Acorde del Corazón (libro 3. породица)

Cap. 45 Emergencia

 

Cuando David terminó su turno más tarde de lo habitual, pues ya eran las diez de la noche, salió al aparcamiento y soltó una grosera maldición, pues su coche seguía sin aparecer, de manera que comenzó a marcarle con ira a Nick, pero éste no le respondió, lo intentó con Charlie, con Jack y por último con Jim que fue quien contestó. Aunque David los conocía a todos, con Jim había tenido poco trato y no porque lo evitase, sino porque aquel chico era muy poco comunicativo.

  • Jim, estoy tratanto de hablar con Nick y no me contesta el móvil
  • Lo lamento, Doc – le contestó Jim – pero Nick, Jack y Charlie están ocupados en este momento, pero si necesitas algo solo dime
  • Lo que necesito es que me devuelvan mi auto y ya se lo había dicho a Nick
  • De acuerdo, le diré que llamaste

Sin agregar nada más cortó la comunicación, algo que extrañó poco a David por lo anteriormente descrito.

  • ¿Problemas con su coche, doctor? – le preguntó el guarda del aparcamiento
  • Así es – le contestó David
  • Esos autos del año, aunque se ven muy bien por fuera, no son como los de antes, esos sí que aguantaban la brega y todavía hay unos cuantos por ahí rodando

David pensó que, aunque su coche no era del año, se portaba bastante bien y no le daba problemas, algo más bien difícil, porque no le daba mucho uso y en los dos últimos años Nick y sus chicos no solo le habían adicionado un montón de cachivaches, sino que se encargaban además del mantenimiento, y si bien a David lo molestaba lo primero, no lo segundo, porque él parecía simplemente incapaz de recordar nada que no tuviese que ver directamente con su profesión, así que no le había hecho jamás ni un miserable cambio de aceite a su vehículo.

Se despidió del guardia y echó a andar hacia la avenida para tomar un taxi que lo llevase justamente a ver a un paciente, aunque era uno que difícilmente lo habría sido en otras circunstancias, ya que se trataba de Marco Bellini. Aunque bien mirado no tendría por que hacer aquello, ya que podía haberse limitado a darle la atención primaria como Nick se lo había pedido, David rara vez dejaba las cosas a medias, y entiéndase a medias, no ocuparse o por lo menos interesarse por los pacientes a los que atendía en urgencias, aunque una vez que salían de allí ya dejaban de ser su responsabilidad; de modo que no actuó diferente en esta ocasión, pero mientras iba en camino, recordó la visita que le había efectuado la pasada noche.

Por regla general a David le caían mal poquísimas personas y en realidad no recordaba a nadie que estuviese en aquella posición, aunque eso y teniendo la memoria que tenía, habría sido más bien difícil. El asunto era que, aunque había estado predispuesto en contra de Giovanni Aliano por lo que sabía de él, en el transcurso de los tres últimos días mantener esa posición se le había estado haciendo difícil, porque el sujeto en cuestión derrochaba una simpatía que él asociaba a la de Jesse, y esto unido al parecido físico estaba ocasionándole un conflicto interno, porque cada vez que veía los azules ojos de Giovanni, era como ver los de Jesse.

La noche anterior cuando había ido a chequear la evolución de Marco, había sido recibido como si lo conociesen de toda la vida, y fue precisamente Marco quien haría un comentario que derivó en una propuesta que él no podía aceptar.

  • Giovanni, creo que invertirías mejor tu dinero en este chico que en Cecilio
  • Y estoy de acuerdo – dijo Giovanni – ¿Qué dices, David?
  • ¿Qué digo con respecto a qué? – preguntó él a su vez
  • Con respecto a ser nuestro médico de cabecera
  • No se puede
  • ¿Por qué no?
  • Ya tengo un trabajo y uno muy demandante, señor Aliano, porque soy médico de urgencias y eso por definición excluye el poder ser el médico de cabecera de nadie – puntualizó
  • Lo que dices puede ser cierto – dijo Marco – pero no totalmente, porque según lo que hemos visto, acudes muy pronto cada vez que Nico te llama
  • Sí y no, porque si estoy de turno y atendiendo una emergencia, no puedo responder, pero en cualquier caso, cuando lo hago es porque Nick es mi amigo y no porque sea su empleado
  • Y también espero que lo seas nuestro – le había dicho Giovanni

Cuando terminó, y, aunque Giovani lo invitó a cenar, él declinó la invitación, se despidió y fue acompañado a la salida por Vinnie, otro al que se le habría hecho sumamente difícil ver con malos ojos, porque, aunque no guardaba el mismo parecido físico que tenía Jesse con su padre, parecía tener el mismo espíritu bromista de Charlie, la misma voz y hasta el mismo tono burlón.

  • Espero que tanta prisa obedezca a que te espera una bella signorina, doctor – había dicho el chico
  • En realidad lo que me espera es la cama, porque tuve un día difícil
  • Ah, pero esa cama debería estar convenientemente concurrida, es el mejor remedio que conozco para cualquier mal
  • Nos vemos mañana, Vincenzo
  • Vinnie – le dijo él – así me llaman mis amigos – agregó
  • De acuerdo, hasta mañana entonces, Vinnie – se despidió, pero algo en la mirada de Vinnie lo hizo detenerse – ¿Qué? – le preguntó
  • No sé qué te hayan dicho, pero no es tan malo como parece
  • ¿Disculpa?
  • Giovanni – dijo el chico, pero no agregó nada más, sino que se giró para entrar a la casa




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