Acordes del Corazón (libro 10. Тишина)

Cap. 11 Triste regreso

 

Como ya sabemos, Mix hacía arreglos a velocidades indecentes, y con la ayuda de Ian, aunque no era tan veloz como él, antes de que terminase la semana en la que Dàmir estaría ausente, ya casi habían concluido con los arreglos.

A pesar de que Imran había pensado que la escogencia de los músicos de la orquesta sería menos problemática que la de los otros, fue completamente lo contrario, y no por falta de los mismos o de talento entre ellos. Siendo que lo que más parecía interesar a Nathan eran los violines, sería a lo primero a lo que se dedicarían, pero cuando los chicos miraron a Mark y éste lo notó, casi se hizo para atrás.

  • De ninguna manera – dijo imaginando la razón
  • ¿Por qué no? – preguntó Edvin
  • Escuchen, yo tengo de showman lo mismo que de físico nuclear
  • Además, él es el concertino y no puede ir brincando por ahí – dijo Ian
  • Eres muy egoísta, McCarthy – se metió Ajle
  • No se trata de eso, y…
  • ¡Ey, ey! – los detuvo Imran
  • Vamos a calmarnos – intervino Nathan – Yo te entiendo y no pretendo que dejes tu puesto – dijo mirando a Mark – pero siendo el concertino, podrás sin duda sugerir a quienes pudiesen estar interesados

Aquello estaba mucho mejor y era más sensato, en opinión de Mark, y sin duda tenía la mencionada sugerencia comenzando por una chica llamada Alexandra, que aparte de ser una metalera de corazón, admiraba a rabiar a Mix, y había estado ahorrando durante mucho tiempo, y todavía lo hacía, para comprar un violín eléctrico. El siguiente en la lista era Max quien, si bien no era tan fanático como Alexandra, era muy carismático, extrovertido, y todos le decían siempre que debió dedicarse al teatro en lugar de hacerlo a la música. Y como Nathan había dicho que quería entre dos y tres violines, tenían otra opción, Glen Farrell. Este era un irlandés que, en opinión de Mark, tenía una digitación espectacular, el asunto era que casi nadie habría tenido ni la más mínima idea de qué quería o pensaba, porque Glen era mudo, y con una historia muy trágica a cuestas; el único que podía comunicarse de forma más o menos efectiva con él, era Mark, que era quien más se había esforzado con el lenguaje de señas y no para comunicarse con Glen, porque el chico escuchaba perfectamente, sino para entenderlo. De modo que, si bien era talentoso, lo que no podía ser, dadas las circunstancias, era muy sociable.

Con los instrumentos de viento-madera casi no hubo ni que pensarlo, aunque Ian no parecía nada contento, pues por descontado, Mindy y Sabrina estaban en la lista, y el tercero era Jimmy, otra catástrofe en cuanto a comportamiento, pero que se había tomado muy en serio el estudio del clarinete, el problema con este chico era que tenía dieciséis años, y era uno de los que tenía una madre que no veía con muy  buenos ojos lo que hacía su hijo, sin tener en cuenta que aquello lo había mantenido fuera de las calles.

  • No creo que haya problemas con eso, porque si él quiere, lo resolveremos, ya que tenemos al rey del discurso, aunque no esté aquí justamente ahora – dijo Kerim refiriéndose a Dàmir, naturalmente
  • Y aun suponiendo que la señora se pusiese creativa, también tenemos a Josh – agregó Ajle

Aparte de Ian, la que tampoco se mostraría especialmente contenta sería Mindy, pues como ya sabemos, era más del tipo introvertido, así que tendrían que convencerla, pero no hubo forma para maligno regocijo de Ian que sabía que no lo conseguirían, de modo que después de la odisea, él se avino graciosamente a planteárselo a Silvana, y en su caso, comenzó a llorar de pura felicidad.

El otro tormento lo representó el tecladista, porque si bien Ajle estaba convencido de que Jules estaba perfectamente capacitado, Ian casi lo apalea, porque solo tenían un pianista en la orquesta, y, por otra parte, el mismo Jules casi sufre un colapso cuando se lo plantearon, pues él no se sentía de ningún modo preparado para algo como aquello. Así que les tomaría el doble de tiempo de lo que habrían esperado, y no sucedería hasta que Dàmir estuviese de regreso.

De manera que las expectativas de Imran resultaron del todo equivocadas, porque encontrar a quienes tocarían la batería, el bajo y la otra guitarra, no representaron ningún problema. El bajo estaría a cargo de un chico latino de nombre Gabriel Díaz, que parecía hecho exprofeso para lo que se dedicaría, ya que tenía todo el aspecto de un metalero que incluía desde el vestuario, hasta una incontable cantidad de piercings, zarcillos, cadenas y muñequeras, sin mencionar su desordenada cabellera, así que cuando Dèjan lo viese, sin duda sufriría un colapso; en la guitarra armónica estaría un jovencito de nombre Jerry Lane que, aunque también tenía el tipo, no lucía un aspecto tan exagerado como Gabriel; y la batería, para sorpresa de Kerim, que fue a quien le tocó dar la conformidad después de escuchar la ejecución, fue a Beverly Clark, una joven menudita que casi parecía una infante, siempre llevaba una gorra roja con la visera hacia atrás, y les recordaba en cierta forma a Edvin, pues siempre llevaba una paleta en la boca, pero cuando tenía las baquetas en la mano, era todo un espectáculo.

Con la conformación casi lista, y sin un tecladista titular aún, un día antes de que llegase Dàmir, decidieron efectuar un primer ensayo para ver cómo engranaban los chicos.




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