Academia de Asesinos Volumen 4

Capítulo XI: El boxeador y el guante martillo vs el espadachín

Por el giro de los acontecimientos, el público grita lleno de euforia sin saber lo que en verdad está ocurriendo. Kamata baja su espada y levanta la cabeza mostrando una sonrisa de oreja a oreja y destellos oscuros saliendo de sus ojos como si fueran vapores haciéndose camino hacia el exterior. Athorax se percata de que el espadachín no es el mismo así que le advierte a Kofi:

—Hagas lo que hagas no te confíes. Podrías morir si lo haces.

—¿Qué es lo que estás diciendo?

—Kamata…podría no ser él mismo.

—Es muy surreal lo que me estás diciendo.

—Solo haz lo que te digo.

—Si, si, lo que tu digas.

Kamata se aparta a un lado donde se encuentra Lucian y nota que aún sigue con vida y con los ojos abiertos. Se agacha y da unas ligeras bofetadas en el rostro del chico para cerciorarse que estuviera en verdad con vida. Al notar que surte efecto y reacciona a los débiles golpes, el espadachín le dice:

—Eso no podría detenerte ¿acaso eres estúpido, debilucho o ambos? —lo insulta para que no se quede dormido.

—¿C-Crees…que esto…no me pudo…haber detenido? Duele y mucho. Me sobreestimas demasiado. —reconoce adolorido.

—Si, puede ser. Bien, ya hice lo que me pediste mocoso así que no te entrometas ahora. —exclama frente a un Lucian que no entiende que le sucede. —¡Tsk, eres una molestia maldito mocoso! —dice furioso y extiende su mano hacia Lucian. —Te…ayudaré a levantarte así que vete de una buena vez. Me estorbas.

—G-Gracias. —sorprendido por el agradable gesto y sin preguntar le toma la mano.

Kamata o al menos es lo que aparenta levanta a Lucian atrayéndolo hacia él para que pueda recomponerse y ayuda que se dirija hacia el sector médico. Mientras, el murmullo entre las personas que considerar como algo muy bueno y digno que más allá de que sea un torneo también está en juego los valores de cada academia.

La caminata es larga y pesada, pero Lucian empieza a escuchar cómo es aplaudido por el público y coreado por este. Le retribuyen el esfuerzo por haber enfrentado a dos rivales al mismo tiempo para ayudar a un compañero.

Hiroshi encuentra algo rara la situación así que se acerca a Kaizer y le pregunta:

—¿Alguna vez tuvo ese gesto con Lucian?

—No…jamás, aunque en cierta forma lo respeta a Lucian no suele demostrarlo. Suelen pelear mucho. —responde Kaizer.

—Considerando que son como una antítesis del otro me extraña el gesto. —dice Hiroshi.

—Al parecer Kamata tiene ese toque de ternura con sus amigos. —reconoce Lucy, enternecida por lo que ve.

—Por favor, no lo digan tan fuerte que nos oirá. —dice Kaizer.

Desde lo lejos, las orejas del espadachín se mueven de abajo hacia arriba escuchando lo que dicen. Se sonroja.

El espadachín ayuda a los médicos que entran al coliseo para llevarse al tirador. Ignora por unos momentos a los rivales, que esperan pacientemente para enfrentarlo. Después de dejarlo con los médicos, Kamata avanza lentamente de regreso a donde están Asthorax y Kofi. El chico con guantes mecanizados, Athorax, levanta sus puños con la guardia alta y Kofi salta una y otra y otra vez con ambos brazos caídos y tronando su cuello siendo su especialidad el boxeo y artes marciales del sur variante del tajutsu del este cuyo nombre es “arte arabon físico”.

Kamata vuelve a liberar esa energía oscura que sale de la espada y el rostro se deforma una vez más. Por lo bajo murmura:

—Ya está mocoso, ahora es mi turno. Te dejé llevar a tu amigo con los médicos por consiguiente el resto de la batalla es mía. —exclama con voz distorsionada gracias a la presencia de Abbadon que toma su cuerpo.

Se para frente a Athorax y Kofi a muy poca distancia. Athorax advierte a Kofi por el cambio rotundo de la atmosfera y en el chico. Lo encuentra extremadamente peligroso, mucho más que antes. Kamata los confronta con una feroz mirada:

—Es un torneo ¿lo sabían? No se puede matar ni herir de gravedad.

—¡Tsk, es su culpa por ser tan débil! —responde Kofi sin dejarse influir por la presión tan maliciosa que emana el espadachín.

—¿Nos enfrentarás tu solo? ¿no estás siendo muy engreído? —pregunta Athorax, siendo el que lo ve como la amenaza y no abandona su postura tan defensiva.

—No solo los enfrentaré, sino que los acabaré aquí mismo. Esos puntos serán míos. —anuncia con la espada sostenida hacia el frente apuntando a ambos con mirada feroz. La luz del sol impacta contra la hoja y está refleja en un destello que es consumido por la energía oscura.

—¡Maldito idiota te acabaré! —exclama Kofi con cierto nerviosismo. Decide acabar con la batalla impulsándose hacia el espadachín sin importar que el arma estuviera a pocos metros de él.

—¡Espera Kofi! —Athorax intenta detenerlo, pero sus palabras no le llegan a su compañero.

En el sector del sur, Accard no para de sentir que sus compañeros están siendo impetuosos y no están actuando según la estrategia:

—Esos tontos. Tenemos que hacer algo o acabará mal para ellos o Kamata.

—¿Por qué también Kamata? —pregunta Libia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.