Cap. 4 En la habitación
Jesse llevaba meses sin ver a Dèjan, pero en aquel momento recordó que el día de la premiación había notado unas oscuras sombras alrededor de sus ojos, y como seguía teniéndolas, su preocupación aumentó varios grados. Como ella no estaba ni acostumbrada ni hecha para la inactividad o el silencio, después de asomarse y ordenarle a Charlie recabar información acerca de Dàmir, volvió dentro y comenzó a arreglar las mantas mientras se peleaba con Dèjan diciéndole, entre otras muchas cosas, lo necio que era y no parecía importarle que el individuo no pudiese escucharla. Ioan había estado yendo y viniendo, pero nunca se quedaba mucho tiempo, pues desde la primera vez que se había asomado, Jesse la había emprendido en su contra y él prefirió huir prudentemente, así que Jesse seguiría peleándose con Dèjan.
- Sé que eres un buen padre o al menos eso dice Dàmir, pero eres muy estúpido si vas por ahí sufriendo infartos, porque sabes que no puedes morirte y dejarlo solo ¿bueno?
Paulo que había sido más valiente que Ioan, estuvo a punto de repetirle que aquello no había sucedido, pero concluyó que eso sería inútil, pues ella seguía tan terca como siempre, y si había decidido que así había sido, él perdería miserablemente su tiempo insistiendo en lo contrario. Sin embargo, Paulo se puso alerta cuando ella hizo repentino silencio y parecía mirar a Dèjan con atención.
- ¿Qué sucede contigo, jefe? – preguntó en tono disgustado – ¿Acaso donde sea que estás, no hay dónde cortarse el cabello o es que piensas dejártelo tan largo como tu hijo? Porque si es así, te recuerdo que estás muy viejo para esas payasadas
Paulo sonrió y tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para no reír en forma escandalosa, porque si Dèjan era exagerado y él sabía que lo era, Jesse acababa de destronarlo con aquel comentario, pues si bien y debido a la mencionada exageración de Dèjan, era cierto que iba a cortarse el cabello casi todas las semanas, en las dos últimas había estado tan ocupado viajando de un lugar a otro, que no había tenido ocasión, pero de ninguna manera podía decirse que lo tuviese largo y en realidad Paulo se preguntó cómo había notado ella algo tan irrelevante.
- Mira eso – la escuchó y vio que le apartaba un mechón que caía sobre la frente de Dèjan – Tanto escándalo que hacías diciendo que yo parecía Rapunzel y mírate tú.
Entre tanto, Nick estaba insultándose por la feliz idea de haber llevado a sus hermanas, pero Charlie le recordó que no habría podido impedirles ir por su cuenta. Charlie también había cumplido diligentemente con lo que Jesse le había encargado y la había mantenido al tanto de cómo iba Dàmir. Cerca del amanecer, fue Nick quien llamó a la puerta, pero solo lo hizo para entregarle un vaso con café.
- Nick – escucharon ambos la voz de David, así que Nick se giró mientras que Jesse miraba por encima de su hombro – Te he dicho que ella no debería tomar tanto café
- Créeme Doc, aunque sé que lo dudas, aprecio mi vida y… – no terminó, porque Jesse lo interrumpió de dos formas distintas, una fue el golpe en la cabeza y la otra dirigiéndose a David
- Hasta que finalmente apareces – le dijo en tono ominoso – Olvídate de la cantidad de café que consumo y ocúpate de lo importante. Ya sé que eres muy bueno y que todo el mundo quiere que lo atiendas, pero se supone que este tipo es tu amigo, así que está mal que te olvides de él
David había terminado de entrar junto con Ioan mientras que Nick cerró la puerta quedándose fuera, pues seguía sin soportar a aquel odioso sujeto, estuviese dormido o despierto.
- No me he olvidado – dijo David mientras chequeaba a Dèjan – y le pedí a un colega que viniese, pero tú te encargaste de evitar que hiciese su trabajo
- No es cierto – dijo ella, pero miró a Ioan con hostilidad – ¿Tú le dijiste eso? – le preguntó y como parecía a punto de golpearlo, Ioan dio un paso atrás, aunque ella ni lo golpearía ni lo dejaría hablar tampoco – Ese estúpido que enviaste no tenía ni idea de cómo hacer las cosas, porque pretendía despertarlo y sabemos que eso habría sido malo, porque no sabíamos nada de Dàmir y eso le habría causado otro infarto y entonces…
- Jesse – la detuvo David – en primer lugar, Dèjan no ha sido víctima de ningún infarto
- ¿Ah no? ¿Y entonces qué le sucede?
- He estado intentando decírselo desde… – intentó Paulo, pero fue ignorado, así que concluyó que le habría hecho falta una titulación en medicina para que Jesse le creyera
- No le sucede nada ahora – puntualizó David – pero llegó con una crisis severa, sus constantes vitales…
- De modo que yo entienda, David – lo interrumpió ella en tono peligroso, algo que sumado al hecho de que lo llamase por su nombre y no doc como lo llamaban Nick y sus chicos, convenció al galeno de ser no solo sencillo, sino muy específico
- A ver Jesse, recuerdas que en una ocasión te expliqué el funcionamiento del corazón y lo que era la presión arterial ¿verdad? – preguntó y ella asintió – Bien, cuando la presión incrementa o disminuye de forma violenta, y siendo que transporta el oxígeno tanto al corazón como al cerebro, lógicamente tiene un impacto importante en cualquiera de los dos o en ambos. Dado lo que todos sabemos, es decir, que Dèjan es hipersensible…
- Íbamos bien, doc – lo interrumpió ella, pues no consideraba a Dèjan ni siquiera sensible menos aun hiper – porque ese tipo no es…
- Lo es, al menos con respecto a Dàmir – la interrumpió él a su vez – De modo que al ver lo sucedido, su sistema colapsó; su respiración se detuvo por unos segundos dejando de enviar oxígeno al corazón y al cerebro, las pulsaciones del corazón disminuyeron drásticamente, aunque sin llegar a detenerse del todo, razón por la cual no llegó a hacer un paro cardio-respiratorio, pero debido a la violenta disminución, fue que perdió el conocimiento.