En el almacén oscuro y frio, Martiny termina de limpiar y tratar las heridas de la chica. Le toma el pulso hasta que ve los intentos de ella por abrir los ojos a pesar de tener la respiración entrecortada ante los dolores fuertes y miedo insostenible.
La mano derecha de Leopold abre los parpados de Megumi para observar sus pupilas. Luego toma un paño frio y mojado, le mueve la cabeza hacia atrás con mucho cuidado y coloca el trapo en la frente. El hombre dice cortésmente:
—Sé que es incómodo, pero tendrás que permanecer así.
—Por favor…—intenta decirle con mucha dificultad. Las palabras cuestan salir.
—Ni te esfuerces. Tu destino ya está sentenciado. Solo quédate a gusto y descansa. —interrumpe educado mientras escurre a un lado el paño y con el agua ensangrentada que cae al suelo se limpia las manos.
Sin duda la respuesta destruye a Megumi. Luego de unos momentos, Martiny se retira sin volver a mirar a la chica.
El hombre podrá ser brutal en el bajo mundo y temido por cualquiera que conozca la leyenda del “gun man”, pero mantiene sus principios refinados al presentar a la chica con toda su belleza.
Sin embargo, su leyenda lo persigue con cada día, misión y muerte en su haber. Martiny siempre fue parte del bajo mundo, incluso su propio padre estuvo al servicio de una de las cuatro facciones siendo la mano ejecutora. Pero una traición provocó la muerte del hombre y Martiny, que en aquel entonces tenia cuatro años, fue tomado por varios grupos matones de Beara hasta que a sus quince años Don Leopold lo conoció cuando intentó matarlo.
Pudo haberlo matado, sin dudas, pero Leopold vio algo en el chico que lo hizo apiadarse y convertirlo en una especie de hijo adoptivo. El líder de la facción, para su malestar, no podía tener hijos por lo que el hombre calvo dedico gran parte de su vida a la crianza del chico y ampliar su poder e influencia en los mercados mas oscuros que uno jamás imaginaria.
Para Martiny, Leopold es mas que un mentor, es la figura de un padre que lamentablemente perdió prematuramente y ahora el líder de la facción mas poderosa está cumpliendo sin dudarlo. Así como también el talento para matar, por parte de Martiny, es una bendición que ayudó a la familia Don Leopold a conseguir mas poder y así conformar un imperio entre la peor inmundicia humana.
Y con el correr del tiempo y su uso mas que profesional de armas de fuego, Martiny logró hacerse de renombre como el “gun man”.
Martiny abre la puerta y mira a dos de los guardias quienes hacen reverencia y luego mira con la espalda recta como símbolo de respeto ante una autoridad a la espera de una orden:
—De aquí no quiero que entre ni salga nadie. ¿Está claro? —dice Martiny y hace una pausa, mirando los rostros tensos de los guardias. Ambos asientan con la cabeza.
***PARTE II***
En una de las entradas del complejo abandonado ubicado al sur, muy cerca de las oficinas que funcionaban antes, Alex recorre los pasillos y vigila que no haya nada sospechoso.
Sigue sintiéndose molesto por la discusión previa así que optó por deambular para no pensar tanto en lo ocurrido. También con el objetivo de vigilarlo mas de cerca, Alex busca a Tauro, pero en lo que lleva de recorrido no lo encuentra. En el camino ve a uno de los hombres de Don Leopold así que lo llama y pregunta:
—¿Tauro? ¿lo has visto?
—Ah, señor Alexander. No, para nada. No lo he visto, bueno, en realidad la ultima vez que lo vi fue en dirección al baño. —responde con temor por el aura eléctrica que desprende inconscientemente el joven.
—¿Al baño? ¡agh, ese maldito imbécil! —maldice Alex. Encara a pasos veloces.
—S-Señor, creo que se veía muy molesto. No recomiendo que…—intenta explicar el hombre.
—¡Tu cierra la puta boca y sigue patrullando! —grita Alex al hombre que se encoje en hombros asustado. —¡¿Enserio Tauro?! ¡¿eres tan estúpido como para no pensar acorde a la situación?! —piensa con la certeza de que la situación podrá empeorar si mata a Megumi.
Alex usa su habilidad “paso veloz” para llegar rápido a aquella habitación del horror. A Tauro no parece importarle ningún tipo de plan y menos seguir las directrices, solo busca el placer de que concretar su venganza y eso lo impulsa.
Mientras tanto, Megumi busca erguir su cabeza y con la visión borrosa intenta identificar a donde la trajeron. Apenas ve la débil luz de un foco meciéndose apenas sostenido por un cable. Desde afuera escuchar sonidos extraños, como de pisadas muy pesadas. Al observar debajo de la puerta nota un charco de sangre que se mete lentamente y sonidos ahogados con un crujir preocupante.
La puerta se abre y allí una misteriosa, pero a la vez familiar silueta musculosa hace presencia. Pocas son las fuerzas que tiene, pero al abrir su boca para gritar, esa sombra se abalanza sobre ella y le tapa para que no emite ningún sonido.
Esa figura es un Tauro quien acaba de romper la alianza y en ello atravesó el pecho de uno de los hombres de Don Leopold y al otro le rompió el cuello sin piedad.
El rostro de Megumi se vuelve pálido y lleno de terror. Muchos sentimientos traumáticos regresan como un torbellino oscuro que la envuelve. El hombre enorme de cabello carmesí y cuerpo musculoso y a su vez adoptando unas tes de piel rosado derivado del manejo en su cuerpo de la sangre que circula todo el tiempo y en gran velocidad y cantidad. Las venas también llegan a notarse con menor intensidad, pero se hinchan adoptando relieve inusual. Este camina hacia la chica, quien llora a cantaros y la voz no sale de su boca, y sonriendo le dice mientras sigue con la mano en la boca:
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Editado: 05.01.2025