Academia de Asesinos Volumen 4

Capítulo X: Se abre el telón. Empieza el primer evento

En la medianoche tras la inauguración del torneo, las calles se encuentran vacías a excepción de equipos que recorren la ciudad preparando todo para los eventos. Algunas de esas calles son cortadas para los eventos de persecución y captura de objeto. Los descansan en sus respectivos hoteles, bueno, excepto el equipo comandado por Kaizer quien fue elegido líder antes de partir hacia el estadio.

A pesar de las altas horas de la noche, ninguno puede conciliar el sueño por lo que, a su manera, pasan el tiempo. Lucian y Kaizer salen hacia el balcón para respirar aire fresco. Kamata toma asiento junto a su cama y afila con sumo cuidado su peligrosa espada mientras mantiene la costumbre de discutir con Abbadon:

—Enserio que eres molesto. —dice Kamata. Al estar conectado con la esencia demoníaca del arma, la conversación que mantiene es silenciosa.

—¿Pretendes seguir ignorando mis precauciones? —dice Abbadon.

—Si, pretendo ignorarte todo lo que quiera. —le responde sin tapujos.

—Enserio eres un maldito terco, mocoso de mierda.

—¿Y tú qué? ¿tan desesperado estás porque te haga caso?

—Tan solo escucha lo que te digo. Vas a arrepentirte si no lo haces. —insiste Abbadon.

—¡Que molesto! ¡¿Qué mierda quieres?!

—Ayer confrontaste a ese mocoso, Tarox. ¿Qué fue lo que sentiste cuando ocurrió?

—¿Qué tiene de importante? Es solo un espadachín al que venceré pronto. Ni vale la pena recordarlo.

—Pues deberías.

—Sabes algo que yo no. Escúpelo.

—Oh ¿ahora quieres escucharme?

—Dime lo que sabes o dejaré de darte mantenimiento. Hay muchas espadas con las que puedo sustituirte. —responde el espadachín y deja de afilarlo.

—¡Tsk! Esto no lo olvidaré.

—¿Bien?

—No sé si notaste, pero el aura del mocoso es diferente a la de cualquier mocoso del lugar. Estoy casi seguro que su espada es de la misma clase que yo y que dentro hay una esencia.

—¿Seguro?

—Tan claro como el agua, aunque no lo sabremos hasta enfrentarnos a él.

—Eso me entusiasma. —sonríe Kamata.

Mientras tanto, Megumi y Lucy están en otra habitación solo para ellas descansando en la comodidad de sus camas. Nada las perturba ni siquiera dedican su tiempo en pensar sobre los eventos que tendrán más tarde.

La noche avanza lentamente y los chicos siguen impacientes. Conversan y tratan calmar sus nervios. Entonces, alguien golpea la puerta por lo que Kaizer se dirige para abrirla y allí ve a Megumi en camisón preguntando si puede acompañarlos. Los chicos no tienen problema por lo que le permiten ingresar a la habitación:

—¿Cómo se sienten? —pregunta ella.

—Sin saber en qué evento estaremos por ese castigo. No podríamos estar más nerviosos. ¿Tú no pudiste dormir? —pregunta Kaizer.

—Muy poco. Me desperté para ir al baño y luego no pude conciliar el sueño. —exclama ella.

Los chicos arrastran sus camas para pegarlas y allí se sientan formando una ronda. Charlan sobre la creación de planes, tácticas, estrategias y comentan acerca de los rivales que deben tener cuidado. Muchos mencionan sobre Accard otros Tarox pero Kaizer desliza la posibilidad de que hay alguien mucho más peligroso y que nadie notó. Rápidamente todos miran a Kaizer esperando por más información, aunque este ya no dice más nada.

Kaizer mira involuntariamente a Kamata, quien no se haya en la conversación, como si estuviera pensando en algo que va más allá de lo que están discutiendo ellos. Le pregunta al espadachín:

—¿En qué piensas? Es sobre ese espadachín ¿verdad?

—¿Qué? ¿en quién? —reacciona algo distraído.

—Vamos…hablo del representante de la academia del norte ¿Cuál era su nombre?

—Tarox.

—Si, ese chico. ¿Te preocupa algo sobre él?

—Es cierto, ese momento en que estaban cara a cara fue peligroso. —añade Haiser.

—Cuando llegamos al estadio y entramos al establecimiento, empecé a sentir una fuerte presión en el lugar. Como si alguien estuviera vigilándonos. Por alguna extraña razón no era Tarox, no tenía esa fuerte sed de sangre que se sentía por el lugar. Kaizer, mencionaste a alguien que puede llegar a ser peligroso entre los equipos. De ninguna manera podría ser Tarox, comprende la filosofía de los espadachines. —explica Kamata.

—No solo había animosidad contra ti si a eso te refieres, idiota. —exclama Lucian.

—¿A qué te refieres imbécil? —lo mira el espadachín.

—Todos estamos preocupados. Si a eso te refieres. Sin embargo, por el momento hay que preocuparse sobre ese Tarox. Parece muy fuerte. Por alguna razón le gusta intimidar a otros portadores de espada. Como si esperase a alguien fuerte que lo pueda enfrentar. —dice Kaizer.

—Es muy tonto. Bueno, todos los espadachines tienden a ser idiotas. —añade Lucian.

La conversación continua al menos una hora más hasta que todos terminan dormidos sobre las camas juntadas para una divertida reunión de equipo.




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