Desde que Mix se había unido a Zora¸ y siendo que Dàmir admiraba mucho el talento y la habilidad con la que Mix hacía veloces e impresionantes arreglos de música clásica haciendo que sus versiones en metal sonasen extraordinriamente bien, se había empeñado en que en cada concierto tocasen alguna, y era por eso que Naria había llamado a Mix, la estrella del metal clásico, término con el que habían venido designándolo a raíz de lo anterior.
Para aquel día, habían decidido abrir con una versión corta de Capricho 24 de Paganini. En el arreglo que había elaborado, la batería entraba primero seguida de la guitarra incorporándose luego los demás instrumentos, y por último entraba el violín. La versión era en verdad muy corta y con dificultad alcanzaba los tres minutos, pero arrancaría del público femenino, especialmente, los mismos histéricos aplausos.
La risa de Helena obedecía al conocimiento de que su marido no se estaba refiriendo exactamente a la ejecución del instrumento, que por lo demás fue impecable, sino a la intranquilidad de Mix mientras tocaba. Para un músico académico como Misha, la imagen de un violinista era muy distinta a la que exhibía su hijo, ya que por empezar, y si estuviese en una orquesta como él había querido, vestiría de etiqueta y no con aquel jeans que parecía haber pasado por épocas muy duras, ni con aquella grosera remera que ni mangas tenía. Y por otra parte estaría tranquilamente sentado frente a un atril y no a punto de romperse el cuello o cualquier otra parte de su humanidad.
Finlizada esa especie de pequeña introducción, comenzaron a tocar Tears.[1] En aquella canción había un soberbio solo de bajo que demostró el por qué Edvin se había alzado con el premio en aquel renglón esa noche; era también una canción a dos voces, pero era Ajle quien tenía la mayor carga vocal. La siguiente que habían escogido era Wings of liberty.[2] Aquella era una de esas canciones que Dàmir había compuesto fusionando su historia pasada y presente utilizando la figura retórica de un águila, que era un elemento bastante recurrente en sus composiciones. En la misma hablaba de que los daños sufridos en la infancia, no debían impedir que finalmente y cual águila, desplegasen sus alas de libertad y emprendiesen el vuelo hacia el infinito. Esa frase formaba parte del coro que se iniciaba con un brutal solo de batería hecho por Kerim, y ese día al igual que había sucedido en más de la mitad de los conciertos de la gira, Dàmir que era especialmente histriónico, había dejado de tocar la guitarra dejando que Imran se hiciese cargo mientras él caminaba hacia la orilla del escenario y levantaba los brazos como si en verdad tuviese unas alas que desplegar para emprender el mencionado vuelo hacia el infinito.
No habría sido juicioso esperar que el púbico estuviese pacíficamente sentado escuchando la interpretación, y de hecho no lo estaban, pues prácticamente toda la sala estaba de pie y con los brazos levantados coreando a Dàmir. Esto incluía a las estrellas invitadas que iban desde Limeriè que ya había dejado clarísima su admiración, y los chicos de Wendelen, hasta las de Legend que si bien odiaban a los de Zora, admiraban su música.
No obstante, cuando finalizó, y aunque el público seguía aplaudiendo y gritando, Dèjan se giró.
Dèjan no contestó, sino que se limitó a sonreír y luego prestaron atención, pues Dàmir la estaba pidiendo.
En ese momento y al ver que Lisandra era conducida al centro del escenario por Mix, fue que Dèjan entendió lo que posiblemente había intentado decir su hijo. JJ por su parte y si bien había estado disfrutando del espectáculo como todos los demás, había entrado en tensión en cuanto finalizaron, pues sabía lo que venía.
Aunque con seguridad Illinka quería preguntar, en ese momento se escuharon las primeras notas del violín y todos prestaron atención. Lisandra había mantenido los ojos cerrados como le había sugerido Maggi desde que Mix fue por ella para conducirla hasta el escenario, y no los abrió hasta que escuchó las primeras notas. Desde la primera vez que ella había escuchado aquella canción, le había producido el mismo sentimiento de profunda tristeza, y como seguía siendo así, esto se trasladó inmediatamente a sus movimientos. Su profesor de danza siempre había dicho más o menos lo mismo que Dàmir, aunque refiriéndose exclusivamente al baile, es decir, que debían sentir y dejar que la música invadiese su cuerpo como si fuese un líquido que se colase en sus venas y era justamente lo que ella sentía al bailar.
Editado: 12.02.2022