—No voy a ofrecerte una salida alternativa. Ya cometiste muchos crímenes. —dice Hiroshi. Se ve molesto por todo lo que pasó en el estadio y sus terrenos adyacentes donde había puestos de comida y recuerdos y muchas personas concurrían para tener contacto con el torneo, aunque sea escuchar los gritos del estadio.
—Me aburro escuchar siempre el mismo tipo de sermón y no hacen nada. Eso los hace débiles y patéticos. ¿Porque temerían a una sola persona? ¿será que no quieren que los mocosos sepan la verdad de todo? —responde Alex siempre con una sonrisa que refleja el nivel de locura y excitación violenta.
—¿Qué verdad? ¿de qué estás hablando? —pregunta Hiroshi confundido.
—Ustedes saben de qué hablo. Mi padre y tu son parte de esta farsa.
—No trates de desviar el tema. Entrégate o te mato. No lo pienso repetir. —desenvaina un poco la espada.
—Qué bueno porque tampoco tengo intenciones de continuar desperdiciando saliva.
Alex e Hiroshi no despegan sus ojos sobre el otro mientras esperan el momento adecuado para hacer el primer movimiento. Hay sudor en sus rostros llenos de nervios. La mano derecha del asesino se mantiene en el mango sin bajarlo ni subirlo.
El mercenario trona sus dedos y luego el cuello moviendo la cabeza de un lado hacia el otro. Su expresión no cambia ni, aunque enfrente a un enemigo tan reconocido en todo Antares:
—¿Cuán lejos vas a querer llegar? ¿no ves que lastimaste a tu propio padre y manchas el honor y recuerdo de tu difunta madre?
—¡Cállate imbécil! ¡cierra la puta boca! ¡ni se te ocurra volver a mencionar a mi madre, ella no tiene nada que ver con este maldito y perverso sistema! ¡ustedes y su corrupción provocó esto! —Alex grita enardecido. —Acabaré con toda la orden asesina e iniciaré algo más grande que ustedes y los mercenarios combinados. —añade con una gran seguridad.
—¿Iniciar algo más grande? ¿acaso de oyes? Se nota cuanto han lavado tu cabeza. Tú sabes muy bien que eso es menti…
—¡¿Mentira?! ¡¿Cómo dices?! No te escuché bien. Las verdaderas mentiras son por las que estoy aquí y las que han estado enseñando durante cientos de años…casi dos mil años. Hoy haré que se acabe todo. Vengaré a mi madre y a los principios y valores que poseo y heredé de…como sea, acabaré con todo esto.
Por un instante, Hiroshi se encuentra con un peculiar lado de Alex, dudoso como un niño y preocupado por alguien más que él mismo. Sin embargo, es un criminal y debe ser tratado como tal. Hiroshi suspira y desenvaina su espada y exclama:
—Si así es como piensas al final…no creo que deba contenerme.
—Ven profesor, tú serás el que caiga aquí. —le responde sin vacilación.
Alexander se envuelve en pequeños destellos eléctricos que al dar un escaso paso ya se encuentra detrás del asesino quien se mueve a un lado tras percatarse de su presencia. Cuando se aparta, mueve la mano con la que sostiene la espada en dirección hacia Alex y así como Hiroshi lo hizo con facilidad, también esquiva sin problemas.
Después de esto se alejan saltando hacia atrás. Fueron breves movimientos que sirvieron para analizar a su enemigo.
El sonido de la espada siendo agitada por Hiroshi es de alerta para el joven mercenario. Se pone en guardia al escuchar ese sonido. Instintivamente levanta los puños para ponerse en guardia.
Una gota de sudor se desliza desde la frente.
Hiroshi presiona moviendo la espada de un lado hacia el otro atacando de forma horizontal y luego trazando otro corte vertical pero el mercenario domina el arte de los reflejos y la velocidad por lo que esquiva sin problema alguno.
Entre los ataques rápidos que realiza Hiroshi, deja un pequeño espacio debajo del pacho que permita a Alex golpear con el puño izquierdo y lo envía contra varios escritorios de ese sector.
Los escritorios de madera estallan en pedazos tirando hacia arriba los astillados pedazos.
Hiroshi reconoce sorprendido por la rápida reacción de Alex. Mientras se levanta acaricia el lugar donde recibió el golpe sintiendo gran dolor y al levantar su ropa para ver la situación nota que tiene un hematoma un tanto considerable:
—Mejoraste de una manera impresionante. Puedes estar orgulloso de tu logro, pero por otro lado es evidente que no tengo que dejarte con vida. —exclama Hiroshi.
—¿Vas a seguir repitiendo eso? Ven, si es que crees seguirme el paso. —responde lleno de confianza.
—Si, tienes razón. —levanta su espada con ambas manos a la altura del mentón con la punta de la hoja apuntando hacia su enemigo. —Lo lamento, pero tus decisiones no fueron las correctas. —piensa en silencio.
Lo ve al asesino como si fuera un objetivo insignificante en su camino por sembrar el caos en la orden. Alex se pone a murmurar moviendo la cabeza de un lado hacia el otro y demostrando que está relajado y con una confianza para nada normal.
Usa de nuevo su habilidad pensando que no podrá igualarle la velocidad y ataca por la izquierda. Hiroshi no cae en el mismo error así que lo detecta y repele dando un salto y extiende su pie dándole una patada en la cara de Alex que lo tira contra el suelo y golpear la cabeza y brazos contra las mesas de madera.
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Editado: 05.01.2025