Acordes del Corazón (libro 4. Звезда)

Cap. 27 Un día con Zora

 

Las actividades de ese día en verdad empezarían muy temprano, de manera que Dàmir había colocado la alarma a las 05:00 am, porque quería terminar la canción que estaba componiendo la noche anterior. Sus compañeros y la gente en general, solía preguntarle de dónde sacaba tantas letras y si nunca se había sentido bloqueado, pero la  verdad era que no tenía una respuesta conreta para lo primero, pues en su cabeza siempre estaba rondando alguna melodía y las letras parecían llegar igualmente solas; esto era algo que le había ocurrido desde que podía recordar, y muchas veces, en el colegio sobre todo, los maestros tenían que llamarlo varias veces para que él regresase y prestara atención a la clase. En cuanto a lo segundo, la respuesta sí era más concreta, pues nunca se había sentido bloqueado o sin inspirción, y lo que solía faltarle era tiempo.

Apenas sonó la alarma Dàmir se tiró de la cama y corrió al baño. Aunque él era un joven tan normal como cualquier otro y cuando no tenía compromisos le gustaba dormir, a diferencia de Ajle y Edvin a quienes con compromisos o sin ellos, costaba mucho sacarlos de la cama, a él no. En cuanto terminó de vestirse bajó a toda prisa, le pidió café a Wilfrid y corrió al salón de música. Mucho rato después vio entrar a Ioan.

  • Pensé que te habías escapado de casa
  • Buenos días, tío – saludó – ¿Qué haces levantado tan temprano?
  • Aunque podría preguntar lo mismo, sería necio puesto que lo estoy viendo – le dijo acercándose y alborotándole el cabello como lo había hecho siempre – Hay algo que quiero pedirte, Dámir
  • Claro, dime
  • Es un favor que a su vez me pidió a mí, tío Ivar – comenzó – Hace años, él… rescató a un chico de las calles
  • ¿Como hace papá?
  • Exacto, aunque esa no es su costumbre como sabemos es el caso de Dèjan. El asunto es que este chico, otra víctima inocente del conflicto, no tenía a nadie y tío Ivar se hizo cargo de él. Hoy en día es apenas un poco mayor que tú y un decidido  admirador de tu música. De modo que tío Ivar me preguntó si sería posible…
  • Claro que sí, tío – lo interrumpió él antes de que concluyese – solo dime cuándo quiere venir y ajustaremos nuestra agenda
  • En realidad llegó ayer
  • ¿Y por qué no me lo dijiste?
  • Porque querías dedicarle el día a la familia
  • Bueno, pero sabes que hoy es un mal día, porque no podremos atenderlo y…
  • No tienes que atenderlo – puntualizó – él se conformará con…
  • Tío – dijo en tono severo – todo fan merece atención y es una pena que no podamos brindársela a todos, pero si este no solo es tan especial para alguien cercano, sino que tenemos la posibilidad de dársela, no voy a dejar que se conforme con solo un autógrafo y un hola todo apresurado. Así que vamos a conocerlo y a decirle que lo atenderemos como merece mañana o pasado mañana, si es que puede quedarse tanto tiempo

Ioan agradeció mentalmente a su padre, pues Dàmir había reaccionado justamente como esperaban, ahora solo confiaba en que Andrija se hubiese tomado el trabajo de escuchar por lo menos algunas canciones y que fuese capaz de lucir interesado. Pero Ioan comprobaría que el muchachito aquel era en verdad un profesional que no solo se tomaba su trabajo en serio, sino que debía ser un consumado actor, porque mostró una emoción y un interés que estaba al mismo nivel que los que había visto en otros muchos chicos. Adicional a ello, se mostró encantador con Giuliana y eso era una proeza, sobre todo si se tenía en cuenta que la chica había llegado dando órdenes y metiéndoles prisa.

  • Caballero, te recuerdo que tenemos prisa y que debemos llegar antes que los camarógrafos
  • La prisa no está reñida con los buenos modales, Giu – le dijo y procedió a presentar a Andrija en quien Giuliana no había reparado – Andrija, en verdad lamento mucho…
  • No te preocupes, Dàmir – lo interrumpió él – Ya el señor Besevic me advirtió que prácticamente no tendrían tiempo – dijo con un convincente tono de tristeza – Y de ninguna manera es correcto, ni debes hacer esperar a la señorita Romanelli por mi causa, aunque te agradezco la atención

Si había algo que Giuliana apreciaba en términos generales, pero más en un hombre, era la capacidad que tuviese para expresarse, de modo que miró a Andrija.

  • Veamos, señor Civljane, no tengo inconveniente en que nos acompañes siempre que seas capaz y te esfuerces en pasar desapercibido, para lo que tendrás que quedarte conmigo o donde yo te diga
  • Con respecto a lo último, eso me luce  más bien como un premio – dijo obsequiándola con una sonrisa y ganándose una mirada venenosa de Kerim – Y aunque justo ahora me gustaría mucho ser un fantasma solo para complacerla y que nadie pudiese verme, le prometo hacer mi mejor esfuerzo para que nadie note mi presencia, usted incluida

Algo esto último que Ioan que era el único que sabía en realidad quién era Andrija, no tenía ningún motivo para dudar, y por el contrario estaba convencido que así sería, porque aquella era una de las características que había destacado Ivar, poseía el chico. Cuando todo quedó acordado y a satisfación de Dàmir, se subieron a la Van  y partieron.




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