Acordes del Corazón (libro 4. Звезда)

Cap. 34 Opiniones

 

Dàmir era un artista y si bien amaba lo que hacía, porque como solían decir sus amigos él pensaba, respiraba y sentía en claves y notas musicales, lo que no le gustaba era el mundo del espectáculo en sí, de modo que, habiendo cumplido con asistir a la celebración, ya quería marcharse. A ésta reunión, y aunque se permitía la asistencia a algunos profesionales de la prensa, lo que no estaba permitido eran las entrevistas, pues las mismas se efectuaban con posterioridad y ellos solo estaban allí para fotografiar a los artistas y reseñar las incidencias de la celebración.

  • Sonríe – le dijo Giuliana a Dàmir
  • Lo que quiero es huir
  • Bien, pero tus fans esperan verte feliz y no con ese ceño. Ya te pareces a Dèjan
  • Es mí papá y siempre me he parecido a él, Giu
  • Claro, pero con esa expresión casi parecen gemelos – dijo ella y Dàmir rio – Así está mejor – agregó, aunque él lo había hecho, porque le había causado gracia el comentario y no por su petición

El objeto de discusión que como de costumbre estaba muy atento a lo que hacía su hijo, al notar lo mismo que había estado criticando Giuliana, había comenzado a caminar hacia ellos, pero al verlo sonreír ralentizó la marcha. Se estaba llevando el vaso a los labios cuando Ashley, la baterista de Legend, colisióno con él. Dèjan no era simpático ni se esforzaba por serlo a menos que algo, y por algún motivo, le interesase de manera especial, pero lo que sí era de pie a cabeza era un caballero, de modo que dejó caer el vaso que se estrelló con estrépito y estiró los brazos de forma automática para evitar la caída de la chica.

  • ¿Se encuentra bien?
  • ¡Ashley! – exclamó Naria que venía tras ella haciendo que Dèjan girase un poco la mirada
  • Dàmir… – estaba diciendo a su vez Ashley y Dèjan regresó su atención a ella
  • ¿Eres estúpida o qué? Este no es… – Naria detuvo su diatriba, abrió mucho los ojos al notar lo que había confundido a su amiga, y elevó las cejas
  • Lo lamento, pero su amiga tiene razón, señorita – dijo Dèjan – No soy él – agregó sonriendo
  • No, no eres – dijo Ashley separándose de él

En ese momento fue que Dèjan pudo mirarla con atención.  Era una chica a la que le calculó unos treinta años, aunque en realidad no llegaba a veinticinco; cabello rizado color arena, y unos bonitos ojos café, aunque estaban ligeramente enrojecidos y Dèjan concluyó que había estado llorando y no la verdadera razón. Mientras él analizaba a Ashley, Naria lo analizaba a él. A ella nunca le habían caído bien los chicos de Zora, y aunque nadie sabía por qué, la secretaria de Steven sostenía que era, porque en opinión de la cantante, Steven los consentía mucho. Leyend  había firmado con Recordline hacía apenas un año, pues antes estaban con otro sello disquero, pero desde entonces y siempre que se encontraba con Zora por los pasillos o en los estudios de grabación, apenas si se molestaba en saludar. A raíz de la gira, Lorraine, Alexa y Ashley habían modificado la postura, aunque en realidad la primera y la última nunca haían sustentado la misma opinión de Naria; Lorraine, porque nunca le caía mal nadie, y Ashley, porque había perdido su desequilibrada cabeza por Dàmir desde el minuto cero y sin siquiera conocerlo. En el caso de Rachel no había nada qué hacer, porque a ella parecía caerle mal todo el mundo, ella incluida. No obstante, y aunque por el motivo que fuera, Naria no soportaba a Dàmir, al ver a Dèjan y a pesar de que estaba viendo la misma cara, ni la expresión, los ojos o la sonrisa, se correspondían con los que conocía, y además experimentó la misma sensación que en su opinión debían experimentar aquellos que eran golpeados con un objeto contundente. Dèjan no era de la clase que se pudiese considerar bello, pero posía un atractivo masculinamente salvaje que por cierto le había heredado a su hijo, aunque en éste se percibía diferente debido a su actitud más afable, su dulzura natural y a su generalmente apacible mirada. A Naria le bastó una mirada fugaz para determinar que aquel no era Dàmir y no por una cuestión de visión, sino de percepción, pero también estuvo segura que debía ser su hermano, algo que también notaron sus compañeras al acercarse, y como habría sido mucho esperar que Rachel guardase silencio, fue la que habló.

  • Como no teníamos bastante con un Izadik, ahora tenemos dos

Pero como a quien se dirigía, le llevaba una grosera ventaja otorgada por la larga experiencia en materia de antipatía, la miró de arriba abajo como solo él podía mirar.

  • Y como ciertamente usted no tiene a ninguno  de nosotros, podemos concluir que somos sujetos afortunados, lo que penosamente para usted, claro, no es su caso – dicho esto miró de nuevo a Ashley – Lamento si le causé algún daño, señorita. Que tengan buena noche. Permiso – agregó despidiéndose de las demás, pero sin incluir en la mirada a Rachel

Ashley tenía expresión de decepción; Naria seguía tan pálida como si hubiese visto a un fantasma; la boca de Lorraine era una perfecta “o”; Rachel tenía expresión de ira que por lo demás no era muy diferente  a la usual, y en el caso de Alexa, seguía con la mirada a Dèjan, pero fue la única que pudo hablar.

  • Que alguien me diga si ese individuo es real o si estoy soñando
  • Parece un… príncipe – opinó Lorraine
  • ¿Qué les pasa? – pregunto Rachel del peor humor – Es otro maldito Izadik
  • Pues maldito  o no, a mí no me importaría llevármelo a la cama – dijo Alexa




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