Academia de Asesinos Volumen 3

Capítulo XXII: La carrera de posta por eliminación

La carrera da comienzo con un sorpresivo y veloz inicio de Libia, aquella joven de gran porte muestra la velocidad con la que puede moverse a pesar de ello y sorprende a mas de uno de los presentes incluyendo a Megumi.

Después de varios metros recorridos y sacándole a Megumi una gran distancia, ve como se acerca lentamente el terreno boscoso donde dará comienzo a la verdadera prueba al enfrentar a tal difícil y desconocido territorio. Allí deberán de mostrar sus habilidades al recorrer varios kilómetros dentro y salir para permitir que sus compañeros puedan hacer su parte.

Al entrar al lugar, Libia baja su velocidad mientras que busca su arma, pero para su malestar no la encuentra en su espalda. Entonces, Megumi se asoma a su lado superándola en velocidad y con una sonrisa al saber donde se encuentra tal arma:

—¡¿Dónde demonios está mi arma?! —exclama Libia, desconcertada por no encontrar su preciado objeto de batalla en tal momento importante.

—Cuando estuviste en el sector médico…—se detiene Megumi— guardaron tu arma. Deberías ir a buscarlo— continua casi en susurro y el cierto tono de broma.

—Oh, ¿eres graciosa no? ¡maldita! —responde entre jadeos, debido a su comienzo tan arrollador empieza a perder oxígeno.

En lugar de usar su tan preciada arma, Libia opta por levantar sus puños y ponerse en guardia. Se acerca hacia Megumi y lanza varios puñetazos que a diferencia de la pelea que tuvieron en la primera prueba, están medidos para no lastimarla. A pesar de que su nueva amistad pesa, Libia está decidida a ganar y en respuesta Megumi esquiva rápidamente y toma ventaja de lo lenta que se ha vuelto la chica del sur:

—¡Deja de moverte Megumi! —grita histéricamente.

—¡¿Estás loca?! ¡¿y dejar que me golpees?!

—¡No te voy a lastimar como el otro día, pero déjame ponerte fuera de combate al menos!

—¡Es casi lo mismo!

Megumi se aparta a un lado cuando Libia lanza otro puñetazo que impacta en el tronco de un gran pino, y de esta cae una rama que se encontraba casi resquebrajada por la acción del tiempo. La rama cae de lleno sobre la cabeza de Libia y esta se desploma sobre el suelo con un enorme chichón y mirada estrellada. Megumi apartó la mirada cuando se produjo la acción tan violenta.

Preocupada, se acerca a Libia para ver cómo se encuentra:

—Libia ¿Libia? ¿estás bien? —agita a la chica sin ser muy brusca.

—V-Veo…llas…—murmura con dificultad.

—¿Huh? ¿Qué dices? —pregunta la albina.

—Es…llas…—repite.

—No entiendo libia. —acerca su oído a la boca de Libia.

—Veo…estrellas…

—¡Pfff, jajaja!

—N-No te rías…tonta…

—Veo que estás mejor.

—Ese fue un golpe…de verdad duro…

—Es verdad. ¿Qué quieres hacer?

—Rendirme está fuera de discusión ¿sabes?

—Si, no lo conté como opción. ¿Continuamos?

—Conoces la respuesta.

Megumi respeta la decisión de Libia y se pone en guardia. Un fino hilo de sangre cae desde la frente que curiosamente Megumi le había propinado esa herida hace unos días y que con el impacto de la rama en esa zona hizo que se abriera. No se da cuenta y disfruta del combate.

En ese momento, Megumi se da cuenta de que su pierna derecha le duele y es que cuando se aparta a un lado para evitar el puñetazo de Libia, se dobla el tobillo y además golpea la rodilla por lo que está muy limitada para moverse y teme no poder vencer a su amiga en combate ni en velocidad para el regreso hacia Lucian.

Libia nota que Megumi no ha tocado sus abanicos de batalla, prohibiéndose de una gran ventaja para el combate, entonces baja sus puños y pregunta:

—¿Por qué no usas los abanicos de batalla?

—Mis…abanicos…—sonríe al pensar en lo que haría Kaizer— Simplemente quiero apostar a mis puños. Eso es todo.

—Ya veo, entonces me parece correcto, pero ¿estás preparada para esto?

—No.

—¡Ja, eso es lo que me agrada de ti Megumi! ¡eres grandiosa y parece que no te molesta demostrarlo con acciones!

—Igual tu.

—Si, gracias por eso.

Corre hacia Megumi con ambos puños en alza y cuando llega hasta ella lanza un derechazo que es esquivado otra vez. Después de agotarse al correr casi dos kilómetros sin detenerse y el golpe de la rama hicieron que sus movimientos sean lentos y mucho mas torpes que antes. Además, la cantidad de obstáculos como árboles, arbustos y pequeñas elevaciones de terreno no son aptos para el combate cuerpo a cuerpo sino mas bien un terreno lleno de trampas.

De igual manera, Megumi aprovecha la zona accidentada para esquivar, moverse y hasta esconderse entre los arbustos y ramas más cercanas. Su capacidad atlética es superior a la de Libia, aunque en fuerza es otra historia.

Tras varios ataques, que incapaces no llegaron a su objetivo, Megumi aprovecha el agotamiento extremo de su rival y corre con todas sus fuerzas hasta alejarse completamente de ella.




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