Giuliana asistida por John, había estado lidiando tanto con los compromisos como con la prensa, siendo esto último lo que más problemas había dado. La directiva del hospital había tenido que pedir la asistencia de las autoridades policiales para que despejasen las entradas, ya que los majaderos aquellos parecían ignorar que era vital mantenerlas libres para recibir las emergencias diarias. Varios reporteros audaces habían intentado colarse para llegar a Dàmir y a Limeriè, pero burlar la seguridad de CZ era un reto que los superaba, sin contar con que también estaban los hombres de Zêgar que podían ser silenciosos y casi invisibles, pero mucho más peligrosos que los anteriores. En razón de esto y debido al hermetismo de las autoridades policiales con relación a las investigaciones, la prensa comenzaría a tejer las más diversas teorías que iban desde las más absurdas hasta las más decididamente enfermas. Dàmir no solía prestar atención a aquella clase de cosas, pero los hermanos de Justine eran otro asunto.
La familia Dorel Limeriè en la actualidad, estaba compuesta por los seis hermanos únicamente, pues habían quedado huérfanos cuando Justine tenía ocho años. Inicialmente y cuando tuvo lugar la tragedia en la que el matrimonio perdió la vida, los abuelos maternos de los chicos se hicieron cargo de ellos llevándoselos a Francia, pero un par de años más tarde, cuando Noah, el mayor de los hermanos, alcanzó la mayoría de edad, decidió regresar a casa y sus hermanos quisieron volver con él a Canadá. Los abuelos no estaban para nada de acuerdo con aquello, porque aparte de que no lo estaban ni siquiera con que Noah se marchase, menos aún con que se llevase a sus hermanos, pues no lo consideraban lo bastante responsable. Los padres de Lucille, la madre de los chicos, nunca aprobaron el matrimonio de su única hija con aquel loco peligroso como llamaban a Pierre, y siendo que “el loco” demostró serlo, al menos a sus ojos, pues se llevó a la dulce y joven Lucille a Canadá, ignorando las objeciones de los padres de ésta, no contribuyó a mejorar la opinión que tenían de él. Sin embargo, Pierre también había tenido unos padres mucho más desquiciados que el hijo, en opinión de todo el mundo, pero que tenían la ventaja de la buena posición y montones de dinero, así que Noah recurrió a sus muy particulares abuelos paternos cuando los maternos quisieron pelearle la custodia de sus hermanos. Por supuesto aquel horroroso pleito acabó con las relaciones de los chicos con los Limeriè, pero ellos pudieron regresar a casa.
Pierre Dorel no estaba tan loco como sus suegros, y todos en realidad, creían, y aparte de los coches, también le gustaba la tecnología, de manera que, y aunque habría podido recurrir a sus padres para que lo apoyasen económicamente, decidió convertir el garaje de su casa en un pequeño taller de reparación de aparatos eléctricos, y tuvo éxito, de modo que pronto pudo instalarse en un local más grande. El mencionado éxito fue algo muy afortunado, pues su familia crecía más deprisa que el negocio, y para ese momento ya tenía tres hijos y otro en camino.
Lucille era perfectamente feliz jugando a las muñecas con sus bebés, y era muy posible que hubiese seguido teniéndolos de no ser, porque el médico habló con Pierre en oportunidad del nacimiento de Justine, mismo que fue terriblemente problemático y lo convenció de esterilizar a Lucille, ya que ella parecía incapaz de recordar algo tan sencillo como tomarse la píldora anticonceptiva.
Todo marchó bien para los Dorel por un tiempo, Pierre había hecho crecer su negocio quizá no tanto como habría sido en otras circunstancias, pues con seis hijos que mantener, no era tan sencillo, pero aun así logró abrir un par de sucursales y vivían con bastante comodidad. Sin embargo, la tragedia hizo su aparición en la navidad en la que Justine cumplía ocho años. La familia había decidido pasar las fiestas en las montañas, pero un inconveniente derrumbe arrastró el remolque; Lucille, y según el informe forense, murió de forma instantánea, mientras que Pierre lo hizo mucho después y producto de la hemorragia interna. Aunque era posible que los médicos no lo supiesen nunca, tal vez Pierre habría podido salvarse si la ayuda hubiese llegado antes y si él no se hubiese empeñado en sacar a los niños más pequeños que habían quedado atrapados en la cabina, y de hecho, cuando los encontraron, Pierre tenía abrazada a Justine.
Después de los funerales, los niños fueron llevados a Francia, y como ya se dijo, poco después regresaron a Canadá. Peter Swan, amigo de Pierre, se había hecho cargo del negocio, pero apenas llegaron los chicos, le entregó cuentas a Noah que no solo era el mayor, sino el que había heredado la sagacidad de su progenitor para los negocios. Noah le agradeció a Peter su honradez y lo hizo socio, pero una vez arreglado aquello, Noah se enfrentaba al enorme compromiso de encargarse de sus cinco hermanos, dentro de los que había una chica, y si bien se había mostrado optimista con relación a los varones, lo aterraba no saber qué hacer con su hermanita.
El que lo seguía en edad era Eugene, un individuo silencioso que vivía con la nariz metida en los libros, y como decía la maligna Justine, podían estar seguros de que por lo menos sabía leer, pero no subsistía la misma seguridad con respecto a su capacidad para hablar. El tercero era Lorian, por lejos el más atractivo, pero también el más problemático, algo de lo que Noah estaba perfectamente al tanto, pues había sido partícipe de todas las locuras de la criatura, pero siendo que ahora estaba en el bando contrario, como decía el loco, estaba seguro que su hermano iba a hacerle la vida miserable. No obstante, la naturaleza se había mostrado generosa dándole a Lorian una especie de consciencia externa en la persona de Michel, que era el cuarto en la línea, pero, además, entre Lorian y Michel había la diferencia mínima requerida de edad, pues sus padres se habían dado una extraordinaria prisa en el encargo, y Michel mucha más por llegar al mundo, pues no había esperado el tiempo reglamentario, sino que había sido prematuro. De manera que Lorian y Michel habían nacido el mismo año, Lorian en febrero y Michel en noviembre, algo completamente inusual, y Pierre solía decir que la prisa de Michel obedecía, a que de algún modo sabía que debía cuidar del pequeño demonio que lo había precedido, pero Noah siempre se preguntó si era que sus padres habían sabido eso también y por ello se habían dado ellos tanta prisa en encargarlo. Aun así, el asunto no se presentaba fácil, porque así como Michel perseguía a Lorian, éste ponía mucho empeño en ignorarlo. El quinto de los varones era Damien, y como decía Lorian, era un espécimen extremadamente raro a quien no gustaba nadie y eso lo incluía a él mismo. Nadie parecía saber qué quería Damien en la vida, salvo pasar la misma en un laboratorio, y de hecho era lo que hacía desde que podían recordar, y aunque reaccionaba mal a casi todo, se volvía directamente violento cuando alguien osaba siquiera mirar a su hermana, ya no digamos molestarla de cualquier manera.