Acordes del Corazón (libro 4. Звезда)

Cap. 3 Mix

 

Mix era hijo de un músico de origen ruso ejecutante del Cello, mientras que su madre había nacido en Grecia y era profesora de Arte y Mitología. Los Tcharturian se habían conocido en un viaje a Grecia que hizo el  padre de Mix con la orquesta, para una serie de presentaciones en aquel país. Este individuo era una versión algo mayor de Mix y de quien el chico había heredado la escasa capacidad para la comunicación, mientras que Helena era no solo una amena conversadora, sino que era además portadora de la legendaria belleza que se le atribuía a la Helena de Homero, es decir, Helena de Troya.

Los compañeros de Misha Tcharturian siempre se preguntarían cómo se las había arreglado el silencioso y desaliñado Misha para atraerse la atención de aquella espectacular criatura que era sin duda alguna, el paradigma de la auténtica belleza griega. No era que Misha fuese horroroso, y por el contrario poseía unas agradables facciones, pero su hosco carácter opacaba cualquier posible atractivo y parecía tener verdaderas dificultaes para juntar dos palabras. Lo que no sabían, era que la futura señora Tchaturian sentía pasión por la música, aunque no tenía ningún talento para la misma, y casualmente no solo se hospedaba en el mismo hotel que los músicos, sino que lo hacía en la habitaciòn contigua a la de Misha y podía escucharlo ensayar, de modo que la segunda noche salió a la terraza y lo vio tocando; cuando Misha terminó la pieza, Helena se animó a hablarle. No obstante, aquello no habría pasado de un tibio intento por parte de Helena, pues Misha apenas si contestó lo que ella había preguntado y posiblemente nisiquiera se había enterado bien de qué le había dicho o qué había preguntado ella, porque casi de inmediato él huyó a su habitación.

Pero cuando las cosas van a suceder, sucederán de cualquier manera, porque al día siguiente cuando Misha abandonba el hotel con intenciones de dar un paseo, vio a Helena que caminaba muy irresponsablemente en opinión de él, pues lo hacía sin mirar por donde iba mientras leía un libro, así que no vio al motorizado que estuvo a punto de arrollarla, algo que si no sucedió, fue porque Misha se había movido con extrema rapidez apartándola del peligro, pero ambos cayeron aparatosamente sobre la calzada llevándose Misha la peor parte cuando su cabeza chocó con el borde de la misma, haciéndose una fea herida. Después del susto, Helena apartó el largo cabello de Misha del rostro de éste y fue cuando se fijó en quién era su salvador, y además, tuvo oportunidad de asustarse mucho al ver la sangre, así que detuvo un taxi y metió al aturdido Misha en él dirigiéndose hacia el hospital más cercano. La herida no era la gran cosa y salieron pronto de allí, después de lo cual, pasaron la tarde juntos, esa noche ella fue al concierto y una semana más tarde ante el asombro de todos, contraían sorpresivo matrimonio.

Misha hizo un viaje relámpago a Rusia en compañía de su nueva esposa, renunció a su puesto en la orquesta, puso sus asuntos en orden y regresaron a Grecia. Se instalaron en un pequeño departamento en Atenas e iniciaron su vida de casados. Su idea era marcharse a Londres en cuanto Helena terminase la universidad, pero tendrían que esperar cerca de un año para ello, porque faltando una semana para la graduación, una emocionada Helena le anuncio a su marido que estaba embarazada. Ambos estaban muy felices, y aunque aquello no tendría por qué haber alterado sus planes, Misha decidió arbitrariamente, que el estrés y la actividad de una mudanza no le harían bien al bebé, de manera que sería por eso que Mix vería la luz en Grecia, aunque no crecería allí y en realidad no conocería su patria hasta los doce años.

El nuevo integrante de la familia resultó ser la delicia del personal del hospital, pero aquel no fue un nacimiento sencillo, porque por empezar había demorado una enormidad y todos estaban muy preocupados, especialmente su aterrado progenitor que no teniendo ni la más mínima idea de cuánto podía demorar uno, estaba seguro que algo iba muy mal. Sin embargo, cuando el niño finalmente se avino a nacer, una de las enfermeras que había estado en la sala de partos, aseguraba que en toda su vida no había visto un recién nacido tan hermoso.

Cuando Misha vio  su hijo, lo primero que se le vino  la mente fue que estaba viendo uno de esos muñecos que se exhibían en las estanterías y vitrinas de las jugueterías, porque tenía las mejillas sonrosadas, los ojos asombrosamente azules, aunque la enfermería le diría que eso podía cambiar, y aunque no tenía mucho cabello en su cabecita, el que tenía era rubio clarísimo, de moo que por todo lo anterior fue que Misha tuvo esa primera impresión.

El asunto del nombre, y aunque a Misha no le gustaba mucho la escogencia de su esposa, ya que fiel a sus costumbres lo encontraba groseramente largo, Helena se saldría con la suya y el bebé recibiría el nombre de Mixandro Andrey Tcharturian Dalaras, pero mientras Helena siempre lo llamría por su primer nombre completo, Misha lo redujo al mínimo y nunca, ni siquera en las raras ocasiones en las que estuvo molesto con el chico, lo llamaría de otro modo que no fuese Mix.

La pequeña familia Tcharturian se trasladó a Londres cuando Mix tenía tres meses. Misha audicionó en la filarmónica de Londres y un mes después había sido admitido, mientras que a Helena le llevó un poco más de tiempo lograr siquiera ser considerada para una cátedra en la universidad por su juventud, pero finalmente y cuando un ya no tan pequeño Mix estaba por cumplir tres años, la admitieron para la cátera de Arte y posteriormente para la de Mitología Griega.

Mix tuvo una primera infancia algo diferente a la de la mayoría de los niños, porque en lugar de canciones de cuna o de los clásicos cuentos infantiles, se dormía o bien escuchando las ejecuciones de Cello de su padre, o escuchando las narraciones de su madre sobre las gestas libertarias de diversos pueblos o las increíbles hazañas no solo de los héroes del panteón mitológico de su patria, sino las de algunos otros. Esta inusual circunstancia derivó en el hecho de que a los tres años, ya Mix podía recitar los nombres de todos los dioses griegos, romanos, escandinavos y celtas, pero más insólito aun resultó el hecho de que a los seis años, Mix tocara el violín con un virtuosismo que dejaba sin aliento a todo el que lo escuchaba. Estas dos cosas podrían haber sido, si no esperadas, posiblemente no tan sorprendentes para los progenitores de la criatura, lo primero por el hecho antes descrito de las historias que le contaba Helena antes de dormir, y lo segundo, porque una de las primeras cosas que le había comprado Misha a su hijo, había sido un pequeño violín 1/16 que se adaptase al largo de sus bracitos y que fuese manejable por sus pequeñas manos.




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