Cuando David regresó, ya Jesse había salido del baño y estaba discutiendo con Dèjan, Dios sabía por qué, pero suspendieron su pleito cuando David le extendió la hoja a Dèjan.
Jesse le quitó el papel a Dèjan, y como efectivamente era lo que él había dicho, no puso objeciones cuando Dèjan se incorporó.
Paulo habría podido reír al verle la expresión a Dèjan, pero como le tenía aprecio a su vida, no lo hizo.
Jesse lo miró mal, pero no dijo nada, sino que se giró hacia la puerta y salió.
Siendo que Jesse no había respondido, Dèjan encontraba sumamente importante asegurarse de que no se marcharía y por eso envió a Paulo, mientras que éste pensaba que si ella quería marcharse, él nada podría hacer, porque aparte de que ella por sí misma ya era un problema, él no había olvidado que había dos peligrosos individuos que no dudarían en atacarlo si intentaba cualquier cosa.
Afortunadamente Jesse en verdad no parecía tener intenciones de ir a ninguna parte, y lo que sí hizo fue caminar hacia los chicos quitándole algo que comía uno de ellos.
Dèjan y si bien estaba vistiéndose a toda prisa, su cerebro estaba corriendo más aún para encontrar el modo de retener a Jesse e insultándose por no haber pensado en aquello; a pesar de todo, en cuanto se colocó la chaqueta se dio mucha prisa en salir. Jesse dejó a los chicos y se fue derecha hacia él mientras Nick y Charlie pensaban que aquel infeliz en verdad era muy necio, pues ellos no sabían que ya podía marcharse, aunque saberlo no modificaría en nada su opinión.
En aquel punto Dèjan bajó la cabeza y compuso expresión de pena. Aunque Jesse con dificultad le llegaba al pecho, igual se acercó más ladeando la cabeza como para mirarlo mejor, aunque luego se arrepentiría de eso, porque pudo ver con claridad la expresión de pena y dolor y se sintió terrible, pero casi enseguida se reprendió diciéndose que no había dicho nada malo.
Jesse había elevado las cejas al igual que Paulo, y aunque ambos lo habían hecho por la misma razón, tenían motivos diferentes. El de Paulo era, porque a pesar de estar perfectamente al tanto de lo que acababa de escuchar, era la primera vez que se lo escuchaba a él, pues lo normal era que Ioan lo dijese y que Dèjan se enfadase. Y en el caso de Jesse que no había tenido un padre ni bueno ni malo, lo que pensó por una parte, fue que debía ser fantástico tener uno como Dèjan, y por la otra, no entendía por qué eso debía hacerlo sentir mal y demoraría más bien poco en entenderlo, aunque no sería justo en ese momento, así como tampoco tenía explicación para su propio malestar, de modo que se frotó la nariz como lo había hecho en el pasado cada vez que se sentía incómoda.