Acorde del Corazón (libro 3. породица)

Cap. 50 породица (Porodica)

 

Ioan amaba a su sobrino como si fuese su propio hijo, y aunque estaba más de acuerdo con él que con Dèjan con respecto a la obstinada posición que su primo mantenía con respecto a Jesse, ya se estaba planteando tener una seria conversación con Dàmir para que depusiese su actitud cuando el organismo de Dèjan decidió pasarle factura. Aunque Dèjan era un inividuo joven aún y con una salud inmejorable, tal vez el exceso de estrés al que había estado sometido en las últimas semanas, finalmente lo hizo colapsar  para desesperación de Ioan y Paulo.

Cuando llegaron al hospital se encontraron con que David no estaba, de modo que sabiendo bien de quien se trataba y lo importantes que eran aquellas personas para David, Jalla se apresuró a llamarlo y no se movió de la emergencia hasta que éste llegó.

  • ¿Y bien? – preguntó Ioan en cuanto David salió
  • Aunque no se trata de ninguna enfermedad, voy a dejarlo hoy en observación
  • ¿Qué significa eso, David? – preguntó Paulo
  • Si me preguntan, yo diría que este sujeto lo que necesita es descanso. Tiene ciertos valores alterados, aunque no es nada grave o preocupante, pero si no comienza a cuidarse, podría serlo en el futuro

Después de aquella breve y poco clara explicción en opinión de los dos hombres, se excusó y fue a ocuparse de que Dèjan fuese trasladado a una habitación.

  • Quédate aquí y avísame cualquier cosa por mínima que sea – le dijo Ioan a Paulo y salió con mucha prisa

Paulo llevaba muchos años conviviendo con aquellos dos sujetos y los conocía bien, por lo que no necesitó que Ioan le dijese a dónde se dirigía con tanta prisa y solo esperaba que no fuese especialmente duro con Dàmir, pues también sabía que en cuanto el chico se enterase de que su padre estaba en el hospital, iba a sentirse lo suficuentemente miserale como para que Ioan agregase nada más.

Tanto Ioan como el mismo Dèjan, poseían una copia de la llave del departamento de Dàmir, aunque no hacían uso de la misma y se suponía que solo la tenían por seguridad, pero ese día Ioan hizo a un lado el propósito de respetar la privacidad de su sobrino y entró sin anunciarse. Dámir se hallaba en la habitación que había acondicionado como estudio y estaba concentrado en unas partituras, de modo que no lo escuchó llegar.

  • Dàmir
  • ¡Tío! – exclamó el chico – ¿Hombre, quieres matarme de…?

Sin embargo, una ruidosa alarma se encendió en el cerebro de Dàmir al procesar la inusual situación.

  • ¿Papá? – dijo con una inconfundible nota de terror en su tono

Si bien Ioan había tenido intención de decirle unas cuantas cosas al chico, al ver su expresión pareció cambiar de parecer.

  • Vamos – le dijo

No obstante, Dàmir parecía en verdad enfermo e incapaz de moverse, lo que hizo que Ioan recordase lo que les había referido Kerim recientemente, pero como pensó que no adelantaría mucho intentando explicar algo, caminó hacia él sujetándolo y comenzando a caminar hcia la puerta. Dámir no dijo ni media palabra en el camino, pero cuando llegaron al hospital, las cosas se le complicarían mucho a Ioan, pues Dàmir entró en verdadera crisis y terminaría necesitando atención antes de poder enterarse de nada.

Dèjan por su parte y en cuanto había recuperado el conocimiento, montó en cólera al verse en el hospital y le había estado haciendo la vida miserable a Paulo y seguidamente a David cuando éste entró a la habitación.

  • ¡Si no se apartan ahora mismo…!
  • Tendrás alguna dificultad con eso, Dèjan – le advirtió David – Y en verdad no quiero lastimarte, pero lo haré si me obligas
  • ¿Qué sucede contigo, muchachito?

A David siempre le había hecho gracia que él lo llamase de ese modo cuando en realidad no había una gran diferencia de edad entre ellos, pero en aquel momento no se sentía inclinado a la risa.

  • Nada, pero tú pareces muy interesado en acabar con tu vida antes de lo previsto
  • ¿De qué hablas, niño?
  • Digamos que quien ya no lo es tanto eres tú – dijo él para confusión de Dèjan – Vamos hombre, no es que seas un anciano, pero ya debes comenzar a cuidarte y a no exigirle tanto a tu organismo
  • ¿Me estás llamando viejo? – pregunto en forma peligrosa y David se llevó una mano a la cabeza
  • No, pero tampoco eres una máquina, Dèjan – intentó de otro modo – No duermes lo suficiente, no te estás alimentando como es debido y ciertamente trabajas demasiado

Posiblemente aquella discusión haría sido interminable, pero David fue requerido en urgencias, de modo que para asegurarse de que aquel portento de terquedd no abandonase el hospital sin su autorización, le colocó un sedante y se marchó. Aquella decisión había sido afortunada, porque si Dèjan se hubiese enterado que en aquel momento su hijo estaba siendo atendido en la emergencia, lo más seguro habría sido que sufriese un tempranísimo infarto.

Una vez que David había atendido la emergencia por la que había sido llamado, aunque se suponía que estaba en su día descanso, vio a Ioan saliendo de una de las salas de atención.

  • ¿Ioan?




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