Academia de Asesinos Volumen 4

Capítulo XVIII: Fin de la segunda prueba

Jergou, con sentimientos de impotencia y orgullo herido, arranca del cuerpo de Crislia el cuchillo y trata de asestárselo en el cuerpo de Kaizer. En el camino pisotea a propósito el cuerpo de Jergou lo cual genera un malestar inmenso del chico quien responde esquivando el ataque usando tanto la premonición como el origen de la observación.

El ataque es veloz por parte del noble, sin embargo, no logra dar en el objetivo y se frustra cada vez más. Su respiración se entrecorta y nota pesada. El sudor resbala del rostro iracundo y cubierto de venas hinchadas, así como suciedad de polvo, tierra y sangre.

Vorex acude para ayudar a Kaizer pero este le pide que se encargue de Crislia y escape con ella para que sea tratada. La prioridad para él es poner a salvo a la chica.

Con cada ataque sin dar en el objetivo, Jergou vocifera escupiendo saliva y amenazando con eliminar a los seres queridos del joven estudiante lo cual acrecienta la intensidad del combate, así como poniendo de muy mal humor. Tal es el impacto sobre lo que dice Jergou que Kaizer una vez que esquiva entre tantos golpes responde con un puñetazo en la mejilla derecha y lo manda a volar varios metros. Su cuerpo golpea contra la pared agrietándola.

La fuerza de Kaizer toma por sorpresa a Jergou. Desde el comienzo, había planteado con absoluta confianza la idea de que vencerlo no sería un problema y menos con la habilidad de petrificación ocultar, sin embargo, mientras lucho por no desmayarse piensa en silencio:

—Se…suponía que era un mero plebeyo…en cambio…tiene la fuerza de un maldito animal…

—Maltrataste a tu compañera al punto de herirla de gravedad. Dime ¿vale la pena todo esto que haces? ¿lo vale? —pregunta Kaizer acercándose a el noble.

—Una…una mera rata… ¿tiene derecho…a creer que tiene libertad? —pregunta Jergou apenas con ojos abiertos centrados en Kaizer.

—Sigues creyendo que estás por arriba de todos cuando la dura realidad es que sangras como cualquiera de nosotros. Eso no te hace para nada diferente. Ser especial no es lo que te hace haber nacido en cuna de oro o con poder, o dinero o influencia. Se trata de absolutamente otra cosa…

—¿De qué…entonces?

—Luchar por alguien o algo.

—¿Eso es lo que hace especial a uno según tu? No me hagas reír…coff…coff…—tose sangre debido al fuerte impacto. —Por cierto…hace unos momentos me sentí muy raro… ¿Qué fue lo que ocurrió? No pude contener esa sensación de malestar. Ciertamente debes morir ¿sabes? Eres muy peligroso…

—Lamento decirte que no me permitiré morir y sobre lo otro…ni yo puedo explicarlo. Solo sé que me sentí de igual manera.

—Que extraño…eres…bueno…al menos no obtendrán la victoria…me aseguré de ello… ¿huh? —busca en su bolsillo el objeto y no lo encuentra.

Una leve sonrisa se dibuja en Kaizer y señala en dirección hacia donde se fue Vorex con Crislia en brazos:

—¿Qué fue lo que hiciste? —pregunta Jergou inmóvil, pero esbozando una rotunda expresión de incredulidad.

—Mientras intercambiamos ataques pude quitarte el objetivo y antes de que Vorex pudiera alzar en sus brazos a Crislia se lo arrojé a su mano.

—No puede ser.

—¿Vas a continuar con esa actitud? ¿quieres continuar la pelea?

—¡Ja, jajaja! ¿Cuánto más vas a fastidiarme? Santo cielo, una escoria como tu ¿Cómo es que tiene las gallas de fastidiar a un noble?

Kaizer suspira, agotado por la agotadora posición que muestra el chico frente a él:

—Jamás me detendré. Solo puede hacerlo matándome y ambos sabemos que no tienes las bolas para hacerlo por más que te muestres dispuesto a proteger. Eres un cobarde que teme ensuciarse las manos. —desafía Jergou.

—No tengo que escuchar esto viniendo de alguien que no respeta la vida de los demás.

De repente y como si fuera una escena de terror, Jergou ve como la figura de Kaizer es distorsionada por un aura oscura como niebla que lo envuelve y sus ojos se vuelven rojos como la sangre. Se desprenden destellos eléctricos y la presión es asfixiante para el noble. Para Kaizer no ocurre nada distinto, pero para Jergou algo anda mal con el hasta hace momentos era una cucaracha y ahora es una criatura completamente distinta de otro universo:

—¿Q-Quién eres? —pregunta, asustado. Aun así, manteniendo la mirada.

—Kaizer…solo Kaizer…—responde a esa pregunta y se retira rumbo a la salida a falta de 5 minutos para acabar la segunda prueba.

Jergou se queda tendido en el suelo mirando a la nada y pensando en todo lo ocurrido. Se manifiesta en su mente la decisión de aceptar una oportunidad única en la vida que se había presentado varias semanas atrás por parte de un desconocido. Sin embargo, se deben dar una serie de condiciones que está dispuesto a permitir que ocurran y con ello que su casa sea bendecida por tal oportunidad:

—Ha llegado el momento de…impulsar el cambio para mi casa. —saca un comunicador de su bolsillo y contacta a una persona encapuchada. Su identidad ni Jergou la conoce, pero confía en él. —Dime ¿Qué debo hacer ahora? —pregunta en completa sumisión.

—Kukuku, esperar. Tan solo esperar y verás que tendrás mucho más poder que antes. —responde aquella persona misteriosa. —Mientras tanto hay algo que podrías hacer.




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