Academia de Asesinos Volumen 3.5: El niño salvaje

Capítulo II: Mente despreocupada la de los jóvenes

En el presente…

Tras los exámenes finales y el ataque de Alexander, exactamente dos semanas después, la academia vuelve a ser reconstruida esta vez a gran velocidad debido a la necesidad de albergar a los estudiantes y formar nuevos miembros de la orden.

Indudablemente la irrupción de Alexander es crucial para que la orden tenga que acelerar el proceso y con las noticias de que la Legión de Mercenarios ya es un grupo recién formado pero que actualmente está haciendo desastres por donde quiera que vayan.

Actualmente los jóvenes estudiantes, profesores, directivos y asesinos profesionales que protegen a los residentes viven dentro del complejo de edificios que reemplaza a la Academia hasta su reconstrucción definitiva.

Junto a un enorme árbol que proporciona sombra fresca durante las vacaciones de veranos, largas vacaciones de casi tres meses, Megumi dedica todo su tiempo en la lectura de libros como literatura clásica de otras regiones, sobre todo las del Sur a las que considera como románticas y, a su gusto, muy placentera para su imaginación y por supuesto en conocimientos prácticos como al medicina aunque eso último se le da excelente a Maia, quien está a su lado leyendo manuales de medicina, aun cuando es para estudios más avanzados. No por nada son dentro del grupo de las más brillantes.

Por su parte, Kaizer y Kamata entrenan con el sol golpeando sus cabezas los movimientos para fortalecerse y mejorar la resistencia y velocidad. Megumi y Maia observan como se esfuerzan por mejorar día tras día y de a ratos les resulta irresponsable cuando hace tanto calor. Tendrían que estar disfrutando de los días sin clases como los demás estudiantes, pero la pelea contra Alexander les abrió los ojos sobre que siguen siendo débiles frente a enemigos que pueden superarlos e inclusive matarlos si lo quisieran:

—Cielos, estos chicos ¿Qué no se casan? Deberían disfrutar del día para pasear, beber alguna gaseosa o no lo sé, algo que hagan chicos de su edad. —se queja Megumi.

—Es verdad. Hoy abrió una heladería nueva que vende un gusto de helado basado en leche de soja, perfecta para cuidar la figura. —añade Maia.

—Suena delicioso, aunque preferiría un cono con cuatro gustos, chocolate, frutilla, vainilla y limón…—exclama Megumi con baba cayéndole de la boca.

—O-Oye ¿no crees que eso es demasiado? —pregunta Maia exaltada.

Kaizer se detiene y camilla hacia ellas:

—Después de pelear contra Alexander sentimos que no pudimos hacerle frente ni con toda nuestra capacidad. Fuimos superados. Si lo piensas mejor, nada de lo que enfrentamos antes nos ayudó a mejorar. Fiesmeros, los nobles, ninguno se compara con Alexander. El resulta ser la mayor amenaza para nosotros y la academia. —dice el chico.

—Mientras estamos aquí disfrutando de las vacaciones de verano, Alexander puede que ya esté moviéndose. Es justo el momento por el que tenemos que aprovechar y volvernos más fuertes. —dice Kamata.

—Además…si lo que dijo es cierto entonces el director tendrá que hacer algo al respecto. A fin de cuentas, es su hijo. —exclama Kaizer mientras se quita el sudor de la cabeza con una toalla.

Kaizer regresa a entrenar y Kamata lo reta a una carrera:

—Te apuesto a que puedo vencerte en una carrera hasta el siguiente árbol…justo el de allí… ¿Qué son? ¿100 metros? —señala el árbol bastante lejos.

—Creo que son 150 metros. —corrige Kaizer. —Bien, intentaré vencerte. —dice desesperanzado.

—¿Podrías tener un poco más de confianza? Venciste a Accard que no es un rival sencillo y también a Alexander, lo confrontaste. Además, aprobaste el examen final…con lo justo, pero lo hiciste. —le dice para darle mayor confianza.

—Supongo…es que…no lo sé…

—Vaya que eres un caso perdido. ¿Qué sería lo que te lleva a pensar así?

—Pues…—mira a Megumi y aprovechando que ella está absorta leyendo un libro de álgebra se acerca a Kamata y explica en voz baja—Desde lo ocurrido con Alexander, siento que he sido débil y ni pude proteger a nadie. En verdad deseo hacerlo, pero él nos mostró la enorme diferencia. Pudimos haber muerto en el incendio.

—Pero no morimos y la mejor manera, siempre, de mejor es entrenando. No te culpes por algo que no pudiste lograr y no eres nada débil. Fuiste más útil que yo, sabes. —lo anima dándole una palmada en la espalda al final.

—Creo que tienes razón. Haré lo mejor que pueda. —responde Kaizer con un poco más de ánimo. Sin embargo, el temor no lo abandona porque el no haber podido enfrentar al mercenario como hubiera querido y el peligro al que fueron expuestos sus amigos lo agobia.

En cuanto a Megumi, ella aún tiene recuerdos al borrosos sobre lo ocurrido, pero algo le dejó marcado del ataque de Alexander a la academia que acabó con el edificio completo en llamas y un par de muertos en el camino y es que el mercenario no les hizo daño y es como si en verdad no tuviera intención de atacarlas.

Lo cierto también es que las muertes no fueron ocasionadas directamente por el joven mercenario sino por el dióxido de carbono y escombros que cayeron desde el techo o explosiones.

De alguna manera, la joven piensa en lo que motivó a que no atacase a Lucian por la espalda estando vulnerable y tanto Kaizer como Kamata preocupados por ellas dos. La chica deja escapar un largos suspiro mientras cierra los ojos y también el libro que sostiene entre sus manos con tanto cuidado. Luego mira al cielo despejado y ve como el viento sopla por entre las hojas del inmenso árbol que da una gran cobertura contra los rayos del sol. Ella piensa:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.