Academia de Asesinos Volumen 4

Capítulo XXI: Espadas del futuro

Las hojas chocan violentamente una y otra vez ocasionando que nadie se aparte de su asiento. Kamata es empujado apenas centímetros, pero esto es suficiente como para que Tarox se dé cuenta de que no será un rival sencillo de vencer.

Tarox extiende su brazo a un lado y de la espada que sostiene se alcanzan a ver marcas hechas por el choque de ambas armas.

Pasan apenas unos dos minutos desde el comienzo del duelo entre el espadachín de Belasia y el de Ironland y todavía ninguno ha mostrado todo su potencial. Tarox se siente inquieto ya que esperaba que su rival desatase el poder que oculta. Inclusivo no han realizado movimientos arriesgados. Están siendo muy cuidadosos y más aún Kamata. Espera como si fuera un lobo entre una tormenta de nieve o en la oscura penumbra de la noche dentro del bosque.

Kamata levanta su espada y gira el arma para mostrar un filo intacto, así como empapado del sudor de ambos cuando chocaron los filos. Se lo ve con una expresión feliz, pero quiere más. Quiere ver hasta donde llegar con sus habilidades y la espada.

Entonces, Kamata rompe la monotonía cuando se aproxima con gran velocidad y sosteniendo su arma intenta asestar un ataque con la punta de la katana. Tarox lo esquiva una y otra vez mientras se mueven por toda la arena. Sorprendentemente para Tarox, el chico de Belasia no se ve cansado y esto le sorprende. Por dentro piensa:

—Maldita sea, debería estar agotándose. ¿Por qué no parece cansado? ¿Qué tanto se ha esforzado para tener un nivel donde le es fácil tener combate tan intenso?

A pesar de eso, Tarox sigue sin recibir un solo ataque y aunque se exaspera por la falta de cansancio de su oponente se muestra bastante tranquilo. Por otro lado, Kamata se impacienta ya que no alcanza a darle a su rival. Es impropio del espadachín sentirse así pero como es frente a un oponente de ese nivel y con la misma especialidad, le resulta indignante no poder hacerle frente.

Kamata decide detenerse y tirarse hacia atrás para ordenar sus ideas. Tarox sonríe y exclama:

—¿Eso es todo lo que puedes demostrar?

—¡Tsk, que molestia! Es evidente que escondes toda tu fuerza. Esa confianza tan ciega que tienes demuestra eso ¿o me equivoco? —responde Kamata.

—No lo negaré, pero tiene un sentido lógico y es que me pondré serio contra un oponente digno y no contra mediocres. Tu…entenderás.

Una larga y gruesa vena atraviesa por la frente de Kamata símbolo de que está muy molesto. Increíblemente, siendo alguien que nunca se deja influir por las emociones, tener a un oponente espadachín como él lo hace caer en la más brutal ira posible. Con eso que acaba de decir Tarox, el chico se abalanza enojado, pero al llegar a mitad de camino recibe un corte en el hombro derecho y el antebrazo en el mismo lado.

Cuando recibe los cortes vuelve a retroceder hasta regresar a la posición previa. Se toca las heridas y ve que en verdad está sangrando bajo la espada del norteño. Le cuesta creer que sus habilidades no están siendo lo suficientemente buenas como para darle batalla a ese espadachín.

Una brisa cálida acaricia su rostro mientras cierra sus ojos.

Los abre y se queda observando el cielo donde pasa un águila desde las alturas. Luego enfoca la mirada hacia Tarox quien avanza contra él y golpea en el rostro para aventarlo sobre el suelo. Golpea su cabeza con fuerza sobre las placas de piedra destrozándola y levantando una columna considerablemente grande y alta de polvo:

—Haaa…haaa…eres duro, lo reconozco. —dice Tarox. —Pero en lo que a mí respecta, la diferencia de habilidad y talento ya es clara. ¿Por qué no te rindes y pides ayuda médica? Evidentemente el nivel que tiene el gran espadachín de la academia del oeste es bastante paupérrimo.

—Ja… ¡jajaja! —ríe a carcajadas desde el suelo a pesar de sentir gran dolor en su cuerpo.

—Si que estás demente… ¿huh? —su expresión cambia y la posición también mostrándose alterado. —¿Qué es esto? ¿Por qué me siento intimidado?

—¿Podrías simplemente cerrar la puta boca? —exclama Kamata mientras se pone de pie y levanta su mano la cual empuña la espada y apunta hacia Tarox.

Kamata se abalanza de nuevo y esta vez lanza un corte sobre la plataforma en dirección hacia el norteño dejando marcado con destrozos las placas hechas con roca. Al ver el ataque tan destructivo, Tarox se aparta a un lado y así evita el corte:

—¡Carajo! Si ese ataque me hubiera alcanzado… ¿Qué hubiera sido de mí? Este sujeto aún no muestra su verdadero poder. Tendré que dejar las tonterías si quiero ganar. —piensa Tarox. Se queda perplejo observando el tremendo corte dejado por el espadachín del oeste.

Después de ese ataque, Tarox deja de ver a Kamata como una decepción y automáticamente reanuda su ataque con veloces ráfagas cortantes. La diferencia entre ambos se vuelve a notar y es que el chico de Ironland posee mayor experiencia y por algo le ayuda también el que sea un año mayor a Kamata. Su análisis de la situación también es apenas superior. Aun así, Kamata no se rinde y a duras penas bloquea los ataques para luego tratar de localizar alguna apertura con la que pueda desestabilizar a Tarox y por fin herirlo.

La pelea se traslada ahora fuera de la plataforma ignorando las reglas de que serían eliminados si eso ocurre.




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