Acordes del Corazón (libro 5. Персегуидос)

Cap. 20 Rescate

 

Después que los chicos habían abordado el avión, y mientras Kerim ponía al día a Josh, Dàmir había ido a hablar con Andrija.

  • Quiero saber todo lo que hay que saber de esto, porque imagino que no me dijiste todo lo que sabías ¿no es así?

Debido a lo que hacía, Andrija se había acostumbrado a hacer rápidos juicios acerca del carácter de las personas, pero en aquel momento pensó que nunca se había equivocado tanto con alguien, pues Dàmir estaba lejos de ser el chico hipersensible que había creído. De modo que, y de acuerdo a sus costumbres, le hizo un detallado relato de todo lo que había averiguado acerca de los Altamirano.

  • Y como dijiste, supongo que ya sabes dónde están
  • Lo sé
  • Y asumo también, que sacarlos de dónde quiera que eso sea, no va a ser fácil
  • Es improbable que nos espere una bienvenida – le dijo, y aunque pensó que Dàmir no diría nada más, se equivocó de nuevo
  • Entiendes que no hay manera de evitar que Edvin quiera ir él mismo a buscar a Lisa ¿no? – le dijo y Andrija asintió – Bien, entonces espero que tu… equipo, esté bien preparado para garantizar su seguridad
  • Sería mejor si…
  • No importa lo que tú creas – lo interrumpió – importa lo que yo te estoy diciendo y es de lo que vas a ocuparte. Los demás no te daremos problemas, pero respondes con tu vida por la de Edvin ¿me expresé con claridad?
  • Absoluta

El resto del vuelo los chicos se dedicaron a tranquilizar a Edvin, mientras que Andrija se ocupaba de planear lo que harían, algo que en otras circunstancias habría sido un trabajo casi rutinario, pero teniendo que hacer de niñera de ocho chicos que nunca habían tenido que lidiar con situaciones peligrosas, el asunto cambiaba, y también lamentó que Dàmir hubiese decidido dedicarse a lo que se dedicaba, porque no le cabía duda de que el muchachito era un digno heredero de su sangre, y con la guía adecuada, Ivar también habría podido tener el mencionado heredero.

Antes de subirse al avión y mientras iba camino al aeropuerto, Josh había contactado con el departamento legal de Nueva York para que hubiese alguien apropiado esperándolos, pero una vez en el avión y después que Kerim le había contado lo sucedido, se enfrentó a la sonrisa burlona de John.

  • ¿Qué? – preguntó con aprensión
  • Si yo tuviese una asistente tan guapa, tampoco querría despegarme de ella
  • John – dijo en tono de fastidio, pero abrió mucho los ojos al ver hacia donde lo hacía él, y acto seguido se fue derecho hacia donde estaba la chica
  • Holden – dijo más alto de lo que había pretendido sobresaltando a la chica – ¿Qué demonios hace aquí?
  • No me dijo que pudiese ir a ninguna parte, señor

Josh se frotó al frente, pues si bien era cierto que ella estaba con él cuando habló con Ioan, como se dedicó a hacer los arreglos necesarios para su arribo a suelo norteamericano, se había olvidado de ella, pero siendo que ahora nada podía hacer a menos que decidiese lanzarla desde allí mismo, le dio la espalda, lo que fue aún peor, pues John seguía mirándolo con la misma expresión burlona. De modo que, aunque intentó concentrarse en alguno de los muchos asuntos pendientes, John no lo dejaría, así que dio gracias a los cielos cuando anunciaron que estaban por aterrizar.

La maquinaria de CZ funcionaba con la precisión de un reloj, porque a pesar de que las oficinas principales estaban en Nueva York y Los Ángeles, cuando bajaron del avión en Louisiana, ya estaba un grupo apropiado esperándolos para ocuparse de los trámites aduanales.

Andrija se separó brevemente del grupo para hablar con un sujeto de aspecto amenazante en opinión de Dàmir, que era quien no lo había perdido de vista, y después lo vio dirigirse a él.

  • Ya el primer grupo está en posición y pueden efectuar la extracción sin necesidad de que ustedes…
  • Olvídalo Andrija, andando
  • Y eso confirma que este chico es hijo de su padre – murmuró para sí mismo

Un momento después estaban en marcha, pero todos notaron el cambio de Edvin, pues durante el vuelo había estado muy abatido pensando en las mil y un cosas que habrían podido sucederle a Lis, y tan abatido como si hubiese muerto alguien, sin embargo, ahora iba vociferando insensateces.

 

 

Denisse, la madre de los Altamirano, se las había arreglado para que el padre de los chicos no notase su ausencia, y como la mayor parte del tiempo estaba ebrio, no tuvo mayores problemas. Una noche cualquiera y sin motivo aparente, Juan Diego llegó furioso y le propinó una horrorosa paliza que terminó con ella en el hospital. Lo que Denisse no sabía, era que el necio aquel estaba furioso, porque había perdido el coche en otra noche de malas apuestas y se desquitó con ella. Los vecinos que lo habían escuchado gritar, así como el ruido de cosas que se rompían, llamaron a la policía, pero para cuando llegaron, ya él se había marchado y solo llevaron a Denisse al hospital y dieron aviso a Joseph, y éste a su vez a sus hermanos, pero después que se aseguró del estado de su madre, se fue a buscar al desgraciado que tenía por padre y no descansó hasta encontrarlo y darle una paliza memorable.




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