Academia de Asesinos Volumen 4

Capítulo II: La Fuerza de tu espíritu

Kaizer no se da cuenta, pero derrama lágrimas de impotencia e incapaz de conciliar el sueño, sale de la tienda de campaña para observar el cielo despejado y allí la enorme luna a la vista da una cierta calma a su corazón tan inquieto.

La frustración por sentirse tan débil y tras lo que ocurrido con Alexander y en el bosque sembraron ese sentimiento de que necesita mas fuerza. Aprieta sus puños y cierra los ojos. Se pregunta si en verdad logrará convertirse en un asesino que proteja a sus seres queridos. No es para menos, luchó y estuvo a punto de morir en varias ocasiones, cualquier chico de su edad sentiría emociones negativas y hasta es entendible que no pudiera mantenerse entero. Sin embargo, él sigue de pie y aunque su voluntad estuviera tambaleando tendría que ocurrir algo grave para doblegarlo.

Una mano se posa en su hombro y se da vuelta solo para encontrarse con Hiroshi, sonriendo y sosteniendo una taza con té caliente. Se lo ofrece al chico y este en respuesta lo abraza. Hiroshi sonríe y consuela al muchacho con sabías y acogedoras palabras:

—Sé que han pasado por mucho este año. No lo escondas…no lo escondan…—le dice no solo a Kaizer sino a los demás que siguen durmiendo como si fuera un aprendizaje a futuro. —Enfrentarse a rivales tan sádicos y fuertes no es cosa fácil, pero ustedes lo han hecho. Cualquier joven de tu edad sin experiencia hubiera huido, dejando a sus camaradas morir, pero Kamata, Lucian o tu no lo hicieron y eso lo aplaudo. Lucharon por sobrevivir y principalmente a los suyos. De eso se trata ser asesino de la orden, luchar para proteger con todas nuestras fuerzas a quienes nos importan. —lo anima con una calidad esperanza.

—Es que yo…fui demasiado débil. No…no…no pude proteger a nadie. Siempre nos tienen que salvar o siempre dependemos de alguien. Soy muy patético. Soy débil…débil…débil…—se maldice por no ser tan fuerte como quisiera.

—Están vivos ¿o no? —pregunta el asesino.

—¿Huh? —abre sus ojos y las manos. —Eso es…si…es verdad. —responde, pero esa sensación de que pudo haber hecho mas no se va.

—¿Hubo algo mas que pudieron haber hecho? —pregunta Hiroshi.

—Si hubiera sido el caso…habría dado mi vida para salvarla.

—Entonces ¿hubo algo mas que amistad en tu intención de salvarla? —le pregunta el espadachín en tono bromista.

—¡¿Qué?! Yo…n-no, no, ella…pues…—intenta responder, pero en el proceso acaba trabando su lengua. Los nervios lo delatan.

Hiroshi sonríe al verlo tan ruborizado entendiendo que existe un fuerte sentimiento hacia Megumi y da gracias porque a pesar de lo que han pasado, las cosas de los jóvenes no se perturbaron y pueden dar rienda suelta a travesuras y hasta enamoramientos. Aún la juventud puede disfrutar de lo que debería disfrutar.

El asesino acaricia la cabeza de Kaizer como un padre acaricia a su hijo. Ese amor paternal es algo que Kaizer no ha podido disfrutar nunca y por primera vez ve en Hiroshi esa figura que nunca pudo conocer. Da alguna manera lo calma y las inseguridades desaparecen.

Sintiendo vergüenza, pero reconociéndolo, el chico le admite a Hiroshi:

—S-Si, es cierto…siento algo por ella, pero tampoco dejaría que ella sufriera. No quisiera siquiera verla llorar.

—Lo que dices es muy maduro. Te felicito. Es el sentimiento que tienen los asesinos profesionales, proteger a quienes amamos y tú, mi amigo, luchaste contra mercenarios peligrosos por tus amigos…y por ella. —le reconoce con admiración. —Ojalá fuera tan valiente como tú. Ojalá pudiera reconocer que yo…oh, no, no me hagas caso.

—Supongo que sí, pero no puedo permitir que lo sepa…espera un momento ¿te gusta alguien? No me digas que es…—se sorprende por lo que, sin querer, acaba de decir Hiroshi.

—Eso no viene al caso ahora. Hablamos de ti no de mí. Y por lo otro, entiendo, descuida no diré nada, pero debes pensar bien en que harás. En algún momento de tu vida deberás decírselo. Te lo digo por experiencia. —aconseja sabiamente a pesar de que sus propios errores continúan latentes.

—¿Cómo tú caso con la profesora Lucy?

—¡¿Heh?! ¡¿Qué?! Em no, digo…ella es bonita y quiere salir conmigo…bueno yo con ella…pero…no espera estamos hablando de ti y Megu…—se da cuenta de que Kaizer lo mira fijamente con expresión de niño travieso y suspira. —Está bien lo reconozco. Desde que la conozco que hay algo en mi pecho que jamás pude demostrarle. Por mi actividad en la división de inteligencia y ahora como profesor no me permitió tener una vida personal. Dudo que ella disfrute de estar con alguien así. Lo entenderás cuando crezcas.

Intercambian sonrisas cómplices y luego miran al cielo. Un breve silencio natural, acompañado por algunos grillos y niebla sobre el pasto se hace presente. Hiroshi acaricia la cabeza del chico y este le pregunta:

—Hiroshi ¿Por qué me elegiste para ir a la academia? Es decir, solo era un donnadie sin talento.

—Para empezar, cierta persona que está al lado mío me insultó para que lo golpeara. —exclama sonriendo. —Hablando enserio, solo necesitas saber que hay algo mas en ti de lo que tu crees y aparentes. —le dice mientras recuerda la primera vez que se conocieron. —El tiempo te lo hará entender, créeme. Por ahora disfruta de este presente con tus amigos y ella. —le guiña el ojo y nota que está serio. —¿Aún hay algo más? —el chico asienta.




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