El fenómeno de la mafia siciliana no era ningún mito como muchos parecían creer, pues aquella organización existía y parecía tener ramificaciones en todo el orbe. Sin embargo, lo que no era cierto, era que todos los criminales de origen italiano perteneciesen a ella, aunque sí lo era que muchos vivían al amparo de su sombra y una importante cantidad de ellos había hecho sus pequeñas o grandes fortunas escudados en el miedo que desperataba el solo hecho de mencionarla.
Este era el caso de Giovanni Aliano, que de ser un simple inmigrante italiano, se había convertido en un poderoso sujeto temido y respetado por algunos, odiado por muchos y amado por unos pocos. Los Aliano eran originarios del norte de Italia y jamás habían tenido nada que ver con la mafia, ya que eran labriegos, y la mitad de ellos en realidad había nacido en Suiza como era el caso del padre de Giovanni debido a que su familia había residido durante un par de generaciones al otro lado de la frontera, mezclando su sangre con la de los nativos de aquella zona, pero antes de que Giovanni naciese, su padre había decidido trasladarse a Italia ya que el abuelo de Giovanni por parte de madre, había fallecido y le había dejado a su única hija un trozo de tierra.
Giovanni había sido el menor del matrimonio, pero mientras dos de sus hermanos habían heredado los rasgos de su familia materna, él al igual que sus otros tres hermanos, era idéntico a su progenitor, es decir, tenía los ojos azules, el cabello negro y una estatura muy superior a la de los dos que se parecían a su madre. De manera que en conjunto, Giovanni no parecía italiano, o al menos su aspecto no se correspondía con el que todos asumían debía tener alguien originario de aquel país.
El joven se detuvo en seco y temió sinceramente por su vida, porque todos sabían que el jefe solo hablaba en su idioma natal cuando estaba terriblemente furioso.
Aquella era una caracterísitica de Giovanni que nadie entendía, aunque nadie tenía la obligación de hacerlo y ni siquiera la intención, pero el asunto era que aquel sujeto, y aunque había levantado su pequeño imperio gracias al terror que despertaba el ser italiano, la única cosa que delataba su origen, aparte de su nombre, era su afición al café y a la cocina italiana, pero por lo demás, parecía casi tan inglés como los nacidos en aquel país.
La cuestión era que en aquel momento en verdad estaba furioso, porque no era común el ser interrumpido después de la cena mientras se dedicaba a escuchar ópera, y de hecho lo tenían prohibido, de manera que cuando se giró y miró al intruso, éste comenzó a sudar.
Los azules ojos se clavaron en los muy asustados de su interlocutor mientras un millón de imágenes pasaban a toda velocidad por la mente de Giovanní. Sin embargo, aquel individuo tenía mucha práctica en eso de fingir indiferencia, así que se tragó la ansiedad y esperó.
Una vez solo, Giovanni se sentó de nuevo, encendió un cigarrillo y se preguntó que diablos había sucedido como para provocar la ugente salida de Marco.
Si bien era cierto que Giovanni no se había preocupado por buscar a sus hijos cuando éstos se marcharon, pues pensaba que su mujer los había dañado sin remedio, unos dos o tres años atrás había tenido noticias de Nicola, y aunque las mismas lo sorprendieron mucho, al mismo tiempo también lo alegraron y pensó que no todo estaba perdido.
Las mayores esperanzas de Giovanni habían estado puestas en su hijo mayor, pero cuando éste murió y después de haber organizado la mayor vendetta que hubiesen vivido en su comunidad, ya que no dejó vivo ni a uno solo de los parientes del desgraciado que había matado a Federico, ni a ninguno de sus allegados o amigos, había vuelto la vista hacia sus dos hijos menores, pero Donatello aparte de inquieto y volátil, era simplemente incontrolable, y en el caso de Nicola, entre su madre y su hermana lo habían hecho débil y del todo inadecuado para dirigir lo que él estaba construyendo, y en cualquier caso, Nicola había desaparecido alrededor de un año después de la muerte de su madre y su hermano. Sin embargo, Giovanni no se dejó vencer por la decepción e intentó hacer entrar por el aro a Donatello, pero ni las palizas ni las amenazas lo lograron y un buen día también desapareció. En ese momento Giovanni comenzó a preocuparse seriamente, así que contrajo rápido matrimonio con la mujer que le pareció más conveniente y con el único fin de conseguir una descendencia apropiada, pero casi se convenció de que aquello le había sido negado, porque después de tres pérdidas, su esposa volvió a quedar embarazada, pero ni ella ni el bebé se salvaron.