Acordes del Corazón (libro 5. Персегуидос)

Cap. 2 Sentimientos

 

En cuanto Mihailo y Ajle llegaron al hospital, el primero dejó a su hermano con Edvin mientras él corría hacia las salas de urgencias. Edvin se encargó de poner al corriente a Ajle acerca de cómo habían estado las cosas, y si bien el chico no solo había conservado la calma, sino que junto a Edvin había intentado sacar a Kerim del pozo donde había caído, un poco después se complicarían las cosas.

Zêgar tampoco la tuvo fácil, porque Ivar y a pesar de ser quien era y dedicarse a lo que se dedicaba, era habitualmente un sujeto agradable y fácil de tratar, pero él sabía que debajo de esa capa de caballerosidad y simpatía, estaba bien guardado el sujeto frío, inteligente y peligroso que en realidad era. De modo que con resignación hizo la llamada. Ivar demoró un poco en contestar, pues estaba en inmejorable compañía y actividad en aquel momento, pero en cuanto escuchó la voz de Zêgar y sabiendo en lo que lo tenía, hizo a un lado a la sorprendida chica incorporándose en la cama.

  • Šta se dogodilo? [1]

La chica que estaba con Ivar tuvo un momento de pánico al ver la expresión del individuo, así que sin saber qué estaba sucediendo, se apresuró a salir de la cama huyendo hacia el baño.

Ivar Besevic era el jefe de una maquinaria que funcionaba con precisión matemática, de modo que en cuanto se asomó a la puerta, no solo había un coche esperándolo, sino que ya el avión estaba a punto también y a la espera de su llegada para despegar.

 

Nick y Charlie la habían tenido difícil para controlar a Jesse, y a ello había venido a agregarse la histeria de Giuliana que estaba recibiendo el alterado informe de John, así que Nick concluyó que lo mejor que podía hacer, y aunque no les gustase, era llevar a sus hermanas al condenado hospital, porque Giuliana no estaba en condiciones de tomar un volante. Jesse quería ir tal y como estaba, pero Nick la convenció de que no podía ir por ahí en pijama, así que ella se cambió a toda prisa, aunque se olvidó de la chaqueta y fue Charlie quien se ocupó de buscarle una y partieron.

  • ¡Date prisa, Carlo!
  • Déjate los dedos, enana – le dijo Nick quitándole la mano de la boca
  • Ya no voy a morir por eso – dijo de malas

Aquello era algo que le había peleado mucho David durante su hospitalización, pues aquella costumbre de morderse las orillas de los dedos cuando estaba nerviosa, en opinión del galeno terminaría por causarle una seria infección, así que aunque ahora lo hacía menos, era un hábito que persistía sobre todo si algo la alteraba mucho. En cuanto llegaron casi tiró a Nick del auto y acto seguido se lanzó a correr hacia la emergencia. Con el primero que se encontró fue con Paulo que tuvo alguna dificultad para reconocerla, ya que en los últimos tiempos Jesse había cambiado mucho.

  • Disculpe señorita – le dijo en cuanto ella colisionó con él
  • ¡Paulo!
  • ¿Jesse? – preguntó él y ella asintió – ¡Demonios, estás muy…!
  • ¡Olvídate de mi maldito aspecto y dime qué sucedió!

Paulo sintió el incontenible deseo de reír al escucharla, pues tal vez había cambiado por fuera, pero por dentro seguía siendo el mismo Jesse que recordaba. Sin embargo, el deseo de reír se le pasaría al ver a los dos individuos que evidentemente venían con ella y con Giuliana.

Giuliana por su parte se había ido derecha hacia donde estaban los chicos que seguían en su cruzada por hacer hablar a Kerim, pero antes de que ella pudiese decir nada, vieron que se abrían las puertas de una de las salas sacando una camilla y sus portadores parecían llevar mucha prisa. Nadie alcanzó a ver a quién llevaban en ella, pero se alteraron lo mismo, pues les pareció detectar una cabellera negra.

  • ¡Oiga! – dijo Ioan
  • Lo siento, debemos llevarla a quirófano con urgencia – dijo el médico

El género les aclaró que se trataba de Limeriè, pero eso no mejoraba en nada sus ánimos que empeorarían mucho un minuto después cuando vieron salir a David.

  • ¿David? – dijo Ioan de nuevo
  • Ya hice todo lo que podía por estabilizarlo, ahora todo está en manos de los cirujanos – le dijo
  • David – dijo Jesse acercándose
  • ¿Jesse? ¿Qué estás haciendo tú aquí? – preguntó él

Pero ella no pudo contestar, porque en ese momento escucharon el odioso y terrible sonido de los aparatos que monitoreaban las constantes de los pacientes y aquello los paralizó.

  • ¡Doctor Mikeljevic! – gritó alguien y David se giró corriendo hacia dentro

Pero en ese momento también salían los portadores de otra camilla y apenas si tuvieron una ligerísima visión del pálido rostro de Dàmir, pero la misma unida a lo que acababan de escuchar, había lanzado a Ajle al abismo habitual tal y como Mihailo había temido. El médico que iba con Dàmir, sí se detuvo un poco dándole a Ioan la breve explicación que David no había tenido ocasión de darle.

  • Ioan – dijo Jesse en cuanto el médico siguió a la camilla

Él le había prestado escasa atención y experimentó el mismo malestar que experimentaba siempre desde que se había enterado que era una chica, pero ella no le prestó atención a su expresión y continuó.

  • ¿Dónde está el jefe? – preguntó, pero como él no contestó de manera inmediata – ¡Ioan! – exclamó sacudiéndolo




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