Aunque las cosas parecían haber vuelto a la normalidad, no era así para Jesse o al menos ella no lo sentía de ese modo. Nick se negaba a dejarla trabajar, y aunque ella no había dejado de insistir, él se había mostrado muy recalcitrante en aquel aspecto.
El trabajo de Nick, fuera el que fuere, y si bien parecía dejarle mucho tiempo libre, no siempre era así, y ahora que vivían bajo el mismo techo fue cuando ella lo notó. Nick tenía una rutina que Jesse desconocía, pero que pronto se le haría familiar. Jesse seguía conservando la costumbre de levantarse temprano, pero Nick precía hacerlo mucho antes y ella se enteró que entrenaba dos o tres horas en el gimnasio, o eso fue lo que ella asumió, porque en realidad, y aunque en verdad estaba entrenando, no era precisamente en un gimnasio, sino en un campo de tiro, después de lo cual tanto él como Jack y Charlie, corrían algunos kilómetros y era así como regresaban a casa.
Aquello era completamente falso, porque si bien fue algún día, en realidad se saltó aquella actividad durante casi la totalidad de aquellos angustiantes siete meses.
Aquella era la peor respuesta que podía darle, pero en ese momento llegaron Jim y Sam, de modo que Jesse no pudo decirle nada.
El resto de las mañanas Nick solía encerrarse en el estudio con Jim, aunque a veces estaba alguno de los otros también, y las tardes sí parecían no estar dedicadas a nada en particular y tanto podían estar en casa o salir a hacer cualquier cosa en las que generalmente la incluían. Las noches eran otro asunto y Nick casi nunca estaba, pero siempre le dejaba alguna compañía aunque no se tratase de los habituales.
Con las cosas así Jesse comenzó a aburrirse y se volvió más insistente con el asunto del trabajo, pero a principios de octubre Nick llevó a casa a un individuo al que le presentó como el profesor Williams. Después que Jesse escuchó cuáles serían las funciones del hombre, arrastró a Nick a la habitación, y Jack que era el que estaba en ese momento allí, estuvo seguro que Jesse iba a quitarle la cabeza a su hermano.
Aquella discusión se prolongaría durante tanto tiempo que el recién contratado maestro decidió que lo mejor sería marcharse y esperar a que Nick lo llamase, pero Jack se lo impidió.
El individuo debió considerar poco juicioso desobedecer, porque volvió a sentarse, aunque comenzó a arrepentirse de haber aceptado, pero luego pensó también que no tenía muchas opciones. Él había conocido a aquellos críos cuando llegaron a las cercanías de lo que hoy era el centro de actividades, y a pesar de que sabía lo mucho que habían hecho por el centro, también sabía de primera mano lo peligrosos que podían ser, de modo que se quedó tranquilo y esperó.
Aunque Jesse había discutido hasta el cansancio, Nick tenía dos cosas de las que Jesse carecía, una era paciencia y la otra era poder de convencimiento, pues después que la dejó decir todo cuanto se le ocurrió, fue él quien atacó y Jesse terminó por ceder. No obstante, aquella terca muchachita le haría la vida miserable al pobre sujeto y antes de navidad el señor Williams estaba considerando seriamente suicidarse. No era que Jesse no quisiera aprender, porque de hecho lo hacía, era solo que no quería hacerlo de ese modo.
A principios de diciembre, Nick llevó a Jesse al centro comercial y después que estaban allí, le dijo para qué.