Tarik y Katrina amaban a Dèjan del mismo modo que a Ioan, es decir, como si fuese su hijo, y habían amado a Dàmir desde el minuto cero como si fuese su nieto, mismo amor que habían extendido a los niños que Dèjan y Jesse habían adoptado, pero en el caso de Katrina, había perdido la cabeza, primero por Victoria y ahora por Dajana. A Tarik quienes le habían robado el corazón eran Aby y Natalia, pero se divertía horrores con Jeff, y no dejaba de decirle a Dèjan que, aunque no hubiese engendrado a Jonathan, aquel caballerito se le parecía mucho cuando el mismo Dèjan tenía su edad, así que cuando Dèjan intentaba reclamarle por apañar las diabluras de éste, Tarik se lo recordaba diligentemente mencionando alguna de las que Dèjan había sido autor y que él se la encubría. Como Jesse, los amigos de Dàmir y éste mismo, solo habían conocido el lado serio de Dèjan, no lograban compaginar lo que Tarik contaba con malignidad, con la imagen que tenían del primero, pero en el caso de Jesse, le sacaba mucha punta al asunto, y Víctor, que parecía una antena repetidora y a sus casi seis años, tenía una excelente memoria, solía burlarse de Dèjan tanto como podía, así que cada vez que éste veía al niño prestando concentrada atención al descocado de Tarik, Dèjan comenzaba a encomendarse a los cielos.
Por todo lo anterior, aquel día de fin de año, los chicos estaban tristes algunos, y muy molestos otros, pues la pareja había anunciado que pasaría la noche de año nuevo en Hungría.
En este punto, Jesse elevó la cabeza y clavó sus azules ojos en el chico, y este notó el disgusto, pero ni sabía por qué lo miraba de aquel modo, ni le interesaba de forma particular, al menos en aquel momento, la cuestión era que rara vez Jesse guardaba silencio.
Aunque Dèjan se había pasado toda la vida de su hijo queriendo asesinar a cualquiera que siquiera lo mirase mal, no sucedería lo mismo en aquella ocasión. Habitualmente él se divertía mucho cuando ella hacía uso de su afilada lengua en contra de cualquiera que no fuese él, pero como eso rara vez había sucedido con Dàmir, de quien sostenía era uno de los seres más dulces del mundo después de Mihailo, claro, Dèjan solo compuso expresión de ligera extrañeza.
Lisa que estaba acostumbrada a ver a Jesse haciendo causa común con los chicos para mortificar a Dèjan, cuando no lo estaba haciendo ella misma, elevó las cejas y miró a Nick, pero éste a quien miraba con atención era a Dàmir, pues sabía que aquel individuo podía ser muy buena persona y tan simpático como el que más, pero también era la mata de la malcriadez con relación a su padre ya que este lo permitía, así que se preparó para intervenir si el príncipe decidía ponerse creativo con su hermana, porque no le interesaba si decidía hacerle una o diez escenitas a su progenitor, pero lo que no iba a permitir era que le dijese nada desagradable a Jesse.
No obstante, Nick no tendría ni que abrir la boca, pues quien iba a complicarle las cosas a Dàmir sería Jonathan al ver los ojitos tristes de Natalia y el susto en los de Abigail, así que se puso de pie a la velocidad que aquellos niños lo hacían todo, y le acomodo un porrazo en la cabeza a Dàmir.
De haber comprendido, al menos lo último, Dàmir estaba lejos y era algo que evidenciaba con claridad su expresión, pero Dèjan interrumpiría sus pensamientos, suponiendo que estuviese pensando algo.
Dèjan se frotó la frente y, aunque habría podido sentirse contento de que toda su familia quisiese tanto a los Besevic como para molestarse por su ausencia, justo en aquel momento le lucía sumamente inconveniente, porque estaba bastante seguro de que no se les iba a pasar el disgusto con mucha facilidad y quien lo pasaría mal sería él, ya que todos loa habitantes de aquella casa, lo responsabilizaban por todo lo que sucedía, fuese bueno o malo.
A Tarik tampoco era que le hubiese ido especialmente bien, porque, por una parte, a Katrina le había sentado muy mal aquella idea de ir a Hungría, pues si bien apreciaba mucho a Zara, nunca había logrado simpatizar con Admir por lo que le había hecho éste a Dèjan, y al igual que Dàmir, estaba muy, pero muy lejos de sentir siquiera inclinación a perdonarlo. Sin embargo, con algo de esfuerzo, entendió a su marido, quien sabiendo que aquel había sido un año duro para Zara, no solo por todo lo que había sucedido con el nacimiento de Dajana y el colapso que sufrió Dàmir, sino que Admir había sido hospitalizado dos veces debido a su condición cardíaca; así que Tarik estaba lógicamente preocupado por su hermana, y sabía que aparte de sentirse triste por no poder estar con Dèjan y su familia, ella misma no era que gozase de excelente salud y ya el médico que la trataba desde hacía años, había hablado de un reemplazo de válvula, algo que ella le había ocultado diligentemente a su hijo.
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Editado: 23.06.2024