Academia de Asesinos Volumen 4

Capítulo XVII: La Voluntad inquebrantable

Vorex y Kaizer están como iniciaron, de pie y frente a Jergou, un enemigo sádico y cuya ambición y cuestionables valores solo hacen que cada acción que tome lo vuelve mucho más terrible. El noble no avanza siquiera un solo centímetro y mantiene sus manos sobre el cabello de una Crislia cubierta de lágrimas y el rostro hinchado por las bofetadas propinadas por él.

A pesar de no conectarse como equipo y el fuerte sentido de justica de Kaizer, Vorex suspira y acompaña al chico para poder dar fin al combate y salvar a la chica de tales maltratos.

Desde el otro punto de la ciudad, los directores en espacial Dekkman observan con atención. Los nobles ya no cuentan con esa protección o prohibición para que cualquiera entre en conflicto con ellos de parte de la orden y a sabiendas de eso no saben que pasará. Kaizer lo sabe y es por eso que hará todo lo que esté a su alcance para vencer al chico y proteger a una inocente.

Megumi siente muchos celos por sus fuertes sentimientos hacia él, pero también admira los esfuerzos que hace para salvaguardar una vida. Lo alienta en silencio y entrelazando sus manos con la mirada atenta a la pantalla proyectada:

—Ya es suficiente. —exclama Kaizer.

—¡¿Haaaa?! ¡tienes agallas por venir a darme ordenes maldito plebeyo! —se molesta Jergou.

—¡Oye maldito tonto! ¡¿Qué te parece si te rompo el cráneo con mi martillo y te tiro en el rio?! ¡¿te parece bien eso?! Házmelo saber porque por ese tono de voz creo que intentas que ocurra eso. —dice Vorex enfurecido por la falta de respeto de parte el noble.

Kaizer se queda boquiabierto, jamás imaginó que tuviera tal nivel de fortaleza mental y física luego de la feroz golpiza que le propinó y la confianza que aún tiene en sus habilidades. Sobre todo, porque al dirigirse de esa forma Jergou lo está enfureciendo mucho más:

—¡¿Quién mierda te crees que eres pedazo de mierda sin valor?!

Jergou lanza sus cuchillos a diestra y siniestra, no le importa a quien le da sino sacarse a todos de encima. Kaizer y Vorex se apartan del camino y buscan cobertura. Kaizer se oculta tras unas cajas junto a una florería mientras que su compañero usa de refugio la puerta metálica de un local.

No teniendo suficiente con eso, Jerogu se voltea y amenaza a Crislia que vaya hacia donde se refugian ellos y los saque para que pudiera usar la habilidad ocular. Con el temor que le demuestra se impulsa torpemente hacia arriba y a paso lento se dirige en dirección a, primero, las cajas para atacar a el chico que intentó protegerla.

Sus pasos están cargados por el peso emocional de sentirse atrapada como sirvienta de Jergou y las ansias de libertad para no tener que vivir así. Puede ver a medida que se acerca unos mechones de cabello oscuro con destellos rojos. Al visualizarlo saca los bastones entre temblores de sus manos. Kaizer se percata de que ella se acerca y le sonríe para luego correr en su dirección y salta sobre su cabeza. Eso lo aprovecha Jergou para usar su habilidad, sin embargo, se olvida de Vorex quien lanza una vez más su martillo hacia él y antes de que impacte se aparta contra el suelo dando una pirueta ágil alejándose un poco de su posición:

—¿Saben? Me sorprende de mala gana que hayan descubierto la debilidad de mi habilidad, aunque también me resulta más intrigante que no surta efecto en ti. ¿Por qué será? —dice Jergou recomponiéndose tras rodar por el suelo.

—¿De qué hablas? —pregunta Kaizer.

—No te hagas el tonto. Sabes muy bien que usé mi habilidad contra ti y por alguna maldita razón pudiste moverte. —dice el noble. —Y esa aura oscura con destellos electros hicieron que me dé escalofríos. —piensa al recordar aquella sensación.

—Oye, ¿puedes correr? —le pregunta Kaizer a Crislia.

—Yo…creo que sí pero no puedo dejar al señor Jergou. —dice la chica.

—Mira no puedo entender cómo te sientes, pero lo mejor es que no te involucres en esta pelear. Lo único que sé y pude verlo es que estás contra tu voluntad y aunque quisieras tenerla solo te estarías haciendo daño a ti misma. —le dice Kaizer.

—¿Puedo elegir? —pregunta ella, confundida ante lo que le está proponiendo Kaizer. Su vida entera dedico a seguir órdenes y ver como a su alrededor era seguir la voluntad de los nobles. Nadie se preocupó en saber que sentía o deseaba hacer por eso es que las palabras de Kaizer resuenan tan confusas y a la vez que cálidas.

—Me adelantaré. —dice Kaizer mientras avanza hacia Jergou para confrontarlo finalmente. —Vorex, siento pedirte esto en esta situación y sé que quieres apalearlo, pero ¿podrías proteger a Crislia? —le pide a su compañero sin voltearse.

—¡Tsk! Esto no quiere decir que vaya a obedecerte ¿te quedó claro?

—Si, si, lo entiendo muy bien.

Vorex toma la mano a Crislia y se alejan lo más que pueden.

Jergou no quiere que crean que pueden hacer lo que desean así que toma la decisión de usar su habilidad para inmovilizarlos a ambos. Para ello levanta su mechón y se forma en sus ojos la figura de una serpiente.

Kaizer se interpone para ser quien sufra el efecto de la petrificación ocular. Luego de la nada recibe una patada en el rostro por parte del noble, quien al no querer perder tiempo ataca sin piedad, aunque el objeto ya lo haya recogido hace tiempo. No le interesa en lo más mínimo ganar la prueba, solo su particular venganza contra Kaizer.




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