Unas semanas después de lo acontecido en el bosque, Kaizer y los demás reciben la gran noticia de que podrán viajar para disfrutar de las vacaciones, pero sin saber a dónde. Las chicas habían partido muy temprano con Lucy hacia la playa, tomándose un carruaje rumbo a la provincia más sureña dentro del territorio del Oeste llamada Westerling. Mientras que los chicos son llevados por Olympico e Hiroshi a un destino incierto.
Sin embargo, hace unos días Hiroshi da un aviso a los chicos mientras descansaban debajo de ese gran árbol que les permite relajarse en la sombra que vayan a uno de los salones de clases que se encuentran vacíos por las vacaciones. Allí, Kaizer, Kamata y Lucian se sientan y esperan a que Hiroshi diga por qué los llamó.
El profesor entra al salón y mira con extrema seriedad a cada uno. Empiezan a sentirse nerviosos:
—Les preguntaré una cosa y ni se les ocurra responderme.
—¿Huh? —al unísono inclinan sus cabezas y se preguntan a qué se refiere.
—¿Entienden lo grave que fue lo que hicieron?
—Teníamos que saber quién era esa persona además Megumi…
Hiroshi toma un borrador y se lo arroja en la cara a Kaizer:
—¡Te dije que no me respondas, tonto! —grita Hiroshi.
—¡¿Y para que nos preguntas entonces?! —responde el chico.
—¡Jajaja! —se ríe a forma de burla Kamata.
—…—Lucian se tienta a reírse.
Hiroshi mira a los otros dos con mucha intensidad:
—Ustedes dos cierren la boca…—toma dos tizas y se las avienta en la frente a ambos. —¡Par de idiotas! ¡¿acaso son conscientes de que, si no hubiéramos llegado Lucy, Olympico y yo no sabría que les hubiera pasado?! ¡Esos malditos criminales son peligrosos! —se indigna y está a punto de romper en llanto, pero se mantiene fuerte. Luego ve a Kaizer que quiere decir algo. —¿Qué pasa Kaizer?
—Megumi y ese chico nos necesitaban. No sabemos porque ella estaba en el bosque, pero si no hubiéramos llegado…no quiero ni pensarlo…
—Entiendo y a pesar de lo que han hecho nosotros seguimos confiando y creyendo en ustedes. Esto quizás nos sirvió a todos como una gran experiencia contra los mercenarios y futuras batallas. Decidimos que lo mejor es otorgarles sus viajes por las vacaciones.
—¡¿E-Enserio?! —reaccionan los tres al mismo tiempo.
Hiroshi se acerca a ellos y con una expresión de sonrisa maléfica en el rostro, termina con su anuncio que acaba por llenar de preocupación a los chicos:
—Creo que se están equivocando. Si, es un viaje por las vacaciones, pero jamás de que fueran de descanso. Sea en la playa como pidió Megumi o nuestro viaje, van a entrenar a mas no poder. Como castigo por lo que hicieron. —camina hacia la puerta y extiende su mano para abrirla. —Si vemos resultados, van a poder disfrutar como es debido del descanso. Un viaje no sería eso si no descansasen. Además, este año hay un festival muy importante donde se disputarán competencias. Ya sabrán el resto. —se retira del aula sembrando el misterio.
En la actualidad…
Bajo el cuidado de Hiroshi y Olympico, salen del edificio donde los espera un carruaje color negro con caballeros de poderoso porte. Suben las escaleras y el conductor agita las cuerdas con las que incentivan al animal a avanzar a paso calmo. Debido a que Olympico es de gran tamaño, dos metros de alto, se tiene que llamar a otro carruaje para que pudiera ir a parte.
Mientras viajan, Kaizer piensa en todo lo que pasó en el bosque, el terror que sintieron y la adrenalina de enfrentarse a mercenarios reales con peligro real pero nunca olvidará que Megumi estuvo herida y a merced de un peligroso grupo de criminales con Alexander a la cabeza. Volver a encontrarse con ese sádico individuo no hace más que hacerle pensar en el futuro que tienen de ahora en más. Al verlo tan desanimado, Lucian le pregunta para hacerlo pensar en otra cosa:
—Kaizer ¿Cómo crees que sea nuestro viaje? Jamás lo he hecho sinceramente, pero me entusiasma.
—No lo se. Tampoco hice algo así, pero ¿no es extraño que desde lo ocurrido en el salón no nos ha dirigido la palabra? —responde preocupado con la mirada baja.
—Pero no nos tenemos que arrepentir. —deja escapar con desanimo.
—Mientras más lo pienso más tengo la certeza de que hicimos lo correcto, sino Megumi habría…haaa, no quiero ni pensarlo. —Kaizer responde aun recordando ese enfrentamiento sin cuartel, amasando sus manos muy nerviosamente.
—Solo para que ambos sepan, fuimos castigados los tres por algo que hicimos, pero no hay que arrepentirse ni amargarse por ello. No hay mejor cosa que prepararse para el futuro así que si vamos a entrenar entonces que así sea. —les dice Kamata. Sus nervios de acero maravilla a todos los presentes inclusive al cochero del carruaje.
Al lado de Kaizer, Haiser empieza a aplaudir muy entusiasmado con el fin de animarlo:
—¡Vamos chicos! ¿Qué será lo peor que ocurra en este viaje?
—Bueno, según dijo el profesor Hiroshi tendremos que entrenar así que… ¡eso es lo que me estaría preocupando a mí! —exclama Lucian con severas preocupaciones. La palabra “entrenar” no sería la mejor para él a diferencia de Kaizer y Kamata quienes están más acostumbrados.
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Editado: 22.11.2024