Acorde del Corazón (libro 3. породица)

Cap. 21 Sin duda

 

Es curioso cómo días que nos parecen los mejores de nuestras vidas pueden cambiar de forma drástica en cuestión de minutos. Jesse que hasta hacía un momento había estado pensando que aquel había sido el mejor cumpleaños de su vida, en el momento que vio al sujeto que acababa de hacer aparición, sintió que todo giraba a velocidades indecentes y como si una enorme sombra oscura que derrochaba peligro se cernía sobre ella. Afortunadamente Nick y Donatello aun la tenían sujeta, porque de no haber sido así, lo más probable era que hubiese caído ya que identificó sin ningún margen de error, que aquel sujeto era Giovanni Aliano.

Aunque Charlie se había ganado varias sacudidas por repetir hasta el agotamiento que ella se parecía mucho a su padre, Jesse había relegado aquella molesta afirmación a algún lugar de la periferia más lejana de su mente y procuraba no pensar en ello. Del mismo modo, había creído imposible que en algún momento cercano o lejano, se vería en la necesidad de enfrentarse a su padre y prefería pensar que no tenía uno. Sin embargo, aquella realidad que había intentado desterrar, estaba ahora frente a ella desatando en su interior un caótico revoltijo de emociones que iban de la sorpresa al terror.

En el caso de los chicos, quien llevaba menos tiempo sin ver a Giovanni era Donatello, sin embargo, estaba más o menos en las mismas condiciones de Jesse, con la diferencia de que si bien ella no tenía ningún recuerdo, él sí y casi ninguno era bueno.

Nick al igual que sus amigos, llevaba diez años sin ver a Giovanni, pero si bien Jack y Charlie tenían la sorpresa pintada en el rostro, no era el caso de Nick aunque no estaba menos sorprendido. Él a diferencia de Donatello, no se había planteado un encuentro ni casual ni de ninguna especie con aquel individuo, así que era imposible que tuviese expectativa alguna, sin embargo, lo primero que pensó era que la naturaleza había sido extraordinariamente generosa con Giovanni, pues a la fecha y si no estaba equivocado, debía rondar los cincuenta años pero estaba lejos de aparentarlos.

  • Baja eso, Jarko – dijo Giovanni sacándolos a todos de sus pensamientos – que eres muy hábil, pero si los quisiera muertos, ya lo estarían

No obstante, tanto Jack como Charlie se habían acostumbrado a recibir órdenes de una sola persona, y como ciertamente no era quien las estaba dando, no se mostraron inclinados a obedecer. Nick tenía un soberbio control sobre sí mismo y fue el primero en salir del estupor inicial, así que dio un paso al frente más que por acercarse a Giovanni por obstruirle la visión, ya que no tenía ningún interés en que se fijase en Jesse.

  • Como no encuentro un motivo para que estés aquí, y aun suponiendo que lo tuvieses tampoco me interesaría, fuera de mi casa – dijo sin elevar la voz pero en un tono que al menos Jesse no le había escuchado ni siquiera en los primeros encuentros poco amistosos que habían tenido
  • No estás siendo muy amable, Nico
  • Y no tengo por qué serlo
  • Vamos hijo, puedes decir muchas cosas de mí, pero nunca te eché de casa, te fuiste porque quisiste – dijo con supremo descaro
  • Largo – repitió Nick, y en esta ocasión aunque tampoco había elevado la voz, era un tono que Jesse sí le conocía y podía califiar de peligroso

No obstante, no cabía ninguna duda de que aquel sujeto era el padre de las criaturas, porque ya había exhibido el desparpajo de Jesse, la sangre fría de Nick, y ahora cuando caminó hasta un sillón sentándose en él, sin duda exhibía la locura de Donatello.

  • Hazte a un lado, Nico – dijo mientras encendía un cigarrillo – quiero ver bien a mi hija – agregó causando el terror de Jesse

Aunque Donatello no había soltado el brazo de Jesse, al sentir la pequeña mano que aferraba la manga de su chaqueta, la sujetó por la cintura apretándola contra él.

  • Aclaremos padre – dijo Nick derrochando sarcasmo – en primer lugar ya no soy el bambino al que podías darle órdenes y esperar ser obedecido, y en segundo, no recibo órdenes de nadie y aunque me mostrase inclinado a hacerlo, ciertamente no sería de un bastardo como tú

Donatello y Jesse siempre se habían preguntado aunque de forma independiente, por qué razón Nick tenía que hablar tanto, porque ellos dos y en eso sí coincidían, ya le habrían clavado un puñetazo al cretino aquel en lugar de perder el tiempo hablando.

  • ¡Nicola! – escucharon que exclamaba el individuo que acompañaba a Giovanni – Respeta, no puedes hablarle así a tu padre, bambino

En otras circunstancias, Jesse, Charlie y Jack le habrían aconsejado al fulano aquel correr al ver que Nick clavaba sus negros y amenazantes ojos en él.

  • Como acabas de demostrar que no eres sordo, ya escuchaste que no recibo órdenes de nadie, y si no las recibo de él – dijo mirando con desprecio a Giovanni – cuyos derechos a dármelas son inexistentes si pretende basarlos en su muy cuestionable paternidad ¿qué te hace pensar que un desconocido como tú podría tener derecho ni siquiera a opinar?
  • No soy un desconocido, yo te enseñé a atarte los cordones de los zapatos, bambino

Donatello y los chicos elevaron las cejas y abrieron con desmesura los ojos, porque ciertamente sabían quién era aquel sujeto aunque su cara no se correspondía ni con la voz ni con el rostro que tenía en sus recuerdos, pero por mucha que fuera la sorpresa de Nick, y era, él siguió conservando la calma y decidió asegurarse.

  • ¿Marco?
  • Ecco – contestó él exhibiendo una sonrisa
  • Aunque podría mostrarme más inclinado a obedecerte a ti antes que a él, el hecho de que sigas a su lado habla muy mal de ti y anula lo anterior




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