Sharon Beissel era hija de un conde francés que había muerto cuando su hija tenía doce años, dejándola a cargo de una madre decididamente desquiciada. Nadie sabía si la condición de la condesa se había dado a raíz de la intempestiva muerte de su esposo o si era algo que portaba desde su nacimiento. El asunto era que la susodicha había desarrollado la tendencia a involurarse con inividuos problemáticos por diversos motivos, porque o bien tenían serios problemas de conducta, o estaban casados. Cuando Sharon tenía quince años, su madre había mantenido una cuestionable relación con Pavel Vjerni, esposo de Olga Zazvic y cuñado de Dèjan. Como cabía esperar, esto era algo que nadie en la familia Zazvic sabía y de hecho esta criatura era amiga de Olga, de manera que en una oportunidad fue invitada a Hungría junto con su hija y fue cuando ésta conoció a Dèjan. Para ese entonces él tenía veintidós años y pésimas relaciones con su familia, pero como ya estaba haciénose cargo del negocio familiar, eventualmente tenía que ir a hablar con su progenitor. Sin embargo, solo había ido a eso y una vez resuelto lo que tenía que tratar con Admir, volvió a marcharse y es muy improbable que hubiese reparado en la jovencita que ni siquiera había comido pendiente de verlo a él.
Habría sido más improbable aún que sus caminos hubiesen vuelto a cruzarse nunca, pues poco tiempo después, Admir se enteró como se enteraba de casi todo, de la aventura que tenía su yerno con la condesa y como algo que Admir llevaba muy mal era que fastidiasen a su familia de cualquier manera, se fue derecho a hablar con su cuñado Ioan que se encargó diligentemente de hacer desaparecer en forma definitiva a la condesa y darle una paliza memorable al necio de Pavel. De manera que antes de cumplir dieciséis años, Sharon ya era huérfana de padre y madre, y al menos la muerte de su madre se la debía aunque ella no lo sabía, a la familia del hombre del que se había enamorado.
Sharon concluyó su educación en un prestigioso instituto europeo donde consolidó su amistad con Jelika y Darija Vjerni, las hijas de quien fuese el amante de su madre, pero tanto ella como sus amigas ignoraban eso y lo único que le interesaba a Sharon era que aquellas chicas eran sobrinas de Dèjan. Sin embargo, aquella relación no le reportó ningún beneficio en ese sentido, porque las chicas tenían poco por no decir ningún contacto con su tío.
Con las cosas así, Sharon comenzó a trazar diversas estrategias que la colocasen en el camino correcto para alcanzar su objetivo. Con lo que no contó fue con que Dèjan no era de la clase que asistía a reuniones sociales, clubes o balnearios de moda y en realidad casi parecía un personaje ficticio, así que no tenía idea de dónde hallarlo o cómo acercarse a él. Sin embargo, como reza el dicho, el que persevera alcanza aunque no siempre la meta resulta ser lo que se espera.
Las muchas investigaciones de Sharon le dieron dos posibles vías de acceso. Una era convertirse en una mujer de negocios, algo que estaba lejos tanto de sus planes como de sus capacidades; y la otra era involucrarse con alguna causa de las muchas que había, que se ocupase de la niñez abandonada o víctimas de algún conflicto bélico, ya que se había enterado que las mismas atraían la atención de Dèjan.
Como ella estaba decidida a encontrarlo de una u otra manera, lo intentaría de ambas formas. En una de las primeras fundaciones que visitó, se mostraron encantados con su interés y naturalmente que alguien como ella apareciese en su lista de colaboradores, era por demás beneficioso, así que no tuvo inconvenientes con eso. Pero además, se procuró el interés de varios importantes y altos ejecutivos de algunas empresas, segura de que alguno debía tener trato con Dèjan, y como lo único que necesitaba era que la introdujeran, aprovechó aquello también.
Justo es decir que las cosas le salieron bastante bien, porque uno de los mencionados ejecutivos tuvo la no muy brillante idea, al menos para él, de llevarla a una comida en la que se suponía debía tratar de algo importante con Dèjan. Al pobre sujeto le salieron mal las cuentas, porque si algo no toleraba Dèjan Zazvic, era que no se tomaran en serio el trabajo, y presentarse a una reunión seria con una chica, era el peor asunto que cualquiera que pretendiese hacer negocios con él, podía hacer.
No obstante, Sharon sí le sacó el mayor partido a aquella reunión, porque en vista de que los negocios quedaron hechos a un lado, ella comenzó a hablar del otro tema que sabía interesaba a Dèjan y fue como en primer término se atrajo no solo su atención sino que consiguió algo más de información con relación a una causa en particular, de manera que una vez concluida aquella comida, se fue derecha a inscribirse como activista de la mencionada causa y en breve vio coronada su tenacidad, porque en la próxima reunión de ésta, encontró de nuevo a Dèjan.
A partir de allí se estableció entre ellos una relación incialmente bastante tibia, pero finalmente había conseguido su objetivo o al menos parte del mismo, porque a la fecha, Sharon era una de las poquísimas mujeres con las que Dèjan había salido más de una vez.
Lo frustrante para Sharon estaba siendo que ni siquiera en los momentos de mayor intimidad, Dèjan se mostraba inclinado a hablar mucho de sí mismo o de su vida y eso lógicamante para ella era un fallo si quería establecer una relación duradera. En la actualidad llevaban alrededor de cinco años viéndose y de lo único que Dèjan había hablado y que pudiese considerarse personal, era de su hijo de quien parecía no solo estar muy orgulloso sino alrededor de quien parecía girar su vida.