Academia de Asesinos Volumen 5 (diciembre 2025)

Capítulo I: La Fiesta del Mercado Negro

Unos días antes del inicio de las clases en las Academias…

Una sombra se cierne sobre Beara, las tierras del sur, que por la noche ocurre un evento de lo más perverso y triste. En una de las ciudades costeras de Beara, donde una mansión es bañada por las olas que golpean con fuerza las rocas, se produce una fiesta con fuerte vigilancia y grandes colas de carruajes esperando para entrar.

Todo eso bajo la atenta vigilancia de las leyes vivientes que se encuentran fuera del terreno y espera poder conseguir información sobre el curioso evento. Nadie se imagina las atrocidades que se ocultan entre el cemento, mármol y madera.

Esa mansión pertenecía a un prestigioso dueño de constructora de barcos conocido como Clecto Marshaw y del que nadie sospecha que lleva desaparecido durante varios meses y es investigado por traficar especias desde otros continentes.

Dentro del lugar hay música, comida brotando desde una puerta con mayordomos y mozas yendo y viniendo con bandejas de plata. El aroma a opio intoxica apenas se cruza la puerta de calle en sentido adentro de la propiedad. Nadie se queja pues todos se contaminan de ese hedor.

Quienes concurren a esa fiesta no suelen ser gente de prestigio como las casas nobles, ni poderosos como las leyes vivientes o los cuatro grandes, sino gente adinerada y cierta influencia basada en el dinero. Se podría decir que son burguesas con afinidad a la aristocracia de Antares.

Luego de la fiesta, todos los invitados bajan por unas escaleras subterráneas con forma de caracola, girando en torno a un mismo eje con paredes de roca y antorchas iluminando cada un metro el camino.

Al llegar reciben una tarjeta con número que corresponde al de llega y son guiados por un mayordomo a un asiento. Allí se les entrega un folleto con ciertas indicaciones. Frente a las sillas, que se cuentan de a decenas casi doscientas, se ve un escenario del que se desprenden tres pequeños con formas circulares. El ambiente es sobrio, pero también tenebroso. Las luces apenas iluminan el ambiente con principal foco al escenario donde espera una persona con un aparato en su mano para comunicar todo desde su posición y que se oiga por el lugar.

Muchos de los invitados se sienten con frio debido a que las paredes se mantienen con la temperatura del ambiente y al estar bajo el suelo, no llega el calor del verano hasta allí.

Una vez están ubicados en sus asientos, el presentador comienza a dar su discurso, explicando los procedimientos de seguridad y cada detalle sobre la reunión y actividades de los próximos días. No es algo que se lleve a cabo solo un día.

Mientras se oye al presentador, llegan tarde seis personas que son ubicadas al fondo, en las últimas sillas. Alex y su grupo presencian el acto de presentación, vestidos de gala muy propio para la ocasión, aunque les importa muy poco lo que se diga, solo buscan participar de lo que les compete y nada más:

—Esto sí que es aburrido. —murmura Riurik, echándose hacia atrás con la silla y ambos brazos cruzados detrás de la cabeza.

—Cállate Riurik, no hay que llamar la atención. —exclama Tyrakus.

—Me parece que nadie nos ha reconocido ¿Por qué no divertirnos un poco? —dice Riurik.

—Haaa, ten un poco de mesura ¿quieres? No estamos aquí para ninguna misión de asesinato. Se menos impetuoso. —dice Tyrakus.

—Cielos, que serio eres. —se queja Riurik.

—Jajaja, que ruidosos son. —se burla Brutallio.

—¿Enserio dices eso con esa risa? —se pregunta Tyrakus mientras lo mira junto con Riurik con desaprobación.

—Oye, Alex ¿Cuál es el pedido del laboratorio? —pregunta Ehirazu.

—Cinco sujetos de prueba. Masculinos de entre 20 y 35 años. Sanos y en buen estado físico. —responde mientras observa a cada persona a su alrededor.

—¿Sucede algo? —le pregunta Baligra.

—Conozco a muchos de los que vinieron. —responde con cierta decepción.

—¿Sí?

—Ajá. Veo desde productores de grano, o dueños de aserraderos hasta importantes ganaderos y líderes en la construcción. Son gente poderosa pero no prestigiosa.

—¿Crees que vengan aquí por algún motivo específico? —pregunta Tyrakus.

—No importa el motivo. El solo hecho de estar aquí los hace iguales a nosotros.

—Iguales ¿en qué sentido? —pregunta Tyrakus.

Alex gira su mirada hacia Tyrakus:

—¿Tu qué crees? —pregunta con sarcasmo. Luego vuelve su mirada hacia el escenario. —Solo necesitamos subastar y ganar cinco y nos vamos de aquí.

Detrás de ellos se acercan varias personas bien vestidas y con armas en sus manos. Alex se percata de antemano su presencia, pero antes de que se voltease para confrontarlos, una mano se extiende y le entrega un papel junto con una reverencia como si se tratase de un noble. El mercenario lee el papel, que resulta ser una invitación a la zona vip más exclusiva y donde los espera el organizador del evento. Alex acepta y son guiados hasta un costado donde hay un túnel que conecta con distintas habitaciones donde hay comida, monitores y hasta servicios de cualquier índole.

En el camino se encuentran con los productos a subastar en un sitio que parece ser un almacén lleno de guardias, armas, artículos y personas. La legión queda impresionada al ver la cantidad de cosas que subastarían y se alivian porque solo buscan algo concreto, si tuvieran que quedarse por más cosas se volverían locos.




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