empiezan a abrir pequeñas heridas cortantes. Tanto sus piernas, brazos y rostro se ensangrientan e incluso su ropa se ven rasgadas.

El horror en el rostro de Megumi es notable, la sorpresa de Lucian, la preocupación de Maia y el enojo de Kamata se hacen evidente:

—¿No tienen que parar esto? —pregunta Megumi.

—Kaizer no se ha rendido y dudo que lo haga. —responde Lucian.

—Pero esas heridas son cada vez más numerosas. —exclama Maia.

—No es conveniente interferir. —dice Kamata.

—Kamata…—lo mira Megumi.

—Se que no es lo mejor, pero dense cuenta que él dará lo mejor de sí. En este caso apostará por hacer lo aprendido en el club de artes marciales. Observen.

Desde un costado debajo de la plataforma, Durias observa cómo se da la batalla y para nada siente que su estudiante tenga la ventaja, incluso sospecha de la postura de Kaizer que cuando acaba ajustando su posición una señal automática llega al cerebro de la directora de la academia del sur, así como también Dekkman. Ambos, de alguna manera, se sienten estimulados por la presión que el chico ejerce a su alrededor:

—¿E-Enserio? Ese chico tiene apenas trece o catorce años, pero no es para nada normal que cause este nivel de intimidación. ¿Origen del invencible? ¡pero si es apenas un adolescente! ¿Qué clase de vida ha tenido antes de llegar a la academia? No…no pierdas la compostura. Es solo un examen, hay que procurar no exagerar ciertas cosas. —piensa Dekkman, sorprendido.




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