Durante la medianoche, Megumi no logra conciliar el sueño así que se acerca a Lucy y pide permiso de salir a las afueras del hotel a lo que la mercenaria, entre sueños, le da el okey pero que no se tarde ya que en un par de horas deberán marchar muy temprano hacia el estadio donde esperarán por iniciar el segundo evento. Lógicamente el hotel está fuertemente protegido por unidades de asesinos especializados y eso ayuda a que se sientan seguros.
La joven baja las escaleras desde el segundo piso y ve a alguien sentado en el suelo y mirando hacia el cielo nublado. Al ver de quien se trata sonríe y con cuidado se acerca hasta la espalda de esa persona y abraza con fuerza de manera amistosa. Completamente sorprendido, Kaizer se da vuelta y roza con sus labios la mejilla derecha de ella. Durante unos breves momentos se quedan en esa posición y luego le toma las manos de ella que sigue aferrada por la espalda firme del chico. Al darse cuenta de que están muy aferrados, se sonrojan y apartan hasta alejarse. Ella se pone de pie y se cruza de brazos y él solo está petrificado intentando no mirarla a los ojos. Entonces, Kaizer pregunta:
—¿Insomnio?
—Un poco. Estoy nerviosa.
—Si, no sabemos qué clase de evento será el de mañana. Megumi…
—¿Sí?
—¿Tienes medo? —pregunta mirando al cielo que lentamente se va nublando.
—¿Miedo? ¿a qué?
—A este torneo, a sus participantes, los eventos, el no saber que hacer. Me siento algo tonto pensando en eso es que es esto es nuevo para nosotros.
—La verdad es que tienes razón, pero pienso que no debo dejar que me superen. Intento ser lo suficientemente fuerte. Me alienta a mejorar, aunque sé que no venceré, jejeje. —dice ella entre risas. —Además…no quiero fallarte…—murmura.
—¿Cómo dices?
—No, nada. Quiero hacer todo lo posible por derrotar a mis rivales.
—Vas a lograrlo…—dirige la mirada hacia ella. —Se que lo harás.
Megumi no se espera tal respuesta, es decir, Kaizer tienda a alentar a todos sin importar quien sea, pero la forma en que la mira, el tono de su voz e inclusive ve que se pone de pie y con firmeza es que lo dice. Por dentro la chica se muere de ternura y sus latidos son más fuertes que nunca.
Pequeñas gotas del cielo caen de la nada anunciando la intensa lluvia que fue pronosticada días previos. Los dos chicos se quedan observando la lluvia mientras que se van acercando involuntariamente hasta quedar muy cerca uno del otro:
—A pesar de decir eso…—empieza el chico.
—¿Huh?
—Temo siempre que salgan lastimados…sobre todo tu. Siempre tengo ese temo.
—Kaizer…
—¡Yo…solo quiero que sepas que te defenderá si llega el momento! —exclama a fuerza de pulmón.
El rostro de la chica se torna cada vez mas rojo. Las palabras no salen de su boca y mientras tanto, Kaizer agacha la mirada hacia el suelo mostrándose muy nervioso y tímido. Sin embargo, toma el valor para pispear un momento a los ojos de ella:
—Lo siento, es que no puedo dormir desde hace tiempo. Se que lo repito siempre que puedo, pero confía en mí, me volveré más fuerte y te protegeré…los protegeré a todos. —se sonroja Kaizer al decirlo.
Escucharlo decir eso llena de lagrimas los ojos de ella y no importa cuantas veces lo escuche viniendo de él, esas palabras la conmueven hasta lo mas profundo de su corazón. En un instante, sus miradas se cruzan encontrándose sonrojados y petrificados por eso, el tiempo se detiene donde profundos sentimientos los hace sentirse las únicas personas del planeta. Allí florece algo mágico, profundo e inesperado. Megumi y Kaizer van acortando distancia y cierran sus ojos esperando por el momento crucial. Cuando están por chocar dulcemente sus labios, un trueno interrumpe ese momento haciendo que ella salte hacia atrás y se refugie dentro del hotel y entre temblores propone regresar a las habitaciones.
Sin mas palabras que decir, Kaizer va hacia ella y la rodea con sus dos brazos, que poco a poco se van tonificando por el entrenamiento al que se somete junto con los demás, dejándola completamente inmóvil, solo sintiendo su calor y el aroma que desprende y se permite oler es más que suficiente como para sentirse protegida de todo mal que los rodea. Él empuja la cabeza de ella contra su pecho y observan como la lluvia cae libremente como hojas en otoño. Aun así, Megumi no deja de sentirse aterrada de que esos días se acaben en algún momento derramando sobre la ropa de él, a la altura del pecho, lagrimas de tristeza.
Por la mañana muy temprano, cerca del amanecer, el equipo de Belasia se reúne afuera del hotel. La lluvia torrencial de la madrugada había dejado grandes charcos de agua y la calzada húmeda.
Hiroshi toma nota de que estuvieran todos. Luego avisa al conductor del carruaje de que ya pueden emprender el viaje al estadio sin embargo y antes de que los chicos se subieran, Kaizer toma la palabra para animar a sus amigos en lo que será una difícil segunda prueba:
—Bien, chicos. ¡Ganaremos este torneo y nos convertiremos en los mejores! —grita animándolos. En parte esto va para darle fuerzas a Megumi y que los temores que sienta sean solo efímeros.
—¡Si! ¡verán como mis disparos aciertan contra todos mis rivales! —agita Lucian su arma y con euforia exclama. Uno a uno lo siguen los demás.
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Editado: 02.11.2024