Acordes del Corazón (libro 10. Тишина)

Cap. 37 No esperado

 

Donatello ya llevaba casi seis meses viajando a L.A. con mucha frecuencia, tanto, que Nick ya le había dicho que haría bien en ir pensando en adquirir un avión como había hecho Jack recientemente, mientras que Jesse estaba sumamente indignada y la última vez que Don había estado en casa, si bien los primeros días todo marchó bien y él pasaba la mayor parte del tiempo jugando con su sobrina, ya que literalmente babeaba por ella, cuando Zabrit lo llamó y él anuncio que viajaba de nuevo, Jesse montó en cólera y le gritó que ni se molestara en volver, y que más bien rentase un departamento allá, pues parecía que aquel lugar le gustaba más que su país.

El horroroso pleito alcanzaría a quienes nada tenían que ver en él, como fueron los casos de Dèjan, Al y Neil, y aunque como se dijo, no era ninguno de ellos quien marchaba a ninguna parte, el único que, en ocasiones como aquella, tenía alguna suerte en llamar a Jesse al orden era Nick y no estaba, razón por la cual era que estaba Neil allí, y las cosas se pondrían muy mal.

Donatello amaba a su hermana, pero él no tenía la paciencia de Nick, y a pesar de que le disgustaba mucho que se lo dijeran, Don a quien más se parecía en casi todo, era a su padre. De manera que, cuando la vía de la conciliación falló, comenzaría a gritar a Jesse, lo que desde luego fueron muy malas noticias para él, ya que ella compartía el carácter y en opinión de Marco, por ejemplo, era incluso más peligrosa, porque también poseía la malcriadez de su madre, aunque eso no lo habría dicho ni aunque su vida dependiese de ello. La cuestión fue que, de los gritos, Jesse pasó a los golpes, algo en lo que sabemos tenía una larga experiencia y casi parecía un chico, pero como no lo era, por furioso que estuviese Don, de ningún modo la habría lastimado, consideración que desde luego no tuvo ella.

Aunque Don saldría muy mal parado, quizá tendría que agradecérselo a su hermana, porque Dèjan quería apalearlo, y en el caso de Al, ya había extraído su arma.

Una vez que Jesse le había dado el primer puñetazo a Don que no se lo esperaba y se dobló ofreciéndole un mejor blanco, lo golpeó en pleno rostro, lo empujó y él cayó sobre un sillón, algo conveniente para Jesse que la emprendió a golpes contra su cara y él lo único que pudo hacer fue intentar defenderse. Dèjan, arriesgándose mucho, se apresuró a sujetar a Jesse, aunque no sería sencillo.

  • ¡Niño, sácalo de aquí!

Aquello estaba dirigido a Neil que se había limitado a ver todo el asunto con satisfacción, porque si bien nada podía hacerle él al policía, le divertía horrores que Jesse lo estuviese apaleando, y él sabía, por los muchos golpes que se rifó Jack, que ella podía hacer muchísimo daño. Sin embargo, miró mal a Dèjan cuando lo escuchó, y aunque sabemos que aquellos chicos solo obedecían a sus jefes originales y a Jesse por instinto de conservación, debió juzgar más prudente obedecer, porque después de todo, el policía también era hermano de Nick, y con seguridad éste y Charlie iban a apalearlo a él si algo le sucedía.

Mientras Dèjan y el mismo Al, intentaban calmar a la furiosa Jesse, Neil había sacado a Don llevándolo a otro salón, pero no notó que los niños estaban allí. Los más pequeños habían escuchado el pleito, pero, por una parte, ya estaban acostumbrados a que cuando Jesse se molestaba seriamente por algo, podía gritar mucho, aunque habitualmente el blanco de su ira era Dèjan, tampoco les extrañó que en esta ocasión fuese otro, así que no se extrañaron mucho al ver las evidentes consecuencias de lo que hubiese hecho él.

  • ¿Necesitas alguna cosa? – le preguntó Neil
  • Nada de ti
  • Bien

Dicho eso, dio media vuelta y se marchó, pues en su opinión, ya había hecho suficiente, mientras que Jonathan y los demás se acercaron.

  • Eres muy necio, tío
  • Eso es seguro, porque si nosotros conocemos a tía Bella, tú deberías conocerla mejor y saber que es mal asunto molestarla – dijo Emil
  • ¡No le hice nada!
  • ¡Ja! Seguro – ironizó Billy
  • Pero suponiendo que lo hubiese hecho, es una chica y no puede comportarse como…
  • Eh, eh – lo detuvo Megan – Jonathan tiene razón y eres muy necio, porque ser una chica, y aunque es un asco precisamente porque muchos imbéciles piensan como tú, que no podemos defendernos, eso no nos impide hacerlo, policía – finalizó en tono odioso llamándolo como lo hacían los chicos de Nick

En ese momento entró Sara, que había salido corriendo a buscar el botiquín de primeros auxilios, pues aquella chica parecía interesarse mucho en la salud.

  • Déjame ayudarte, tío

Aunque en teoría, los únicos sobrinos de Don serían aquellos que habían sido adoptados por los Zazvic, la mayor parte del tiempo, todos lo llamaban tío.

  • Descuida, linda, puedo hacerlo solo
  • Claro que no – insistió ella
  • Déjate ayudar y no le des problemas a Sara, hombre – se metió Jonathan
  • A menos que quieras que ella, en lugar de componerte, termine lo que empezó tía Bella – agregó Megan emitiendo una risa burlona




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