Los Zazvic estaban terminando de desayunar y Dèjan miraba a su mujer con preocupación, pues apenas si había tocado la comida, pero se equivocó al juzgar que el motivo para aquella inapetencia fuese la ausencia de Nick quien ya llevaba cinco días en su viaje de bodas. Sin embargo, antes de decir nada, captó la mirada de Dàmir y notó que él le hacía un leve gesto negativo, razón por la que guardó silencio. Un momento después se estaban levantando de la mesa y Jesse dijo que ya regresaba, así que Dèjan miró a su hijo después de ver a Jesse alejarse hacia las escaleras.
Dèjan se maldijo en todos los tonos, porque ciertamente lo sabía y, de hecho, había trabajado hasta muy tarde el día anterior, precisamente para poder asistir a la cita con los especialistas que trataban a Dajana.
Desde luego Dàmir llevaba razón, porque Jesse aun trabajaba muy duro para no sentir como si tuviese una loza muy pesada comprimiendo su pecho, cada vez que debían ir al hospital. Dàmir, que era el más sensible de aquella familia, había sido el primero en notar que algo no encajaba en todo aquello, porque cuando su padre y él habían estado en el hospital, Jesse había pasado mucho tiempo sobre todo con él que fue quien más demoró en salir, pero no le había visto aquella actitud y, por el contrario, siempre estaba optimista, hablando hasta por los codos y metiéndose con todo el mundo conocido o no. Con las cosas así, se fue derecho a hablar con su fuente más confiable en materia de información con respecto a Jesse. Mihailo.
Dàmir no tuvo ninguna dificultad para entenderlo, no solo porque pensaba que cualquiera que conociese la historia de Jesse lo entendería, sino que lo entendía desde la propia experiencia. Su caso, aunque diferente, tenía algo en común, y era el trauma que había dejado, pues él era perfectamente consciente de que su cerebro parecía colapsar cuando veía sangre en grandes cantidades, cuando escuchaba una explosión, o cuando por cualquier motivo se sentía solo. De modo que, por todo lo anterior, y sabiendo cómo reaccionaba su progenitor ante cualquier cosa no habitual en Jesse, decidió tener una larga conversación con él.
Fue un trago amargo, porque efectivamente a Dèjan le bastaba con recordar la más mínima cosa relacionada con el pasado de su mujer para entrar en crisis, y si a eso le sumaba el pensar que ella estaba sufriendo más que nadie por la condición de su hija, solo vino a adicionar dolor. Dèjan se quejaba mucho del dramatismo de su hijo, pero era simplemente incapaz de reconocer que, como decía Jesse, el mismo no era una herencia de Mirjana, aunque ella también lo fuese, sino que procedía directamente de él.
Aquella había sido una noche muy larga, pero finalmente, Dèjan se había hecho el propósito de ayudar en todo lo posible a Jesse a transitar aquel penoso camino, porque Dàmir también le dijo lo que le había dicho Mihailo a él, con relación a que, desde el inicio del embarazo, Jesse estaba consciente de que el bebé podía nacer con alguna condición que requiriese de tratamiento o largas estadías en el hospital, y que ella haría todo lo que fuese necesario y más, por brindarle a su futuro hijo todo lo que necesitase incluido el hecho de las mencionadas estadías en el hospital, pero eso no eliminaba su propio trauma y todos ellos tendrían que ayudar, en la medida de lo posible, a hacérselo más llevadero.
Era por todo lo antes expuesto, que Dèjan estaba muy molesto con él mismo, porque en su manía de achacarle la culpa a Nick por su ausencia, se había olvidado estúpidamente de lo verdaderamente importante. Sin embargo, en cuanto Jesse y Al bajaron con la niña, y como estaba despierta, él la alzó y comenzó a hablarle.
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Editado: 23.06.2024