Academia de Asesinos Volumen 3.5: El niño salvaje

Capítulo III: Lo que hay en el bosque

Por la tarde en la cafetería de la academia, los chicos se reúnen para conversar mientras los platillos van llegando. Platillos que van desde pastas, pizza, hamburguesa hasta ensaladas y comidas hechas a base de arroz, un alimento típico del este, en oriente. Las bebidas también abundan, yendo desde la sana agua hasta juegos.

Megumi, siguiendo las recomendaciones de Lucy, come vegetales y junto a ella, Maia también la acompaña con un vaso cada una de agua. Al parecer ambas intentan controlarse ahora que llega el verano y sueñan con ir a la playa en sus días de spa y ponerse bikinis, aunque la joven de cabello plateo solo lo hace para controlar su descontrolado metabolismo y por el que comer demasiado la lleva a disponer de poca energía. De cualquier manera, esperan ansiosas la llegada de ese día en que irán al spa a descansar.

Lucian y Kamata, a pesar de comer entre amigos, comienzan a discutir como siempre y en uno de los clásicos forcejeos acaban golpeando el plato de Megumi, quien disfrutaba de los vegetales y cae al suelo. Ella los mira con intensidad, ganas de matarlos, pero se calma mirando hacia el otro lado y en eso nota a un Kaizer pensativo:

—¿Te pasa algo Kaizer? —pregunta Megumi.

—…—se queda un momento en silencio y golpea con su dedo índice la mejilla. Luego lanza un suspiro y cuando todos se quedan callados y lo miran, él explica—Si, algo así, supongo. —responde tímidamente.

—Dinos. —pide Megumi preocupada por él.

—Chicos, hay algo que primero quiero preguntarles. —exclama el joven.

—¿Qué cosa? —pregunta Kamata.

—¿Creen que la academia está embrujada o algo?

—¿Huh? —dejan escapar todos al unísono.

—E-Espera un momento ¿Cómo que embrujado? —pregunta Maia.

—Como decirlo. Últimamente ¿no han notado algo extraño cuando están afuera de la academia? —Kaizer busca indagar más en el tema, pero al ver que cada uno pone expresión de confusión siente que es erróneo pensar que quizás les haya pasado algo sobrenatural.

Lucian permanece en silencio mientras lleva a su boca un pedazo de pizza y luego se pone serio, cosa tan rara en él y frente a todos. Ellos lo notan y reaccionan con cierta sorpresa:

—Yo…no sé si sea embrujado, pero en el pequeño bosque detrás de la academia me da muy mala espina. Cada vez que me siento junto a un árbol frente a al bosque, siento miradas desde allí. —dice Lucian.

—Exacto, me pasa igual. Siento que alguien me observa y desde lo que pasó en el examen final…es cada vez más recurrente esa sensación.

—Kaizer ¿Qué pasó en el examen final? —pregunta Megumi con una rara sensación.

—No estoy seguro, pero había alguien ahí. —explica Kaizer.

—En mi pelea contra Libia, se presentó una sombra pero que al verla mejor era alguien encapuchado con una capa hecha de pedazos de piel de animal. No alcancé a ver mucho más, pero…quizás sea lo que dices. —exclama Megumi.

—Un extraño sujeto, que aparece de la nada y defiende de un oso solo para luego desaparecer. Es todo muy extraño.

—Pues yo pienso que es algo producto de la imaginación de ustedes. En su momento por el enorme estrés y ahora porque están demasiado ansioso por lo que pasará el próximo año o quizás, sea consecuencia de ese maldito bastardo de Alexander. De cualquier manera, lo despedazaré si vuelvo a verlo. —dice mientras golpea el filo no cortante de su espada contra el hombro con expresión confiada dispuesto a defender a sus amigos.

Megumi no tolera que Kamata maneje la violencia como único recurso para vencer a enemigos o rivales. Desde su punto de vista se tiene que conversar siempre pero el espadachín ha forjado un carácter de guerrero que todo se basa en chocar armas y comunicarse con ellas para entender los sentimientos de los demás. Punto de vista que ella no comparte:

—¿Lo tienes que solucionar todo con espadas? —se indigna ella.

—Pues… ¿sí? Me manejo de esa manera. —responde.

—Hay otras formas, sabes. —dice Megumi.

—¿Tu como lo harías?

—Para empezar, deberíamos averiguar quien es. Tiene que ser algún estudiante o alguien que viva en algún pueblo cercano.

—Tengo entendido que hay un pueblo en el lado noroeste del bosque. Puede que allí sepan algo. —dice Lucian.

—Oh, por supuesto, en algún pueblo vivirá un sujeto que vence fácilmente a osos y que posiblemente sea alguien de nuestra edad. —Kamata se muestra reacio ante las posibilidades que proponen los demás. Para él es imposible que haya alguien así si el no tuvo jamás un contacto como si lo tuvo Kaizer o Megumi. Le cuesta creer en esos hechos.

—Eres terco, sabes. —se queja Megumi.

—Déjenme en el bosque un día y sabré de quien se trata. —apenas desenvaina su espada y Megumi lo regaña.

—¡No Kamata, no vas a cortar a nadie!

—Solo decía yo. No es para enloquecer. Aunque…eres aburrida Megumi.

—Podríamos preguntar en otros cursos si alguien ha pasado por eso o tuvo sensaciones de que alguien los observase. Estoy seguro de que podríamos conseguir información. Y como ultima opción ir a los pueblos cercanos. Incluso a la ciudad. —propone Kaizer.




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