Acorde del Corazón (libro 3. породица)

Cap. 24 Madrugada

 

La situación en el departamento era sumamente tensa, David controlaba con atención la condición de Giovanni, Charlie había tenido que salir en un par de oportunidades a buscar lo que David le pedía, y Donatello parecía a punto de abrir una zanja en el piso con tanto ir y venir.

Como David haía considerado improcedente colocarle ningún sedenate a Jesse porque con ello lo único que conseguirían sería despertarla, decidieron que esperarían a que despertase por sí sola y de acuerdo a cómo lo hiciese entonces él decidiría qué hacer; de modo que Nick la había alzado con cuidado colocándola en su cama, después de lo cual se sentó en un sillón y parecía una estatua de piedra, lo que llamó mucho la atención de Marco pues lo recordaba incluso más inquieto que Donatello, así que llegó a la conclusión de que aquel chico al igual que su progenitor, debía haber trabajado mucho para controlarse. En un momento determinado a quien Marco miró fue a Jack quien también parecía una estatua, pero en su caso estaba apostado en la puerta de la habitación de la chica y no había dejado de mirar a Giovanni con ira manifiesta, pero aparte de lo anterior, Marco también detectó otra cosa.

Marco era un ignorante en muchas áreas pues él no había seguido estudios formales más allá de la educación media, pero era un sujeto inteligente y observador cuyo principal trabajo consistía en prevenir y evitarle la mayor cantidad de problemas posibles a Giovanni quien por cuenta propia se atraía muchos, de modo que por fuerza había tenido que desarrollar aquella capacidad para detectar y ver venir los problemas y estaba seguro que allí, es decir, en Jack, se estaba gestando uno.

Marco recordaba perfectamente que del grupo de amigos de Nico, Jarko Vlasic era el que menos había gustado a Giovanni y había hecho cuanto le había sido posible por alejarlo de su hijo; incluso en un par de extrañas ocasiones en las que llevó a Nico de paseo, había intentado excluir al muchachito aquel invitando solo a Carlo, pero Nico, quien había sido terco desde la cuna, se había negado rotundamente a ir a ningún lugar si Jarko no iba también, así que con aquella actitud de rechazo Giovanni lo único que pareció conseguir fue que la amistad de Nico y Jarko se consolidara aún más. Cuando el negocio de Giovanni había comenzado a florecer, éste le había dado empleo a muchos de sus compatriotas entre los que estaban el padre y dos hermanos de Carlo y uno aun hoy trabajaban para Giovanni, pero se negó en forma rotunda a dárselo al que creía el padre de Jarko. En una oportunidad Marco le había preguntado la razón por la que le tenía tan mala voluntad al chico y las tres que le dio le parecieron igualmente inválidas.

  • Por lo visto has olvidado que ese muchachito ya atacó a Nico en una oportunidad, así que es peligroso. Además, es hijo de una probada zorra y de un sucio borracho, y él se convertirá en la misma clase de escoria

Aquel venenoso discurso y como ya se dijo, había sorprendido mucho a Marco, porque lo primero solo había sido un pleito más entre chicos y en su opinión a Nico le había ido peor en otras oportunidades, así que no creía que la pérdida de un diente que de todas maneras iba a mudar, fuese motivo suficiente para una ira tan concentrada. 

Con la segunda razón y aunque demoró un tiempo, le fue mejor para entenderla, porque en una ocasión Giovanni le había contado que uno de sus hermanos mayores junto con su grupo de amigos habían sido visitantes frecuentes de cuanto burdel se les atravesaba en el camino, de modo que Rocco terminó contrayendo una sífilis que acabó con su vida. Como aquello había sucedido cuando Giovanni estaba muy pequeño, Marco tuvo la impresión de que poseía escasos detalles y tal vez Rocco hubiese muerto por otras causas, pero cierto o falso, Giovanni creía aquello y si bien él era un mujeriego sin remedio, detestaba a las criaturas que se dedicaban a aquel penoso oficio y jamás  en su vida había tocado a ninguna.

Y la tercera razón fue quizá la más sorprendente para Marco, pues en una oportunidad en la que una negociación había salido mucho mejor de lo que esperaban, Marco había comprado varias botellas pues creía que merecían celebrar. Sin embargo, después de un par de tragos Giovanni rechazó seguir bebiendo.

  • Vamos hombre, tenemos razones para celebrar – había insistido Marco
  • Seguro, pero no quiero convertirme en un alcohólico
  • Nadie se convierte en alcohólico por…
  • Dije que no –  lo interrumpió y después agregó – Ya eso arruinó mi vida una vez ¿recuerdas?
  • No – había dicho Marco porque en verdad no tenía idea de qué hablaba
  • Isabella

Ese solo nombre cambió todo el panorama y proporcionó todas las explicaciones a Marco, y por increíble que pareciese, desde aquella fatídica noche en la que había violado a Isabella, Giovanni nunca más bebería más de dos o tres tragos independientemente de cuál fuese la ocasión.

No obstante, y si bien las dos últimas razones podían ser muy válidas con respecto a los progenitores de Jarko, y aunque para ese entonces ya sabían que el marido de la madre no lo era, en opinión de Marco el chico no era culpable de las conductas de sus padres, pero como su opinión era irrelevante y Giovanni siempre creería lo que quisiera creer, las cosas siguieron igual.

Pero de todo eso hacía mucho tiempo, y aunque sabía que Jarko no era estúpido y aunque lo fuese lo difícil habría sido no notar que Giovanni no le tenía ninguna simpatía, dudaba que eso generase aquella mirada que más que hostil, parecía de franco odio y Marco le daba aún una lectura adicional, la de peligro inminente.




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