Como Ioan se negó a ir a casa con Dèjan, éste, antes de bajarse, volvió a mirarlo con expresión burlona, pero se dirigió al chofer.
Dicho eso se alejó, mientras que Paulo prefirió darse mucha prisa en cerrar la puerta. Aunque Ioan en verdad terminaría en el aeropuerto, su terquedad aun seguiría hablando más alto que el sentido común e ignorando por completo a su corazón, y a donde se dirigiría sería a Hungría para alegría y consternación de sus padres a partes iguales.
Cuando Dèjan entró, lo primero que recibió fue un pelotazo, pero no alcanzó a sujetar el proyectil y éste, después de golpearlo, fue dar a un jarrón que se hizo añicos de forma estrepitosa.
Dèjan iba a negarlo, pero no pudo debido a que Victoria echó a correr gritándole a los chicos. Aunque Dèjan estaba seguro que ella no podía haber visto lo sucedido, pues salió después que el jarrón había caído, de lo que no era consciente, era de que el pelotazo había dejado una marca roja en su rostro. Sin embargo, decidió dejar las cosas así, porque aquel circo era lo habitual, y enfiló hacia las escaleras al no ver a Jesse por ahí.
Dàmir, Nathan y Kerim no habían escuchado nada, pues estaban en el estudio del primero ensayando una nueva canción que Nathan había compuesto e insistía en que algo no iba bien con la misma.
Cuando Dèjan llegó arriba, lo primero que vio fue a Ivy que salía de su habitación con Aby y Natalia, y las tres ya estaban vestidas para la cena, así que miró la hora y pensó que en verdad su mujer iba a apalearlo. Aun así, se detuvo y después de saludar y hacerles los cumplidos a las damitas, tomó aire y entró a su habitación. No obstante, allí tampoco estaba su esposa, así que asumiendo que estaría con la niña, decidió darse una rápida ducha y después ir por ellas. Estaba a mitad de la misma, cuando la puerta corredera se abrió con violencia.
Jesse había dicho aquello al tiempo que cerraba con la misma violencia que había abierto, pero Dèjan sonrió, pues había alcanzado a ver que sus mejillas se habían coloreado. A pesar de que ya llevaban algún tiempo de casados, Jesse aun parecía muy incómoda cuando por cualquier motivo lo veía desnudo, así como se negaba a salir de la cama cuando quien lo estaba era ella, y aun cuando quien la había dejado en aquel estado era él. Tampoco le sentaba bien cuando él la sorprendía en la ducha e insistía en compartirla, y casi siempre tenía que soportar sus quejas durante todo el rato, pero como decía Paulo, aunque no refiriéndose a aquello específicamente pues no lo sabía, Dèjan en verdad parecía disfrutar mucho de los ácidos comentarios de su mujer.
Un rato después y cuando estuvo listo, se asomó a la habitación de Jani, pero como estaba vacía, concluyó que ya habían bajado, así que salió encontrándose con los tres músicos, y al menos Dàmir y Nathan venían con expresión de consternación, mientras que Kerim y para variar, venía riendo.
Dèjan no dijo nada y los dejó seguir, pero pensó que la aclaratoria de Kerim era innecesaria, porque ni Ivy habría podido ver lo que Dàmir llevase encima, ni Aby había dicho nunca ni media palabra.
Al llegar abajo, el resto de los habitantes de aquella casa estaban en el salón, pero si bien Nick, Lisa, Al, y la misma Jesse estaban adecuadamente vestidos, Jonathan y Liam eran un desastre, pues el primero tenía varias manchas en su camisa, y el segundo ni siquiera tenía la mencionada camisa. Dejó de prestar atención a los pequeños demonios para centrar su mirada en Jesse, que aquel día había decidido complacerlo vistiendo un modelo muy femenino y que él no había tenido ocasión de detallar cuando ella lo sorprendió en la ducha, porque si lo hubiese hecho, con seguridad aun estarían en su habitación. Así que caminó hacia ella y la sujetó por la cintura.
A Jesse no le gustaban mucho las joyas, así que nunca se las colocaba, algo que Dèjan sabía, así que, como de costumbre, se introdujo la mano al bolsillo de su chaqueta y extrajo un estuche.
#3004 en Novela romántica
#735 en Novela contemporánea
música fama amor, familia preocupaciones amigos, nuevos amores decepciones
Editado: 23.06.2024