Acordes del Corazón (libro 5. Персегуидос)

Cap. 16 Tía

 

La estadía de Dàmir en el hospital,  y como cabría haber supuesto, trajo consigo la visita de todos sus primos, aunque algunos solo fueron por compromiso, pero también la visita de sus abuelos, aunque Admir, y después de la primera vez, tuvo el buen juicio de no volver a entrar y se contentaba con llevar a su mujer y esperarla fuera, pero como Zara seguía delicada y todo el estrés vivido no contribuía con su salud, volvieron a Hungría en cuanto les aseguraron que Dàmir estaba fuera de peligro. Las hermanas de Dèjan también habían cumplido con ir, pero solo una vez para buena fortuna de Dàmir, porque de lo contrario y como él mismo les dijo a sus amigos, se habría puesto a vomitar si tenía que verlas de nuevo. Sin embargo, hubo una excepción, la de Mirjana, la madre de Drasko y de los gemelos, quien había estado en el hospital casi tantas veces como sus hijos. Esto a quien primero molestó fue a Dèjan, pero Pitja lo frenó antes de que le dijese algo demasiado desagradable a Mirjana.

  • Dete, no solo es tu hermana, sino que de todas, fue quien más te echó de menos.
  • No digas tonterías, Pitja – dijo él – Mirjana no sabe ni donde tiene la cabeza
  • Esa es Jalena – dijo ella en tono de reprobación – y quien parece perdido eres tú si no recuerdas los muchos problemas en los que metiste a tu hermana

Quizá debido al largo y continuado ejercicio que llevaba más de veinte años practicando, en el sentido de olvidar que tenía una familia, Dèjan en verdad no era que hubiese olvidado lo que decía Pitja, sino que simplemente se había esforzado en no volver a pensar en nada que tuviese que ver con su infancia y su traumática adolescencia, pero en ese momento sonrió cuando algunas imágenes se presentaron a su memoria.

Mirjana era la menor de sus hermanas, y hasta que Dèjan nació, había sido la criatura más cuidada y consentida, tanto, que Admir decidió que Edna, la nana de sus otras tres hijas, no podría ocuparse de una cuarta y fue cuando una muy joven Pitja fue contratada para hacerse cargo exclusivamente de la bebita, y aunque con posterioridad Pitja perdería la cabeza por el varón, no por eso dejaría de ver a Mirjana como la niña pequeña que ya no era, y a pesar de que quería a todos los niños de la última generación, obviamente los de Mirjana, incluida Izkra, eran sus consentidos, pero Drasko estaba por encima de todo y de todos, aunque según Igor, no era por el muy cuestionable encanto de su primo, sino porque era el más parecido a Dèjan. A pesar de que Mirjana ya iba a cumplir ocho años cuando tanto ella como sus hermanas, fueron sorprendidas con la noticia del embarazo de su madre, cuando Dèjan nació, Mirjana no se sintió desplazada como habría podido suceder teniendo en cuenta la enorme atención que le daban todos y en especial su padre, sino que estaba casi tan emocionada como sus padres, y en opinión de seres tan malignos como su hermana Olga, Mirjana pensó que aquel era otro juguete de su exclusiva propiedad y se pasaba la vida cuidándolo, cambiándolo de ropa o peinándolo como si fuese una de sus muñecas. Por supuesto Olga estaba equivocadísima, pues Mirjana no era estúpida y sabía que aquel era su hermanito, lo que sucedía era que Mirjana siempre pareció tener muy desarrollado el instinto maternal y comenzó a practicarlo con su hermano.

Cuando Admir envió a Dèjan fuera de casa, para Mirjana fue una auténtica tragedia, cayó en una depresión de la que demoraría mucho tiempo en salir, y cuando Dèjan regresó, si es que podía llamársele regreso a su breve estadía en casa antes de embarcarse en la búsqueda de su hijo, ella no tuvo oportunidad de nada, pues su pequeño hermano ya no lo era, de manera que tuvo que aceptar no solo lo anterior, sino que ya no volvería a ser el mismo nunca más, y aunque le seguía doliendo aquel alejamiento, se esforzó en respetarlo. Pero mientras Pitja pensaba en todo esto, Dèjan había estado recordando muchas otras cosas de las que tal vez su vieja nana no tenía idea, así que rio y colocó sus manos en los hombros de la mujer.

  • Tranquilízate, Pitja, prometo que no voy a sacar un cuchillo para clavárselo en el corazón
  • ¡Dèjan!

Jesse que iba llegando en compañía de Charlie y del entrometido de Vinnie, se detuvo en seco al escucharlo reír.

  • No lo puedo creer – dijo Charlie – ¿El infeliz ese sabe reír?

Pero si bien Jesse lo había visto en algunas ocasiones, pocas, pero lo había visto, en ese momento lo que la impresionó fue el tono tan Dàmir con el que se estaba dirigiendo a Pitja. Dèjan que había visto a los que se acercaban, juntó las cejas y dejó de reír por la compañía en la que venía Jesse. Sin embargo, no alcanzó ni a saludar, porque ella dio media vuelta y echó a correr con Charlie haciéndolo tras ella, mientras que Vinnie se había quedado allí mirando a Dèjan con curiosidad.

  • ¡A un lado, niño! – exclamó como si Vinnie tuviese intenciones de impedirle el paso, pero como no era así, se apartó
  • Adelante, alteza – dijo en tono burlón

Vinnie al igual que su hermano, era un payaso, pero mientras Charlie solo molestaba a Dèjan cuando éste hacía o decía algo a Jesse y él estaba presente, Vinnie lo hacía cada vez que lo veía sin importar dónde o en qué circunstancias se encontrasen, y siempre lo llamaba del mismo modo. Alteza.

Dèjan no pudo darle alcance a Jesse y tal vez nunca se enteraría que ella casi había chocado con Ivar que estaba bajando de su coche, y él, intuyendo que algo no iba bien, la sujetó y la introdujo en el vehículo haciéndole señas a Charlie para que subiese también.




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