Vorex no desvía la mirada sobre Hiroshi ni por un instante. No siente pánico, tampoco temor ni odio, solo desconfía de aquel hombre que parece saberlo todo, aunque jamás intercambiaron fluidas palabras:
—¿Cómo estás de tus heridas? —pregunta Hiroshi, observando que el chico no porta tantas heridas como hubiera imaginado.
—Bien. —responde inmediatamente.
—¿Puedo sentarme en este tronco? —señala.
—Haz lo que quieras. No es mi bosque. —responde desconfiadamente.
Hiroshi sonríe un momento y camina hacia el tronco donde se sienta. Mientras, el chico lava sus cosas sin preocuparse por la presencia del espadachín:
—¿Haces esto todos los días? —pregunta Hiroshi para romper el hielo. Sin embargo, se siente como si la distancia fuera mayor.
—Si.
—Iré al grano. ¿Sabes porque estoy aquí o intuyes eso?
—Algo así, pero me resulta molesto que vengan a interrumpir mi paz. Estoy bien aquí. No necesito una niñera.
—Lo malinterpretaste. Vine aquí para reclutarte. Queremos que estés en la academia y seas un estudiante. En tu caso, seria un insulto ponerte una niñera o niñero, jejeje. —bromea para bajar la tensión.
—Porque cualquier que fuera un peligro estaría en mayor peligro que yo. —comparte el momento con otra broma esbozando una ligera sonrisa.
—¿Ves? Te estás riendo.
—No creo que pueda ir a la academia. Llevo mucho tiempo viviendo aquí que…me costaría dejar esta vida.
—Lo sé, lo se. También me costaría hacer que cambies tu forma de vivir en un instante. Y es solo tu elección. —dice mientras refriega su ropa para quitar la mugre debajo del agua.
Vorex suspira, saca la ropa del rio y lo escurre con fuerza. Se dirige hacia Hiroshi y se sienta a su lado. Es muy claro que tiene interés en formar parte de la academia como un estudiante, conocer a chicos y chicas de su misma edad y sobre todo ser amigo de Megumi y su grupo. Dentro de sus posibilidades claro está:
—Ellos…el grupo de Megumi… ¿son buenos estudiantes?
—Diría que de los mejores en primer año. Tienen un futuro increíble.
—Si, son muy fuertes. Lo noté cuando luchamos contra esa gente peligrosa. —Vorex juega con sus dedos y mira a la tierra húmeda bajo sus pies.
—¿Qué es lo que te hace dudar?
Hiroshi se da cuenta de que a Vorex le preocupa algo, pero no puede obligarlo a decirle por lo que cambia de tema rotundamente. Entonces, cuando el espadachín abre la boca para continuar, Vorex interrumpe con una tajante respuesta:
—Temo no poder…ser parte de un grupo…de…tener amigos…—se nota en su voz que está preocupado y asustado.
—Sobre piensas mucho ese tema sin siquiera haberte dado la oportunidad a ti mismo. —expresa con voz conciliadora tal como la de un padre hacia su hijo. —Mi propuesta es esa. Puedes pensarlo si quiera. Ordenar tu mente y corazón. Cuando hayas decidido puedes comunicarte conmigo con esto. —le entrega un comunicador.
—¿Y si no deseo irme de aquí al final?
—Te dejaremos tranquilo, pero siempre vamos a protegerte. Ya viste lo que ocurrió con ese grupo de mercenarios. Por alguna razón quisieron involucrarte con su grupo por lo que pretendían reclutarte. Al final es tu decisión. En una semana comunícate por favor. —se pone de pie y encara el regreso a la academia. Su despedida es una sonrisa amable.
***PARTE II***
Horas mas tarde en la sala para profesores…
Lucy habla con Hiroshi, ambos sosteniendo tazas de café en sus manos y la mirada fija en los ojos del otro. El tema de conversación es muy aleatorio, solo disfrutan de la compañía del otro como siempre. Apenas escuchan las conversaciones ajenas a su alrededor, inclusive Olympico contando sus anécdotas como botánico que adormece a los demás.
El espadachín deja sobre la mesa su taza vacía y vuelve su mirada hacia ella, de nuevo con ganas de decirle lo que piensa sobre la situación de Vorex. Ella reconoce que intenta expresarse y a veces la cuesta porque es un tipo tan brillante y duro que los sentimientos cuestan salir hacia el afuera:
—Dime, sabes que puedes confiar en mí. —exclama Lucy mientras le palpa la espalda a su amigo.
—Hoy fui hablar con Vorex. Le ofrecí venir a la academia.
—¿Qué tal te fue con eso?
—No creo que lo haya convencido. Ese chico pasó toda su niñez en un bosque y parece estar bien donde está. ¿Tienes idea de cuan confundido debe de estar?
—Imagino que sí. Es decir, conoció a chicos de su misma edad, algo para el inusual. —dice mientras sostiene la taza con ambas manos y sostiene la mirada sobre Hiroshi. —Al final es todo lo que podemos hacer ¿verdad? Esperar a que tome su decisión. Si el chico no se ha incorporado es porque dejas que decida por sí mismo.
—¿Qué pasaría si no decide venir aquí?
—Te sientes en parte culpable por lo que llegue a pasar, lo entiendo, pero es así como funciona esto. Deja que lo piense y ya verás que decide. Obligar a venir no es una opción porque sigue siendo un adolescente, tu forma de ser es casi como la de cualquiera a su edad. Solo espera.
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Editado: 07.09.2024