Acordes del Corazón (libro 5. Персегуидос)

Cap. 19 Accidente

 

Como Charlie no estaba y a Nick no le gustaba conducir, y de hecho pensaba que lo hacía muy mal, esperaban a Sam cuando Jesse se hartó.

  • ¿Este imbécil no tiene idea de lo que es puntualidad? Claro que no, tal vez ni siquiera tiene un reloj
  • Cálmate enana, es temprano todavía
  • Me voy
  • ¡Ey! Tenemos que esperar, porque…
  • Que tú no sepas conducir – dijo con malignidad – No me pone a mí en la misma penosa situación
  • Enana, tú tampoco sabes conducir
  • Sabes que Carlo me está enseñando, Nicola
  • Claro, pero después de que casi le rompes la cabeza, dudo que haya una próxima clase, y si no me equivoco, sería la… ¿tercera?

Sam y Neal llegaron y pudieron partir antes de que Jesse la emprendiese en contra de Nick. Mientras Jesse iba riñendo a Sam, Nick abrió el diario en la sección de finanzas y mientras leía, recordó una de sus últimas conversaciones con Ivar.

  • ¿No has pensado en dedicarte a otra cosa, Nick?
  • ¿Por qué iba a hacer eso?
  • Por Isabella
  • Escucha, no la involucro en mis actividades y en cualquier caso, no podría hacer nada más, sabes que ni siquiera terminé la escuela
  • Con respecto a lo primero, lo sé. ¿Pero y si algo te sucediera? ¿Has pensado en cómo la afectaría perderte?
  • Mi vida no está en peligro, Ivar
  • ¿No?
  • No, te recuerdo que el peligro soy yo para otros a los que ni siquiera conozco
  • Nick, quisiera pensar que así es, pero tú y yo sabemos que no es cierto y creo que no tengo que explicarte los motivos. Pero olvidemos eso, porque también – acentuó para que no le quedase duda de que efectivamente sabía cualquier cosa que fuese a decir – que has hecho inversiones rentables en la bolsa, pero eso es algo inestable. Sin embargo, podrías invertir lo que has ganado en algo más tangible y legal. Al menos piénsalo, y si te decides, yo podría ayudarte
  • Bien
  • Nick, no solo en eso, sino que si necesitas mi ayuda en cualquier otra circunstancia, solo llama

Aquella conversación, y aunque no había sido muy larga, había sembrado la inquietud en Nick, tanto, que Charlie notó que algo le sucedía y se lo preguntó en su forma directa, de modo que Nick le refirió la misma y su amigo lo sorprendió con una opinión similar.

  • ¿Por qué no me habías dicho nada?
  • Vamos Nick, sabemos que en esta sociedad tú eres el cerebro, así que, por qué iba a pensar que yo tenía razón – dijo con su también honestidad característica

El asunto era que lo había estado pensando y preguntándose si había llegado el momento de enderezar su vida, pero Nick era obsesivo en todas las áreas de la misma, así que también se dijo que aunque lo intentase, posiblemente no podría, porque sus actos iban a perseguirlo el resto de su vida. Él sabía que nada de lo que había hecho era susceptible a redimirse, y si bien intentaba de alguna manera reparar parte del daño a través del centro de actividades, nada les devolvería la vida a las personas a las que se la había arrebatado sin siquiera conocerlas. Aunque iba distraído, sus pensamientos quedaron súbitamente suspendidos cuando un auto que salió de una calle lateral, sin ninguna precaución, se estrelló en el lateral derecho del suyo haciéndolos rodar varios metros e impactando contra un poste del alumbrado.

Jesse perdió el conocimiento y no se enteró de casi nada, mientras que los chicos, que seguían conscientes, enseguida notaron que aquello no había sido un accidente al escuchar los disparos. A pesar de que a Nick lo estaba matando el dolor, pues el impacto había sido justo de su lado, igual extrajo su arma.

Tanto Sam como Neal pensaron que no saldrían de aquella, pero el primer disparo de Nick se clavó con precisión en la frente de uno de los atacantes, Neal alcanzó en el cuello a otro y Sam solo le acertó a la pierna  a un tercero; Nick logró despachar a otro con extraordinaria velocidad, pero cuando apuntaba a un tercero, ese y dos más cayeron casi al mismo tiempo.

  • ¡Neal, Sam, ayúdenme a sacar a la enana! – dijo Nick con urgencia

La cuestión era que los tres parecían imposibilitados, pues Sam tenía un dolor horroroso en el brazo, y Neal tanto en el brazo como en la pierna, pero Nick era terco, así que intentó abrir la puerta cuando escucharon una voz conocida.

  • Déjame a mí, Nico

Vinnie se había salvado de un balazo de puro milagro, porque cuando lo vieron correr, Neal y Sam lo habían apuntado, pero lo reconocieron a tiempo. Nick estaba intentando sujetar a Jesse, pero en verdad le dolía horrores mover el brazo.

  • Nico quédate quieto, ya viene la ayuda – dijo Vinnie cuando logró apartar la destrozada puerta – Estás sangrando, déjame ver… ¡Oh Dio! – exclamó y tanto Neal como Sam se alarmaron
  • ¿Qué? ¿Es muy malo? – preguntó Neal, pues él apenas podía moverse
  • Es… Isabella – dijo Sam que sí se había girado un poco y estaba mirando – Está herida – completó




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