Acorde del Corazón (libro 3. породица)

Cap. 25 Amanecer

 

Charlie y Nick llevaron café para todos y después de mirar significativamente a sus dos amigos, lo que era una clara aunque innecesaria advertencia para que se mantuviesen alertas, Nick se fue a su habitación a darse un baño. Cuando salió y abrió el armario, sonrió al recordar la primera vez que Jesse había estado en su habitación.

  • ¡Guao! Eso sí que en verdad es mucha ropa – había dicho

Aunque no había mucha variedad porque casi todo eran jeans, remeras o camisas negras, y varias chaquetas del mismo color, lo que sí había era cantidad.

  • Este infeliz parece una señorita – había dicho Jack en forma maligna
  • Lo que plantea la duda de qué cosa eres tú, Jarko
  • Un alienígena tal vez – dijo Charlie ahogando la risa
  • Ellos pertenecen a una clasificación mientras que la cosa extraña esta, dudo que alguien tenga idea de lo que es – porfió Jesse

Aquel grupo de chicos y aunque habían crecido juntos, compartían muchos gustos e intereses y en conjunto algunas características de comportamiento, lógicamente tenían sus diferencias, pero las más marcadas se daban en su apariencia y entre quienes más se notaba era entre Nick y Jack pues Charlie parecía medio camino entre ambos.  A pesar de sus ingresos, Nick no era nada ostentoso y vestía de forma tan informal como cualquier chico de su edad, pero jamás lo habían visto con una camisa o un pantalón sucio o en mal estado; ni siquiera cuando habían abandonado sus casas y tenían poco más que lo básico, porque en las noches los chicos veían a Nick lavando sus ropas y siempre había sido exasperantemente cuidadoso a la hora de colgarla o doblarla. Quizá aquella era la única cosa que no se había esforzado por olvidar con relación a Giuliana quien fue  la que metió en su cabeza lo que sus amigos llamaban desquiciadas ideas con respecto a la buena apariencia que debía tener un caballero. Nick esgrimía ante sus amigos, que nadie le prestaría atención a un sujeto que iba vestido con la apariencia de un vagabundo, y siendo que su medio de subsistencia se basaba en la credulidad de los demás, mal podía ir por ahí vistiendo harapos. Siendo tan chicos como eran para aquel entonces, los otros dos no entendían bien el asunto, pero Charlie hacía su mejor esfuerzo para no verse tan mal aunque en su caso y como decía Jack, importaba más bien que no lo viesen. Y Jack era definitivamente un caso perdido, pues a él le daba lo mismo qué llevara encima o si esto estaba limpio o sucio, y Nick mantuvo con él una guerra parecida a la que había mantenido Dèjan con Jesse por el asunto del cabello, porque aparte de que Jack huía de las tijeras, también parecía tenerle la misma aversión a los peines.

Cuando fueron algo mayores y comenzaron a ganar suficiente dinero, lo primero que Nick se compró fue una gran cantidad de ropa, porque aparte de que seguía sustentando las mismas ideas, ya había pasado suficiente frío por la escasez de ropas abrigadas, y mucho trabajo teniendo que lavar o coser lo poco que tenía para que se viese bien, así que gastó una enorme cantidad de dinero en aquello. Mientras que Jack se había preocupado poco y en realidad aun seguía igual, porque aunque ahora andaba al menos limpio, seguía dándole igual si sus camisas o sus jeans eran buenos, regulares o malos, porque siempre que tuviese qué vestir, cualquier otro detalle carecía de importancia; y con respecto a su cabello tampoco había nada qué hacer y en realidad Nick sospechaba que a esas alturas intentar pasar un peine por ellos habría sido una tarea ímproba. Sin embargo, Charlie sabía que aquello que Jack llamaba cabello y ellos pensaban era más bien una emarañada e impenetrable jungla, atraía tanto a las chicas como el resto del desaliñado conjunto que era su amigo, porque al menos Charlie que era muy entromentido, había escuchado a las chicas suspirar por lo que llamaban con mucha imaginación los rizos naturales de Jack.

Nick había recordado todo aquello mientras sacaba su ropa, pero solo había alcanzado a ponerse los pantalones cuando fue bruscamente sacado de sus pensamientos por dos gritos diferentes, de modo que lanzó a un lado los calcetines que estaba por colocarse y corrió.

 

David terminó de pasarle un medicamento a Giovanni en la vía que le había tomado más temprano, y se dispuso a comprobar sus constantes.

  • ¿Cómo va? – había preguntado Charlie
  • Al menos ya no tiene fiebre – le contestó

Como a Jack le importaba poco cómo estuviese Giovanni y lo único que quería escuchar era que ya podía largarse, había estado mirando hacia la cama de Jesse porque ella había comenzado a moverse, pero se angustió cuando la escuchó quejarse.

  • ¡Doc, algo le sucede a Isabella!

David que en ese momento le estaba tomando el pulso a Giovanni, lo soltó y corrió hacia la habitación al igual que Donatello y Charlie mientras que Marco se preguntaba por qué tanta alarma. Y realmente parecía innecesaria tanta carrera, porque cuando David se acercó a la cama ella seguía dormida, así que miró a Jack.

  • ¿Qué…?
  • Se estaba quejando y…
  • Tengo frío, Mihailo – la escucharon y todos centraron su mirada en ella – Y… hambre
  • Solo es un sueño – dijo David

Sin embargo, mientras él pasaba una mano por el cabello de Jesse, Donatello estaba experimentando un dolor enorme, porque era posible que ahora fuese solo un sueño, pero se le rompía el corazón al pensar que su hermanita en verdad había pasado frío y hambre mientras él estaba Dios sabía donde pero bien alimentado y con un techo sobre su cabeza.

  • ¡Corre Mihailo! – exclamó Jesse de pronto




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