Acorde del Corazón (libro 3. породица)

Cap. 31 Días difíciles

 

Cuando Donatello fue trasladado a la habitación, lógicamente los primeros en poder pasar a verlo fueron Nick y Jesse, pero al menos en el caso de ella ahogó una exclamación. Esto obedecía a que Donatello tenía el rostro prácticamente cubierto por vendajes, así que ella miró a David.

  • Su rostro sufrió severos daños. Al salir despedido por el parabrisas, los vidrios laceraron el rostro, pero además según el informe, cayó sobre otro vehículo y justo sobre el parabrisas también, y por último al caer también sufrió con la rozadura del pavimento.
  • Pero puede arreglarse ¿no? – preguntó ella
  • Algunas de las heridas es posible que desaparezcan o se aclaren con el tiempo, pero otras…
  • ¿Otras qué?
  • Solo será posible si es sometido a cirugía

Jesse miraba hacia la cama con los ojos desorbitados mientra que Nick tenía aspecto pétreo, pero ya David lo conocía lo suficiente como para saber que o bien estaba furioso o demasiado conmocionado.

Como Marco sabía que era poco probable que los Aliano lo dejasen entrar a ver a Donatello, esperó hasta que pudo hablar con David a solas para enterarse cómo estaba Don y cuál era el pronóstico. Una vez hecho esto, se marchó aunque dejó a Al en el hospital y con órdenes de comunicarle cualquier novedad.

Por mucho que Nick y David insistieron en que Jesse regresase al departamento, ella se negó y a menos que la noquearan, ellos sabían que no iba a ceder y lo único que David consiguió de ella fue la promesa de  quedarse en la habitación porque en cualquier caso a ella no le interesaba ir a ningún otro lugar.

Ya era de noche cuando Donatello comenzó a quejarse y Jesse saltó de la silla mientras que Nick, que había estado de pie al lado de la cama prestaba atención.

  • Ho male…
  • Dove? – le preguntó Nick, pero él no le contestó

Jesse miraba a Nick en forma interrogativa, porque tal vez y de hecho así era, él entendía lo que había dicho Donatello, pero ella no.

  • Dice que le duele – le dijo
  • Bien, voy por…
  • Eh, eh – la detuvo – no hay necesidad de ir a ninguna parte
  • Pero si le duele algo…
  • El Doc dijo que eso era probable ¿recuerdas?
  • Bueno sí, pero…
  • ¿Nico? – escucharon y ambos volvieron junto a la cama
  • Aquí – dijo Nick
  • ¿Qué…?
  • No te canses, luego hablaremos de eso, ahora intenta dormir

Como no dijo nada más, asumieron que se había dormido de nuevo, pero un momento después comenzó a hablar de nuevo aunque no estaban muy seguros de si estaba soñando o simplemente diciendo incoherencias, algo que preocupó mucho a Jesse, porque aparte de que entendía menos de la mitad debido a que mucho de lo que decía lo hacía en su lengua natal, la otra mitad lo que no tenía era sentido.

  • Esto es desesperante, tienes que enseñarme a hablar ese estúpido idioma – dijo Jesse con exasperación
  • ¿Bella?
  • Ey – dijo ella
  • Dove sei? Non posso…
  • En cristiano, hombre – le dijo
  • Te está preguntando dónde estás, porque por los vendajes no puede verte – le dijo Nick

Jesse asintió pero seguía teniendo expresión de disgusto. Esa noche se les hizo muy larga, porque tan pronto Donatello estaba hablando aunque ellos no supiesen de qué, como llamándolos a pesar de que cuando contestaban él no agregaba nada más.

Donatello no recuperó la lucidez plena sino hasta el mediodía, momento en el que ya Nick no pudo seguir negándose a decirle lo que había sucedido y era algo que Donatello había preguntado en reiteradas oportunidades a lo largo de la mañana, pero hasta que David no le confirmó a Nick que estaba plenamente consciente, él no se avino a hablar del asunto.

  • Tuviste un pequeño accidente – comenzó haciendo que Jesse elevase las cejas

Esto obedecía a que en su opinión, calificar el accidente de pequeño era un eufemimo colosal, y Donatello debió pensar más o menos lo mismo.

  • Define pequeño, Nico – le dijo – porque de acuerdo a como me siento, creo que tu concepto y el mío no van en la misma dirección
  • Seguro que no – dijo Jesse
  • De acuerdo, dímelo tú Bella
  • Escucha – retomó Nick antes de que Jesse dijese una barbaridad – no sabemos exactamente qué o cómo sucedió y en realidad esperaba que tú nos lo dijeras, pero hasta donde sabemos, perdiste el control de tu coche estrellándolo contra la defensa.
  • ¿Daños? – preguntó él en tono neutro
  • Ambas piernas fracturadas, un hombro dislocado y sufriste una hemorragia interna que ameritó que fueses intervenido
  • Creo que estás olvidando algo – dijo elevando la mano hasta su rostro que seguía parcialmente vendado
  • Bueno sí, tienes algunos rasguños allí, pero nada que no se pueda arreglar
  • ¿Alguien más sufrió por mi causa?
  • Aparte del susto que le ocasionaste al conductor del auto sobre el que aterrizaste en primer término, y una leve luxación de muñeca, nada más




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