Academia de Asesinos Volumen 3.5: El niño salvaje

Capítulo IX: Ese algo que no puedo explicarlo

Los rayos del sol anuncian el amanecer y debajo de ellos los animales inician sus movimientos. Los conejos salen a comer de la vegetación. Los insectos trabajan sin cesar. Los zorros corretean para beber agua.

Kaizer abre sus ojos cuando los rayos solares le iluminan el rostro. Allí se a Kamata, quien desde hace varias horas que está despierto y aprovechando que sus compañeros estaban dormidos, entrenó su cuerpo con aún la oscuridad en el bosque:

—¿Ya te despertaste? —pregunta el espadachín al verlo recién despierto.

—¿Qué hora es? —pregunta mientras raspa con sus muñecas los ojos.

—No lo sé, pero a juzgar por el sol creo que hace no mucho que amaneció. —responde Kamata.

El chico de mirada dragonoide se reincorpora. Kamata le alcanza una botella con agua para que se hidrate. Lleva el contenedor hacia su boca y da varios tragos. Le resulta extraño no ver por ningún lado a Lucian y Maia por lo que pregunta a su amigo:

—¿Lucian y Maia?

—Hace un rato se fueron a buscar algunas bayas y frutos. Hay que desayunar algo ya que no pudimos cenar.

—Ya veo.

—Kaizer.

—¿Sí?

—Necesito preguntarte algo.

—Suéltalo.

—Quiero que me expliques sobre eso que oyes voces en tu mente y nos estás guiando hacia ello. No me malinterpretes, te creo en lo que dices, pero ¿Cómo es que está sucediendo? No logro comprenderlo.

Si supiera Kaizer lo explicaría con mucha facilidad, pero es algo que le resulta extraño para él. Aún así intenta iluminar las dudas de su amigo a pesar de que quizás no sea la explicación que tanto busque.

Kaizer se pone de pie y camina hasta uno de los árboles cercanos a Kamata mientras bebe de la botella de agua. Luego se vuelve hacia el espadachín:

—No sabría explicarlo con total seguridad, pero se siente como si mi instinto o sentidos se potenciarán. Podría escuchar los aleteos de una abeja, ver a varios cientos de metros de distancia. Puedo encontrar a quien se oculta a decenas de metros o cientos.

—¿Una nueva habilidad latente?

—Es algo más que eso…creo.

—Suenas poco convencido.

—Si lo pensamos de esta manera no tiene sentido y a la vez sí.

Kamata no sabe cómo tomar esas respuestas, pero una sonrisa cómplice se dibuja en el rostro. No necesita nada más, él sabe de lo que Kaizer es capaz y puede seguir demostrándolo.

Kaizer cierra sus ojos, involuntariamente, y allí vuelve a suceder lo de las voces y sentir la presencia de dos personas y una de ellas tiene la voz de una chica a la cual reconoce que es Megumi. Pero no eso no es todo, hay varias presencias mas a varias decenas de metros acosándola.

Lucian y Maia llegan con sus ropajes llenos de frutos y bayas comestibles gracias a los conocimientos médicos de la chica. Antes de que pudiera hablar el tirador, Kamata coloca su dedo índice sobre la boca para callarlo. En cuanto lo ven de nuevo bajo ese trance dañino, Maia trata de socorrerlo, pero al ver que no grita e incluso parece calmado, no interviene. Al menos hasta que pueda entrar en sí.

Por suerte, Maia no se equivoca y Kaizer logra, finalmente y luego de varios segundos que parecen una eternidad, salir del trance:

—¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? ¿no tienes mareos o palpitaciones? —acude Maia. Kaizer niega con su cabeza y mira a cada uno.

—Estamos cerca. —exclama con voz temblorosa.

—Cerca ¿de quién? —pregunta Lucian.

—De Megumi. Ella está con alguien más. —dice Kaizer.

—Bien, eso nos facilita las cosas. Solo tenemos que seguir el camino a donde nos guíes. Vamos, sacamos a Megumi y matamos al infeliz que la está reteniendo. —dice Kamata mientras toca el manga de su espada. El arma le perturba la mente al buscar siempre sangre para empañar la hoja.

—No creo que la estén reteniendo. —enuncia Kaizer.

—Si hay otra persona con ella entonces ¿Qué podríamos esperar? —dice Lucian.

—Pude sentir varias presencias muy cerca de ellos. Creo que están intentando no salir porque serán emboscados. —exclama Kaizer dejándose llevar por una corazonada que puede ser verdad.

Kaizer mira a un costado al escuchar gruñidos de un animal grande. Kamata se percata de que algo se acerca y desenvaina su arma. Lucian y Kaizer hacen lo propio con sus armas y miran en dirección al este. Mientras tanto, Maia busca de entre sus pertenencias unos guantes que Lucy le obsequió para algo mas que ser la especialista en medicina. En las ultimas semanas pudo experimentar un incremento de fuerza impresionante que fácilmente la colocarían como la chica mas fuerte de su curso, aunque desea lo contrario:

—Megumi va a tener que esperar. —dice Lucian y apunta con sus armas de fuego al enorme oso. Este animal tiene decenas de cicatrices y una pronunciada que circula desde su ojo derecho hasta debajo de sus gigantescas fauces. No es un oso ordinario y la experiencia en combate fácilmente podría otorgarle el apodo de “el rey del bosque”, si no fuera por la presencia de Vorex en aquel lugar salvaje.




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