Acordes del Corazón (libro 4. Звезда)

Cap. 7 Día agitado

 

Al día siguiente de su llegada, Lisandra fue sacada del sueño por Pitja, y fue la primera vez que se preguntó si estaba soñando.

  • Lamento despertarte devojka [1]– se disculpó la mujer – pero no es bueno hacer esperar al dete

Lógicamente Lisandra conocía las nacionalidades de todos los integrantes del grupo, pero saber eso no la hacía estar más cerca de entender sus complicados idiomas. Sin embargo, ya sabía que dete era niño, pero no tenía idea de lo que podía significar lo que acababa de decirle y como no iba a ponerse a averiguarlo en aquel momento, lo que hizo fue apartar las mantas. Por un momento pensó que iba a golpearla el frío, pues la noche anterior lo había sentido y mucho, pero comprobó que la temperatura de la habitación no era desagradable. Iba a buscar sus cosas en el armario cuando Pitja le hizo notar que ya ella se había encargado, de manera que se encaminó al baño.

  • ¿Deseas tomar algo antes de bajar a desayunar?
  • ¿Cómo dice?
  • ¿Café, té, chocolate tal vez?
  • No gracias – le contestó
  • Bien, pero date prisa, porque Dàmir ya está en el salón

Lisandra elevó las cejas y corrió hacia el baño preguntándose qué hacía Dàmir despierto tan temprano, porque si bien la noche anterior antes de irse a dormir, le habían dicho que ese día tenían varios compromisos, nadie dijo que debían madrugar. Se alistó a toda prisa y cuando bajó, efectivamente estaban todos los chicos allí, incluido su hermano.

  • Buenos días – saludaron, pero JJ se acercó a ella sujetándola por los hombros
  • ¿Dormiste bien? – le preguntó y ella asintió – ¿Qué tal el frío?
  • Solo un poco
  • ¿Sentiste frío? – preguntó Dàmir
  • No es posible – dijo Ajle – ya casi no está haciendo
  • Ella siempre ha sido muy sensible a las bajas temperaturas – aportó JJ
  • Déjalo JJ – dijo ella – y no, no lo sentí – agregó mirando a los chicos

Pero ya Dàmir había tomado nota mental para ordenar que la temperatura de la calefacción de aquella habitación fuese aumentada. Cuando se estaban sentando para desayunar, llegaron John y Giuliana.

El día anterior Giuliana había estado ocupada y no podía haber estado presente para el recibimiento, así que se fue derecha hacia la chica.

  • Y tú eres Lisandra – le dijo
  • Sí – contestó la chica, aunque Giuliana no le había hecho una pregunta
  • ¿Cómo se han portado estos salvajes? – preguntó y Lisandra elevó las cejas – No se te ocurra defenderlos, porque si hay alguien que los conoce soy yo puesto que tengo que lidiar con las criaturas todos los días
  • Giu, la estas asustando – le dijo Dàmir
  • Si no lo han hecho ustedes, dudo que vaya a hacerlo yo, caballero – dicho esto extendió su mano – Yo soy Giuliana, la…
  • ¡Oh por Dios! – exclamó Lisandra y ahora fue el turno de Giuliana de elevar las cejas – ¡Eres Giuliana Romanelli, su representante!
  • Vaya – dijo ésta
  • Alégrate Giu, eres tan famosa como nosotros – le dijo Ajle

Después de eso, Giuliana se fijó en el otro desconocido y enfiló sus baterías hacia allá.

  • Pero tú no sé quién eres

JJ se sintió abochornado, pero recordó sus buenos modales y poniéndose de pie extendió su mano.

  • Mi nombre Jean Jacques Altamirano, señorita Romanelli – le dijo – Y es un honor conocerla
  • Miren y aprendan niños – dijo mientras estrechaba la mano del chico y miraba al grupo – Este jovencito sí que sabe comportarse y no como otros
  • Vamos lady ice, tu concepto de saber comportarse es conducirse como si estuviésemos en el siglo pasado - dijo Kerim intentando hablar y comerse un panecillo al mismo tiempo
  • Se llaman buenos modales, algo de lo que por supuesto tú no tienes ni idea, niño

Después que se apagaron las risas, pudieron dar comienzo al desayuno que por cierto le pareció a Lisandra del todo inapropiado como primera comida del día, pues ella estaba acostumbrada a comer con suerte un poco de cereal, pero en aquella mesa había literalmente de todo.

  • ¿No te gusta nuestra comida? – le preguntó Mix que volvía a sentarse a su lado
  • No es eso, es solo que me parece mucha comida
  • No tienes  que comértela toda – dijo Ajle
  • Y en cualquier caso si no te das prisa, en realidad no tendrás nada que comer, porque el troglodita no tendrá inconveniente en comerse lo suyo y lo tuyo también – agregó Giuliana mirando en forma desagradable a Kerim que estaba muy ocupado dando cuenta de una indecente cantidad de huevos con salchichas

Una vez finalizado el desayuno, Giuliana comenzó a enumerar las actividades del día y Lisanra se sintió aturdida antes de comenzar, pero, aunque había entendido poco de lo que Giuliana había dicho, un momento después se sintió arrastrada hacia el exterior.

  • Ponte esto – escuchó a su espalda




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